Las consecuencias de dormir mal en la adolescencia

Dormir es fundamental para el desarrollo de los adolescentes. A continuación te explicamos las consecuencias de dormir mal en esta etapa.
Las consecuencias de dormir mal en la adolescencia
Ana Couñago

Escrito y verificado por la psicóloga Ana Couñago.

Última actualización: 08 julio, 2020

Dormir es un acto que realizamos de forma automática todos los días, algo muy importante para regenerar la mente y el cuerpo. Esto es fundamental para cualquier persona, pero especialmente para aquellas que están en pleno proceso de desarrollo. Por ello, hemos elaborado el siguiente artículo sobre las consecuencias de dormir mal en la adolescencia.

Durante esta etapa, los jóvenes experimentan diversos cambios físicos, psicológicos, emocionales y sociales que también pueden afectar a la calidad del sueño.

Los motivos de dormir mal en la adolescencia

Al dormir, se alternan, a lo largo de la noche, dos tipos de sueño:

  • El sueño NREM: distribuido en cuatro fases que pasan desde la transición del sueño-vigilia hasta el sueño de ondas lentas.
  • El sueño REM: también llamado paradójico o de movimientos oculares rápidos.

En este sentido, el sueño profundo de ondas lentas parece ser la fase más importante. Ya que tiene la función básica de disminuir el metabolismo cerebral y permitir que el cerebro descanse. Además, se cree que el sueño REM guarda relación con el desarrollo del cerebro y del aprendizaje.

Las consecuencias de dormir mal en la adolescencia.

Dichas fases pueden verse alteradas con facilidad durante la adolescencia por motivos vinculados a una mala higiene del sueño o a los exigencias sociales que, actualmente, tienen los jóvenes estudiantes.

La higiene del sueño

Una buena higiene del sueño implica seguir una serie de prácticas necesarias para mantener un estado normal durante el sueño nocturno y durante la vigilia diurna. Así, los motivos de dormir mal en la adolescencia pueden ser:

  • Llevar hábitos de alimentación poco saludables, especialmente durante la noche.
  • Hacer ejercicio físico antes de dormir.
  • Consumir determinadas sustancias, como café, bebidas energéticas, tabaco, alcohol u otras drogas.
  • Ver series o películas hasta altas horas de la noche. 
  • Utilizar el móvil antes de dormir. 
  • Jugar a videojuegos durante la noche.

“La fase de transición de la infancia a la vida adulta debe facilitar el desarrollo de un adulto maduro, responsable y bien preparado. Para ello, es necesario un triunvirato de hábitos de vida saludable que permanezcan como estilos de vida perdurables. Los hábitos nutricionales y el ejercicio físico son dos pilares fundamentales. Un sueño saludable y adecuado permite unas horas de vigilia saludables. No tenemos salud si nuestro sueño no es saludable. Sin embargo, la enseñanza de este tercer pilar de la salud, generalmente, está ausente o es mínima”.

– William Charles Dement –

Las exigencias sociales

Si pensamos en las altas exigencias que existen en la sociedad actual, es posible que las demandas académicas y sociales afecten al sueño de los adolescentes. Muchos de ellos acuden a diversas actividades extraescolares o quedan durante la tarde con su grupo de amigos, y esto les impide cumplir sus obligaciones académicas durante el día.

De hecho, muchos jóvenes estudiantes pasan las noches despiertos haciendo deberes o estudiante para exámenes. Pero, paradójicamente, dormir pocas horas correlaciona con unos malos resultados, puesto que los adolescentes necesitan unos niveles óptimos en la calidad del sueño para obtener y procesar la información de forma adecuada, facilitando, así, el proceso de aprendizaje.

Las consecuencias de dormir mal en la adolescencia.

Las consecuencias de dormir mal en la adolescencia

Durante el curso escolar, los adolescentes deben enfrentarse diariamente a una jornada académica de varias horas, que puede estar condicionada por haber sufrido una mala noche el día anterior. Esto puede provocar diversas consecuencias nocivas, como:

  • Dificultad para atender a la explicación del profesor.
  • Problemas de concentración al realizar las tares. 
  • Fatiga y cansancio diurno.
  • Pérdida de memoria.
  • Dificultad para tomar apuntes sin distraerse.
  • Problemas sociales.
  • Bajo rendimiento académico o fracaso escolar
  • Irritabilidad y cambios en el estado de ánimo.
  • Reducción de la motivación y la energía.
  • Déficit en la resolución de problemas y la toma de decisiones. 

En definitiva, dormir mal impide un buen funcionamiento del cuerpo y de la mente, de modo que se producen disfunciones cognitivas, motoras y del estado de ánimo, que pueden afectar a la vida cotidiana. Así, hay que intentar solucionar los problemas de privación del sueño durante la adolescencia, pues estos pueden agravarse en la etapa adulta.


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