La dependencia emocional en los niños es normal y hasta beneficiosa durante las primeras etapas de la vida. El niño que siente apego por sus padres y recibe una respuesta afectiva, se sabe protegido, valorado, amado.
La seguridad y el afecto le permiten crecer como un ser humano fuerte en materia emocional, de alta autoestima y feliz. Sin embargo, el vínculo emocional con sus progenitores, a medida que este niño crece, debe ir disminuyendo de intensidad; solo así le será posible formar su identidad y alcanzar su completa autonomía.
“Para lograr su independencia, su desarrollo emocional, es vital que el niño deje de sentir la necesidad de protección de su figura de apego”
Evitar la dependencia emocional de un hijo no es abandonarlo
El hacer fuerte a un hijo en materia emocional no significa, en ningún caso, brindarle poco o afecto o criarlo sin ningún tipo de apego hacia sus padres. De hecho, la falta de cariño durante la infancia es una de las heridas emocionales que más daño puede hacerle a un menor.
Aquel niño que se cría sin cariño está sentenciado a ser infeliz, tener baja autoestima, sentirse deprimido y convertirse en alguien con poca empatía hacia sus iguales: duro, insensible, y con dificultad para descubrir el amor. El abandono emocional durante la niñez crea cicatrices muchas veces incurables, como lo hacen la falta de alimentos, educación o atención médica.
La importancia del apego seguro
El apego seguro, esa filosofía que se concentra en el cariño y el amor con el que se educa a un hijo, es la que sirve como base para que el niño, en el futuro, alcance su plena madurez física y emocional.
Criar a un hijo con apego es ofrecerle:
- Amor, confianza y contacto físico.
- Estímulos para su desarrollo físico y sensorial.
- Alimento.
- Asistencia médica.
- Educación.
- Un hogar donde se encuentre protegido.
- Una familia que le sirva como soporte emocional.
Para que un niño logre desprenderse de su dependencia emocional en el futuro, necesita durante la niñez un apego seguro que le ayude a conocer el mundo, probarse, experimentar y aprender todo cuanto precisa para desenvolverse él solo. De esta manera, llegará un momento en que se sienta seguro de actuar y tomar decisiones por sí mismo.
¿Cómo pasar de la dependencia a la independencia emocional?
Además de todo el amor y el apoyo que debes darle a tu hijo, para lograr que deje de ser dependiente de ti y de querer sentirse protegido siempre es necesario:
- Desprenderse de la sobreprotección. Esto es algo que le compete no solo a la madre sino también al resto de la familia. El pequeño de la casa no puede criarse con miedo al descubrimiento, a todo lo que pueda pasarle si se lanza a explorar su entorno. Él necesita investigar y hallar por sí solo, porque no aprenderá nada si tiene un séquito que le pone las cosas al alcance de la mano.
- Ofrecerle un tiempo de calidad. Un tiempo de calidad es aquel en el que mamá tiene los cinco sentidos dispuestos a atender los problemas, las dudas y las necesidades de su hijo, sin estar pendiente de cualquier otra cosa al mismo tiempo. Este es un momento en el que se está juntos, aun cuando solo sea para ver una película con tu hijo que ya hayáis visto cientos de veces.
- Ponerle límites y ser exigente con él. Ser una madre exigente y que pone límites no va a empañar el amor que sientes por él, por el contrario, servirá como catalizador para impulsarlo, para estimularlo en su desarrollo y en la educación que deseas para él.
- Los premios, los halagos durante la niñez, son como caramelos: dulces y siempre ansiados. Premiar a tu hijo, aunque sea por las simples tareas, lo hará sentir orgulloso de sí mismo y saber cuánto lo aprecias.
Para saltar de la dependencia a la independencia emocional no se necesitan grandes proezas. Solo es necesario un simple cambio en el estilo de vida y la crianza de tu hijo. Si la dependencia emocional es la que impera hoy en tu hogar, no te preocupes; con una simple variación en sus rutinas, tu hijo podrá convertirse en un ser humano con plena autonomía e independiente en materia emocional.
Bibliografía
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- Bowlby J. (1993). La separación afectiva. Barcelona: Paidós.
- Calle, D. A. (2012). APEGO, DESARROLLO Y REISLIENCIA. Informes Psicológicos.
- Castelló, J. (2000). Análisis del concepto dependencia emocional. In I Congreso Virtual de Psiquiatría (Vol. 5, No. 8). http://www.robertexto.com/archivo8/depend_emocio.htm