La custodia compartida tras el divorcio

Aunque no hay reglas estandarizadas para todos los casos de divorcios, en realidad la custodia compartida es una solución que genera opiniones muy diferentes. La felicidad del niño y su correcto desarrollo deben ser las claves.
La custodia compartida tras el divorcio
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Última actualización: 18 marzo, 2019

En los últimos años se ha incluido la figura de la custodia compartida para intentar que ninguno de los dos progenitores pierda la relación con sus hijos. Tras un divorcio, una de las mayores preocupaciones, tanto para los padres como para quienes hacen las leyes, es el bienestar de los niños.

Pero no hay fórmulas mágicas para minimizar el impacto de una separación en los pequeños. Las decisiones dependerán de la situación particular de cada familia y de la edad de los niños.

Sin embargo, este modelo de custodia compartida no siempre es el más adecuado y no está exento de polémica. A continuación, veremos algunos elementos para entender mejor la custodia compartida tras el divorcio.

La custodia compartida tras el divorcio en el papel

En teoría, la custodia compartida es una medida que pretende paliar la difícil situación de los hijos tras el divorcio. Con la custodia compartida se divide en partes iguales el tiempo que los niños pasan con su madre y con su padre. Esta división puede hacerse por semanas o por quincenas. Los costos de manutención también se dividen en partes iguales.

Esta solución puede parecer la más justa desde muchos puntos de vista. Los menores pueden seguir contando con un marco familiar de referencia a pesar de la ruptura afectiva de sus padres. Y esto les permite tener un desarrollo emocional normal y un crecimiento armónico.

Desde el punto de vista de los padres, la custodia compartida también parece una solución ideal. Por un lado, la responsabilidad de la crianza, el tiempo, el esfuerzo e incluso el dinero dedicado a los niños, son compartidos. Ninguno de los dos progenitores tendrá esa responsabilidad de forma exclusiva.

La custodia compartida tras el divorcio.

Por otro lado, tanto el padre como la madre podrán compartir la vida cotidiana de sus hijos y acompañarlos en su desarrollo, lo que les permitirá mantener un vínculo afectivo muy fuerte con ellos. Sin embargo, en la vida real y a la hora de las cosas prácticas, la custodia compartida puede no ser tan buena como parece.

Las dificultades en la vida real

La custodia compartida tras el divorcio puede traer muchas complicaciones prácticas. Lo primero que se debe considerar es la edad del niño. Por lo general, se recomienda que los menores de seis años estén con su principal figura de apego el mayor tiempo posible. Esta figura puede ser el padre o la madre, pero se debe evitar que un niño pequeño pase de uno a otro.

En estos casos, la ley española suele entregar la custodia a uno de los progenitores, generalmente a la madre. Quien tenga la custodia deberá ser muy generoso para facilitar al máximo la relación del niño con el otro. Esto será lo mejor para el bienestar emocional del pequeño.

En caso de niños de más de seis años, la idea de que el pequeño viva una semana aquí y otra allá, una semana en una casa y otra en otra, puede traer muchas dificultades prácticas y generar una gran inestabilidad.

Para tratar de paliar este problema, algunas parejas separadas optan por compartir la casa. Son ellos los que se turnan en el mismo hogar para que los niños no cambien de lugar.

Sin embargo, esta opción no siempre es aconsejable, por lo menos no de forma definitiva. La casa compartida suele generar más conflictos entre la pareja por temas de comida, gastos, limpieza, etc. Y esto acaba teniendo consecuencias negativas para el niño.

Una custodia compartida positiva tras el divorcio

En la práctica, la mayoría de parejas no quieren la custodia compartida tras el divorcio. Generalmente, los varones consideran que esta no es compatible con sus horarios de trabajo, su tiempo ni sus habilidades.

Sin embargo, en caso de que la pareja la solicite, es indispensable que el padre y la madre tengan la madurez emocional y la generosidad necesarias. También deben contar con la solvencia económica, así como los recursos afectivos y las habilidades que se requieren para cuidar y educar a un niño.

La custodia compartida tras el divorcio.

Finalmente, la mejor situación posible para un niño tras el divorcio de sus padres es, sin duda, que estos mantengan una relación de respeto y de buena comunicación.

Sea cual sea la situación de custodia, una buena relación entre los padres ayuda a compensar en algo la difícil situación a la que se deben enfrentar los menores.


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