Hermanos que se llevan mal, ¿qué hacer?

Los hermanos son compañeros de juegos, aventuras, travesuras y también de discusiones. Todo ello forma parte de la normalidad. El problema surge cuando las peleas son continuas y en un tono elevado; en estas situaciones, se hace necesaria la intervención de los padres.

Los hermanos que se llevan mal deben tener su propio espacio de desarrollo personal.

Para un niño es muy saludable y positivo tener hermanos. Eso le ayudará a relacionarse mejor con otras personas y a aprender de una forma más rápida. ¿Qué hacer con los hermanos que se llevan mal?

Tener un compañero de juegos y alguien con quien compartir risas y travesuras es, sin dudas, muy positivo. Sin embargo, a veces hay hermanos que se llevan mal y pelean entre sí; esto forma parte de la normalidad.

En el caso de los hermanos que se llevan mal y cuando las peleas se vuelven muy frecuentes, es necesario tomar medidas. A continuación, veremos algunas recomendaciones para ayudar a los niños a comportarse mejor.

Un ambiente familiar sano y relajado

La mayoría de las peleas entre hermanos surgen por la rivalidad que existe entre ellos. A veces, los niños quieren llamar la atención de los padres o sienten celos de su hermano o hermana. En ocasiones, las peleas también se dan por simple aburrimiento.

En la convivencia diaria, los padres deben procurar siempre fomentar una buena relación entre sus hijos y evitar que los hermanos se lleven mal. Y para eso es fundamental que los escuchen a todos y que traten de ayudarles a resolver sus problemas con sus hermanos.

Las causas de las discusiones casi siempre vienen de parte de los dos hermanos. Por eso, los padres nunca deben tomar partido o etiquetar a uno de sus hijos como el ‘malo’ de la pelea. Esto solo hará que el niño se acostumbre a esa calificación y adopte esa actitud permanentemente.

Cuando hay peleas entre hermanos, lo ideal es conversar sobre el problema que originó la discusión y tratar de resolverlo de una forma razonable y equilibrada.

El entorno familiar también es muy importante. Si los padres resuelven sus diferencias a gritos, los niños repetirán ese comportamiento.

Por el contrario, una convivencia respetuosa y relajada fomentará en ellos una actitud respetuosa con los demás; es importante que los niños aprendan, también con el ejemplo, a compartir, a ceder y a ayudar.

Los padres deben tomar medidas para mediar entre hermanos que se llevan mal.

Cada hijo debe tener un trato personalizado

Para que los niños puedan tener una relación sana entre ellos y no llevarse mal con sus hermanos, es indispensable que los padres se preocupen por satisfacer las necesidades de cada uno de ellos de forma individual.

Es importante tener en cuenta que el orden de llegada, el sexo, la edad y la personalidad de cada hermano requiere un trato diferente. Las necesidades no son las mismas y la forma en la que los padres pueden acercarse a ellos tampoco.

Cada hijo debe sentirse único y especial para sus padres; aunque no sea el más pequeño, ni el que está enfermo, ni el que tiene un problema. La atención y el amor de los padres hacia sus hijos deben ser repartidos de forma equilibrada en todo momento.

Esto hará que los niños se sientan más seguros y tengan menos celos de sus hermanos. Tampoco sentirán la necesidad de llamar la atención de sus padres permanentemente; con ello, las peleas serán mucho menos frecuentes.

“Si los padres resuelven sus diferencias a gritos, los niños repetirán ese comportamiento”

Hermanos que se llevan mal: cada uno con su espacio

Cada niño necesita tener su propio espacio; los padres pueden contribuir para que esto suceda. No solo se trata de espacio físico, sino de que cada uno tenga la posibilidad de tener sus propios juguetes, amigos, intereses, etc.

Es muy común que al hijo mayor los padres le encarguen que cuide al menor. Y eso está bien, pero también es importante que sepa que no siempre tiene que llevar esa carga. Se le debe permitir, por ejemplo, que vaya a jugar al parque con sus amigos sin necesariamente tener que llevar a su hermanito.

También es una buena idea que el hermano mayor pueda ir a dormir solo a casa de un amigo; eso le dará la oportunidad de aprender a ser más independiente. Para los padres, será la ocasión de compartir una noche solos con el hijo menor.

 

Los hermanos que se llevan mal suelen competir por el afecto de sus padres.

No se debe comparar a los hijos

Para mejorar la relación de los hermanos que se llevan mal, es muy importante también evitar las comparaciones. Comparar permanentemente a un niño con otro creará rivalidad entre ellos; se sentirán obligados a competir entre sí para agradar a los padres y esto acabará agravando la situación.

Para fomentar una buena relación entre los hijos, es necesario valorar a cada uno de ellos por sus virtudes y conocer sus defectos y debilidades. Esto tendrá influencias positivas en su desarrollo y fomentará la armonía familiar.

Bibliografía

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