Háblale del alcohol al adolescente

Hablar con los hijos adolescentes sobre los riesgos del alcohol es necesario para ayudarles a enfrentar la presión social a la que pueden verse sometidos.
Háblale del alcohol al adolescente
Elena Sanz Martín

Revisado y aprobado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 11 marzo, 2022

La adolescencia es la edad perfecta para comenzar a asistir a reuniones sociales lejos de papá y mamá. Y probablemente también para estar cerca de muchos vicios dañinos. En esta oportunidad queremos ayudarte para que te atrevas a hablar con tus hijos acerca del alcohol y sus efectos negativos.

No son pocos los psicólogos que afirman que cuando prohibimos algo a nuestros hijos, despertamos en ellos la curiosidad acerca de lo que les hemos negado. Por ello es muy probable que se decidan a ir en contra de lo que dicen los padres, solo para experimentar por cuenta propia de qué se trata eso que queremos mantener lejos de ellos.

Incluso, es posible que en medio de la rebeldía que caracteriza estos años de adolescencia, nuestros hijos opten por desafiarnos con el objetivo de generar polémica en el núcleo familiar. Es por esta esta razón que es necesario actuar con tranquilidad y analizar cada una de las palabras que les decimos para que no saquen provecho de nuestra debilidad o preocupación.

Antes de gritar desesperadamente el famoso ¡NO!, lo más recomendable será que hablemos con los chicos y chicas sobre nuestra experiencia en la adolescencia. Las cosas que hacíamos, los errores que cometimos y sus consecuencias.

Decirles simplemente que tienen prohibido tomar alcohol no servirá de nada. Así que lo más inteligente será contarles cuáles son los riesgos que corren al abusar del alcohol. Hay una máxima que aplica para todas las áreas de la vida y que nuestros hijos deben conocer: “todo lo que hagamos, para bien o para mal, tiene sus consecuencias”.

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Pareciera que cuando nos dicen que algo está prohibido, se enciende en nosotros la necesidad de quebrantar las normas, con la excusa de que somos valientes e independientes. Eso es precisamente lo que sucede a nuestros hijos. Así que si tienes esta premisa en cuenta, podrás hacer frente a la situación de mejor manera.

Una buena idea de abordar el tema del alcohol, es permitir a nuestros hijos adolescentes tomar una pequeña copa de champán o cualquier otra bebida social durante las reuniones familiares. En ocasiones, el solo hecho de saber que tienen nuestra autorización, le resta interés al asunto.

No es extraño ver que muchos de ellos ni siquiera disfrutarán de beber lo mismo que los adultos. Manifestarán rechazo hacia esas costumbres y esa resistencia servirá de puente para minimizar sus gustos por las bebidas alcohólicas. Así que la próxima vez que celebréis un cumpleaños en casa, permite que tu hijo brinde con vosotros. Así podrás evaluar su reacción.

La ventaja de que nuestros hijos tomen alcohol por primera vez junto a la familia, es que asumirán esto como un acto social de carácter normal. Y por ello no sucumbirán a la tentación de hacer algo incorrecto cuando sus amigos los inviten a contrariar las reglas. Entonces tendrán experiencia para simplemente decir: “eso a mí no me gusta” o “no me parece divertido”.

Prepáralos para enfrentar la presión social

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Alrededor de tus hijos nunca faltarán quienes quieran ejercer su popularidad o control de grupos obligando a otros jóvenes a hacer ciertas cosas. Entre las más temidas se encuentran el consumo de alcohol, cigarrillos y drogas.  Por esta razón es preciso actuar con anticipación y hablarles a nuestros hijos a tiempo.

Desde la pubertad, 12 o 13 años, es buen momento para ir orientándolos sobre su vida social. Nuestro deber es advertirles que en sus caminos se encontrarán a personas disfrazadas de amigos que no lo son en realidad. Individuos a quienes no les importará presionarlos y poner en riesgo su integridad solo por un rato de diversión.

En lo que respecta a este último concepto, también debemos enseñarles a diferenciar entre los estados de sobriedad y embriaguez. Nuestro trabajo es ser claros al decirles que el alcohol no es sinónimo de diversión. Por el contrario, el alcohol puede desatar en nuestro cuerpo algunas reacciones negativas que pueden devenir en enfermedad.

Hablemos con ellos de la importancia de tener los cinco sentidos en alerta, sobre todo cuando estamos lejos de casa y de la familia. En esos momentos solo se tendrán a sí mismos para cuidarse de cualquier peligro, y de sus decisiones dependerá su salud y bienestar.


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  • Espada, J. P., Méndez, X., Griffin, K., & Botvin, G. J. (2003). Adolescencia: consumo de alcohol y otras drogas. Papeles del psicólogo84(9), 17.
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