La gratitud se aprende en casa

La gratitud es un valor que todos los padres deberíamos incluir en la educación de nuestros hijos. Es fundamental que sepan agradecer todo lo bueno que les pasa o hacen por ellos.

Uno de los valores más estimados y considerados para educar a los niños es la gratitud. Los menores deben aprender a dar las gracias, lo cual les aportará bienestar y satisfacción. Al igual que el resto de valores que se les enseña, hay que empezar por dar el ejemplo y tener acciones de agradecimiento hacia otras personas. Unos padres que son agradecidos educaran a unos hijos considerados.

La gratitud es uno de los valores que más emociones positivas genera en otras personas. Agradecer nos hace bien, ya que es bueno tanto para el cuerpo como para la mente. Para que los niños integren entre su repertorio conductual la gratitud, es importante que lo vean en casa. Esta cualidad debe trabajarse a largo plazo para que forme parte de su carácter y personalidad. Pero, ¿cómo podemos conseguir que nuestros hijos sean agradecidos? Te lo contamos en este artículo.

Se puede enseñar la gratitud desde los 18 meses

Desde pequeños, hay que educar a los niños para que sean agradecidos, ya que es una manera correcta de actuar en la sociedad. Si enseñamos a un menor desde los 18 meses a los 3 años a decir gracias o por favor cuando alguien tenga una acción buena con ellos, seguramente lo dirán. Lo que ocurre es que en estas edades todavía no entienden el significado de la gratitud, por lo que ellos simplemente lo repiten porque lo han aprendido.

A partir de los 4 años, los niños son más independientes y comienzan a entender mejor sus emociones y las de los demás. A lo largo de estas edades, puede que se nieguen a dar las gracias o a pedir por favor. Sin embargo, el que no lo digan no es una mala acción, sobre todo si nunca se les ha enseñado a decirlo.

Los padres somos los que, desde pequeños, debemos hacer que lo interioricen, porque se trata de uno de los valores más enriquecedores que existen y que más beneficios pueden aportarle.

Para que un niño interiorice el valor de la gratitud, tiene que aprenderlo sin que se le fuerce o castigue por no hacerlo.

Claves para enseñar gratitud desde casa

Como hemos dicho, para que un niño sea agradecido, debe ser enseñado desde casa. Es importante que, desde que los niños son capaces de entender, les expliquemos lo que significa la gratitud y el ser agradecido. Si lo hacemos de forma correcta, sin castigos ni reproches, el pequeño aprenderá a ser agradecido.

Gratitud en el día a día familiar

Podemos apostar por la gratitud y ponerla en práctica en nuestro día a día en familia. Te damos algunos consejos al respecto:

  • Ser agradecidos: el ejemplo de los padres es fundamental para enseñar este valor a los hijos. Para eso es importante que usemos con frecuencia la palabra «gracias». Por ejemplo, dar las gracias por la cena tan rica que hemos comido, a quien la ha preparado y a quien ha sido amable con nosotros.
  • Hablar de lo mejor de nuestro día: tenemos que buscar un momento todos los días para agradecer por todo aquello que lo merece y que nos ha pasado en la jornada. Si pensamos en todo lo bueno que nos ha sucedido, mejoraremos la gratitud.
  • Promover la solidaridad: involucrarnos y hacer partícipes a los niños en causas benéficas, como recolectar alimentos, ropa o juguetes que ya no nos sirven para darlo a los más necesitados.
  • Darle valor a los obsequios: cuando alguien nos hace un regalo es porque le importamos. Por lo tanto, merece que le demos las gracias y nos mostremos ilusionados por este detalle que ha tenido con nosotros.
  • Sencillez: enseñar a los niños lo importante que es agradecer lo que tienen en lugar de estar enfadados por lo que les falta. Para esto, podemos ayudarnos del dicho «no es más feliz el que más tiene, sino el que menos necesita».
  • Agradecer los gestos y acciones del día a día: muchas veces, nos centramos en lo negativo sin darnos cuenta de todo lo que tenemos que agradecer. Por ejemplo, valorar el amanecer de un nuevo día, poder salir con los amigos al parque o tener una familia que nos quiere.

Ser un buen ejemplo

No olvidemos que los niños aprenden por imitación, por lo que siguen el ejemplo de sus padres. Si los menores nos escuchan a menudo dar las gracias en diferentes situaciones y con distintas personas, comprenderán lo importante que es.

Ayudar a otros

Otra de las cosas que podemos hacer para fomentar la gratitud en nuestros hijos es ayudar a las personas más desfavorecidas. Sobre todo, si tenemos la suerte de vivir una vida cómoda. Es importante que los niños aprendan a ser humildes y agradecidos con lo que tienen y que otros no pueden tener.

Por eso, podemos fomentar en ellos que donen los juguetes con los que ya no juegan o la ropa que ya no usan. Esto les hará ver que tienen mucho que agradecer por la vida que llevan, darle más valor a las cosas y convertirse en personas generosas.

Al dar las gracias por algo positivo que ha ocurrido en el día, luego de la cena familiar, todos nos iremos a la cama con una emoción positiva y de bienestar.

Dar las gracias cada noche por algo del día

Un ejercicio que podemos hacer cada noche toda la familia es dar las gracias por las cosas buenas que nos han pasado en ese día. Por ejemplo, se puede llevar a cabo a la hora de la cena o en cualquier otro momento en el que nos encontremos juntos. Podemos preguntar a nuestros hijos qué momento de su día les gustaría agradecer y que lo hagan.

Ser buenas personas

La gratitud también es importante para trabajar en nuestros hijos la empatía y la capacidad de ponerse en el lugar de los demás. Cuando aprenden a ser agradecidos, saben también que sus acciones van a ser valoradas, por lo que se esforzarán por obtener buenos resultados. Por lo tanto, es importante fomentar en nuestros hijos, desde pequeños, el valor de la gratitud, lo cual les ayudará a ser buenas personas.

«Siempre hay que encontrar el tiempo para agradecer a las personas que hacen una diferencia en nuestras vidas»

– John F. Kennedy –

Bibliografía

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  • Guerrero Mateus, C. A. (2015). La virtud de la gratitud en niños y niñas de grado 3° de educación básica primaria.
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