Son muchas las familias separadas. Probablemente, a alguno de los que estáis leyendo este artículo os ha tocado vivir lejos de vuestro núcleo familiar. Estar apartados de nuestros seres queridos no es plato de buen gusto para nadie, y más aún, en una situación forzosa y que se escapa totalmente del control de todos y cada uno de nosotros.
Las familias separadas por una condición forzosa encuentran la situación más insufrible e insoportable todavía. Por ello, en las sucesivas líneas trataremos de explicar las consecuencias emocionales que sufren dichas familias. Además, ofreceremos algunas pautas para sobrellevar ese tiempo de la mejor manera posible. Si logramos establecer una buena regulación emocional, podremos lograr el bienestar que se encuentra desestabilizado cuando estamos alejados de nuestros seres queridos.
Familias separadas: cuando te separan de tus seres queridos
Hay ocasiones en las que por temas laborales, por ejemplo, no hemos tenido más remedio que pasar por el aro y nos han separado de nuestras familias. Puede que otra circunstancia externa sea la que nos haya alejado de nuestros seres queridos.
Independientemente de cuál sea esa circunstancia, ¿cuáles son las consecuencias emocionales que aparecen? ¿Cómo podemos lidiar con nuestros estados emocionales? O, dicho de otro modo: ¿qué podemos hacer para lograr una regulación emocional adecuada?
“Nuestras emociones están ahí para ser sentidas, pero no para dominar nuestra vida, ni cegar nuestra visión, ni robar nuestro futuro, ni apagar nuestra energía, porque, al momento de hacerlo, se volverán tóxicas”.
-Bernardo Stamateas-
Consecuencias emocionales de vivir separado de tu núcleo familiar
Para las personas que están separadas de sus familias, el hecho de no poder tocar, abrazar o besar a sus seres queridos puede empeorar la situación de soledad que están viviendo. Así, deben aceptar un ritmo de vida diferente y tomarlo como una oportunidad de estar en contacto con los demás de forma diferente a las que se está habitualmente.
De esta forma, si alguna vez nos separamos de nuestras familias por un tiempo prolongado, podemos planificar el contacto online con ellos regularmente y crear una rutina diaria. La oportunidad que nos ofrecen las tecnologías de estar conectados en tiempo real, a través de videollamadas, por ejemplo, puede hacer que la situación se haga mas llevadera. Así, disminuimos la sensación de aislamiento o soledad.
Además de los sentimientos de soledad, la tristeza va haciendo mella con el paso de los días. Prolongada en el tiempo, puede desembocar en depresión. El estrés al que estamos sometidos solo por el hecho de cómo irrumpe en nuestras vidas la separación forzosa, desestabiliza por completo.
Sufrir de un estrés elevado en poco tiempo puede desencadenar en un trastorno de estrés postraumático. Todo esto puede ocurrir en los casos más extremos. También pueden aparecer la rabia o la ira. ¿Qué podemos hacer para que no sucedan?
“Sea usted el dueño de su atención. El precio de la libertad es la vigilancia permanente. Recuerde que donde vaya su atención irán sus emociones y su energía. Donde ponga su atención se hará siempre más real para usted”.
-Mario Alonso Puig-
Familias separadas: pautas para lograr una regulación emocional adecuada
Una de las formas con la que podemos conseguir tener una regulación emocional adecuada es practicando mindfulness. Los programas, como el MBSR, incluyen un apartado de regulación emocional basado en la meditación. Si bien el primero en introducir este programa fue Jon Kabat Zinn, son cada vez más las intervenciones basadas en la introspección las que incorporan sesiones para trabajar la regulación emocional.
Los programas basados en mindfulness buscan la regulación emocional a través del cuerpo. Así, una vez que se manifiesta la emoción en el cuerpo, podemos identificarla para, posteriormente, regularla. De esta forma, evitamos que se produzca diálogo interno sobre la emoción.
Es decir, si logramos regular la emoción poniendo nuestra atención en el cuerpo, podremos eliminar emociones innecesarias que generan automáticamente los pensamientos acerca de la emoción inicial.