Exceso de babeo en el bebé: ¿cuándo hay que preocuparse?

Si cambias baberos con frecuencia y el exceso de salivación de tu bebé comienza a preocuparte, este artículo es para ti. ¡Aprovéchalo para aclarar tus dudas!
Exceso de babeo en el bebé: ¿cuándo hay que preocuparse?
Vanesa Evangelina Buffa

Revisado y aprobado por la odontóloga Vanesa Evangelina Buffa.

Última actualización: 22 diciembre, 2021

Si sientes que los baberos y los pañuelos ya no son suficientes para atajar tanta saliva, puede que te preguntes si el exceso de babeo en tu bebé es normal. Pero ¿es realmente necesario preocuparse por tanto líquido que no para de salir de la boca de tu hijo?

Aquí te vamos a contar todo lo que tienes que saber sobre la producción de saliva en los bebés, para que tengas claro cuánto dura esta etapa y en qué momentos es necesario hacer algo al respecto. ¡No te lo pierdas!

¿Por qué babean los bebes?

Al momento del nacimiento la baba no suele representar un problema, pues el bebé aún secreta poca cantidad de saliva. Pero a medida que pasa el tiempo, el desarrollo de las glándulas salivales provoca una mayor producción de líquido en la boca.

El exceso de babeo en el bebé suele comenzar entre los 2 y los 4 meses, período en el que las glándulas salivales empiezan a funcionar por completo. El mayor responsable de la abundancia del babeo es el desarrollo de las parótidas, dos glándulas grandes ubicadas a cada lado de la cara, por debajo de las orejas.

La explicación de este fenómeno es sencilla: la mayor producción del líquido y la falta de capacidad para tragarlo en su totalidad provocan que el exceso de saliva termine por salir fuera de la boca. Lo más habitual es que sea expulsada a través de las comisuras labiales y que moje la cara, el cuello, la ropa o los baberos del pequeño.

Te puedes preguntar por qué el niño no es capaz de tragar la saliva, pero sí la leche cuando se alimenta. Es que en este último caso se dispara el reflejo deglutorio a causa del esfuerzo de los músculos de la boca durante la succión.

Pero dicha respuesta automática no se activa con la saliva que se produce en la cavidad oral, pues se secreta de forma involuntaria. Por eso, se acumula en la boca hasta que sobrepasa la capacidad y sale al exterior. A medida que pasa el tiempo, el reflejo de deglución automática se desarrolla por completo y el babeo se reduce considerablemente.

Explicaciones comunes del exceso de babeo en el bebé

bebe dedo en la boca dolor denticion lesiones mucosa oral

Muchas veces, el exceso de babeo en el bebé se relaciona con el proceso de la dentición, pero esto no siempre es así. De hecho, son fenómenos independientes que a veces pueden coincidir.

La erupción de los dientes suele comenzar unos meses después del desarrollo de las glándulas salivales, alrededor del sexto mes. En esta etapa, la saliva puede ayudar a disminuir las molestias generadas por el corte de las encías y además, la necesidad del pequeño de llevarse todo a la boca puede hacer más notorio el babeo.

Otro de los eventos que muchas veces se relaciona con el exceso de saliva en el bebé es la incorporación de los primeros alimentos, ya que los nuevos sabores sobre las papilas gustativas estimulan a las glándulas salivales. Y la secreción que ellas producen es muy necesaria para el proceso de masticación y de deglución de las comidas.

Cuándo preocuparse por el exceso de babeo en el bebé

El exceso de babeo en el bebé se considera normal los 2 años, aunque los tiempos de cada niño son diferentes y puede persistir hasta los 3 años. Como explicamos antes, el reflejo de deglución automático se desarrolla poco a poco y esto es lo que le permite controlar su producción salival.

A su vez, dentro de este lapso de tiempo existen ciertas circunstancias que provocan un incremento en la excreción de baba y son los siguientes:

  • La dentición.
  • La exploración de las manos y de los objetos con la boca.
  • Los cuadros infecciosos de vías respiratorias (como los resfriados o la herpangina).
  • Las aftas orales.
  • La incorporación de nuevos alimentos a la dieta.
  • Algunas alergias.

Estas situaciones son pasajeras y se consideran normales, pero si la producción excesiva de saliva se mantiene en el tiempo más allá de lo esperado, será necesario consultarle al pediatra. Así mismo, si reaparece de forma repentina luego de haber desaparecido o si se manifiesta en niños mayores.

Algunas afecciones del sistema nervioso se asocian a la incapacidad para tragar la saliva o a una mayor producción de la misma (sialorrea). Por este motivo, es importante solicitar la consulta cuando este síntoma se acompañe de otras manifestaciones, como las que se mencionan a continuación:

  • Dificultad para respirar.
  • Regurgitación de alimentos.
  • Problemas para sostener la cabeza.
  • Respiración bucal o hábito de mantener la boca siempre abierta.
  • Fiebre.
  • Olor o color extraño en la saliva.

¿Cómo tratar el exceso de babeo en el bebé?

El exceso de babeo en el bebé suele ser una situación normal que no requiere ningún tratamiento. Simplemente hay que esperar a que el pequeño crezca y que desarrolle las habilidades para tragar la saliva que produce.

De todos modos, se puede acompañar al infante a transitar esta etapa con mayor comodidad. Por ejemplo, ponerle un babero y cambiárselo con frecuencia para que no se moje la ropa que tiene por debajo ni se humedezca la piel. A la larga, esto puede provocarle irritaciones cutáneas y predisponer al desarrollo de infecciones por hongos.

Cuando el niño comience a incorporar alimentos sólidos, es muy importante motivarlo a masticar y a deglutir. Pues la ejercitación de la musculatura y el aumento de la sensibilidad de la boca son buenos estímulos para dominar la habilidad de tragar. Ofrecerle comidas con distintas texturas, sabores y temperaturas facilita este aprendizaje.

Bebé babeando porque tiene dolor de dientes y encías.

Acerca del babeo en exceso podemos decir…

Cada niño es diferente y hay algunos que babean más que otros. En general, y si no se prolonga en el tiempo, el exceso de babeo en el bebé no debe ser motivo de preocupación. Se trata de una parte del proceso madurativo del primer año de vida. De todos modos, si tienes alguna inquietud sobre esta etapa o temes que algo no vaya bien con tu pequeño, la mejor idea es acudir al pediatra.


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