¿Es bueno que el bebé se chupe el dedo?

Chuparse el dedo es una costumbre común entre los niños. Sin duda, se ven tiernos cuando lo hacen y nos parte el corazón pedirles que paren. No obstante, ¿tiene esta acción algún beneficio?

Los ortodoncistas recomiendan que los padres traten de hacer que los niños dejen de chuparse el dedo a más tardar a los cinco años.

Uno de los reflejos más comunes en los niños, desde que son recién nacidos y hasta más o menos los dos años de edad, es el de meterse los dedos en la boca y succionar. El motivo de esta acción se puede adjudicar a varios factores, pero al final del día, es normal que los padres se pregunten: ¿es bueno que el bebé se chupe el dedo?

Según los pediatras y los ortodoncistas, esta acción no implica ningún riesgo para tu bebé, siempre que no se convierta en un hábito. Y que, en lo posible, el niño deje de hacerlo cerca de los dos años de edad. A continuación profundizaremos sobre esta tierna conducta.

¿Es bueno que el bebé se chupe el dedo?

La respuesta es sí y vale ratificar que esta acción es completamente normal. Se trata de un reflejo que muchos niños poseen, incluso desde el primer día de nacidos. De hecho, en algunos casos se ha llegado a afirmar que también lo hacen dentro del vientre materno, ya que las ecografías tridimensionales permiten observar este hermoso detalle.

El hecho de chuparse el dedo se asocia a varios factores. En primer lugar, el bebé lo hace a modo de reflejo cada vez que acerca las manos a la boca. Este instinto de succionar le ayuda a aprender de qué manera debe mover sus labios para poder alimentarse, ya sea que lo haga a través del pecho o del biberón.

Algunos bebés nacen con más pelo que otros.
El hecho de succionar el puño o los dedos forma parte de una etapa importante del desarrollo madurativo de los bebés: la posibilidad de llevar sus manos a la boca.

A partir del quinto o sexto mes de vida, el pequeño dejará de succionar a modo de reflejo y, en cambio, esta acción se hará más voluntaria. Desde ese momento, los niños también utilizarán su boca para explorar o para conocer mejor los objetos que están a su alcance, así como también el cuerpo. Esa es una razón por la que pueden introducir sus dedos en la boca permanentemente.

Por último, hay que mencionar que el motivo que llevar al pequeño a chuparse el dedo es lo que, a la larga, le generará una costumbre más o menos difícil de abandonar. Y es que los niños a veces se chupan el dedo para sentir seguridad, tranquilidad, relajarse y conciliar el sueño.  

“Se trata de un reflejo que muchos niños poseen, incluso, desde el primer día de nacidos. De hecho, en algunos casos se ha llegado a afirmar que también lo hacen en el vientre materno”.

Beneficios de chuparse el dedo

Ya sabemos por qué los niños se chupan el dedo, pero ahora debemos responder a la eterna pregunta: ¿es bueno que lo hagan? Para hablar de los beneficios de esta práctica, vamos a proporcionarte los siguientes datos:

  • Los niños que se chupan el dedo tienen menos problemas para conciliar el sueño. A su vez, tienden a dormir más profundamente durante la noche, sin sufrir interrupciones.
  • Estos pequeños no suelen estresarse con facilidad. Se ha hecho evidente que frente a situaciones en las que sienten miedo o tristeza como la ausencia de sus padres, el chuparse el dedo los reconforta rápidamente.
  • Cuando los niños se chupan el dedo, pueden también indicarle a los padres que tienen hambre o sueño. Esto los ayuda a que los adultos puedan identificar sus necesidades en el momento oportuno.

Muchos padres preguntan: ¿es bueno que el bebé se chupe el dedo?

Consideraciones sobre chuparse el dedo

Si bien chuparse el dedo trae varios beneficios para los niños pequeños, es importante que tengamos presentes ciertos aspectos relativos a la higiene, para asegurarnos de que esta acción no traiga efectos negativos.

Lo primero es que, si el niño ya está en la edad de gatear, los padres deben estar atentos a lavarle las manos con regularidad. Esto es para que no se exponga a las lombrices, los parásitos y las bacterias cuando se introduzca el dedo en la boca.

La segunda consideración con respecto a chuparse el dedo es que si el niño lo hace con demasiada frecuencia puede cambiar de algún modo la forma de su uña y de su cutícula. Si esto ocurre, tienen que estar alertas para acudir al dermatólogo.

La tercera consideración es que el hábito de chuparse el dedo es bastante difícil de dejar. Por lo tanto, debes hacerte de paciencia cuando ya desees enseñar a tu pequeño a que deje la costumbre.

Consecuencias negativas de chuparse el dedo

Algunos odontólogos afirman que los efectos de este hábito “son de tipo dental, ortopédico, funcional y de remodelación dentoalveolar”. Se observan alteraciones a nivel de las estructuras dentofaciales, sobre todo en el sector anterior (mordida abierta anterior). El mal alineamiento de los dientes y los problemas de pronunciación pueden ocurrir.
Debes saber que los ortodoncistas recomiendan que los padres traten de hacer que los niños dejen de chuparse el dedo antes de los cinco años. De lo contrario, podría perjudicarse de alguna manera la conformación de los labios, de las encías, de las mandíbulas y de los dientes.

Ahora bien, si el hábito se interrumpe cerca de los seis años las alteraciones serán fácilmente reversibles, sin la necesidad de recurrir a un tratamiento de ortodoncia.

A pesar de todo esto, los expertos también recomiendan no eliminar de manera abrupta este hábito, pues el niño desarrollaría una estrategia sustitutiva.
Y en especial, hay que considerar el incremento de las presiones socio-ambientales del niño, como el cumplimiento de las reglas y de los deberes escolares, entre otras responsabilidades acordes a su edad. Todas ellas estimulan la necesidad de implementar las técnicas de autorregulación que proporcionen seguridad.

Consejos para que el niño abandone el hábito

Si estás decidido/a a que tu bebé abandone el hábito de chupar el dedo, hay algunas recomendaciones prácticas de la mano de los expertos de la Clínica Mayo.

Untar en el dedo líquidos amargos, cubrirle la mano o demostrarle una y otra vez que es un acto desagradable está reñido con la íntima y fisiológica necesidad de llevarse el dedo o el chupete a la boca. Pues tanto el hambre, como la seguridad y la protección se esconden detrás de este instintivo y universal gesto.

Hacia el año y medio de vida, cuando el pequeño comienza a decir algunas palabras, es conveniente invitarlo a conversar sin el chupete en la boca. Muchos se preguntan si es mejor que use el chupete en vez del dedo, y aunque las consecuencias son similares, por lo menos se reduce las probabilidades de infecciones.

Antes de llegar a los dos años, los padres en conjunto deben trabajar la idea de que solo lo use para dormir. En este caso deben ser constantes y firmes, a fin de limitar considerablemente las horas de uso. Como ves, no se trata de reñir ni de recriminar, sino de orientar la conducta.

Vale la pena identificar los momentos en los que el bebé más se chupa el dedo e intentar interpretar por qué lo hace. Por ejemplo, puede que sea para conciliar el sueño, por lo que podrías idear algunas estrategias para reemplazar el hábito justo en estos momentos.

Es importante que todos en la casa participen de la implementación de esta norma y sirvan de recordatorio, en el mismo ánimo de eliminar sin trauma el hábito. Todos deben hacerse responsables y para que el niño no lo asocie a una medida unilateral del padre o de la madre, sino que todos velan por él. Si se siente seguro y satisfecho, es muy probable que deje de chuparse el dedo.

Bibliografía

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