8 errores que cometes cuando juegas con tus hijos

Una de las mejores cosas de jugar es que no requiere experiencia. Por lo tanto, permite que los niños lo hagan a su gusto y de modo espontáneo. Entérate más aquí.
8 errores que cometes cuando juegas con tus hijos
Maria Fátima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Última actualización: 16 julio, 2022

Si tuvieras que pensar en qué es el juego, ¿qué dirías? Seguramente, la mayoría de las personas coincidiríamos en algunos puntos: que es algo divertido, que es sencillo de lograr, que no necesitamos demasiados elementos para realizarlo y que con la imaginación puede bastar. Sin embargo, muchas veces complicamos las cosas y le quitamos la esencia al pasatiempo. Lo volvemos tan competitivo que se transforma en algo estresante. Sigue leyendo para conocer 8 errores que cometes cuando juegas con tus hijos.

Beneficios del juego para los niños

Los beneficios del juego son indudables y numerosos, por lo que no deberíamos dejar de jugar nunca en la vida. De hecho, así lo entienden hoy diversas instituciones, como la escuela y algunas empresas, que buscan incorporar la gamificación como una estrategia para lograr mejores resultados.

Conoce algunos de los beneficios que aporta el juego:

  • Estimula la creatividad.
  • Constituye una forma de aprendizaje.
  • Sirve para expresar y procesar las emociones.
  • Permite desarrollar habilidades sociales.
  • Habilita al desempeño de los distintos roles.
  • Ayuda a liberar energía.


8 errores que los padres cometen cuando juegan con sus hijos

El juego se modifica con la edad, pues cambian los intereses de los jugadores a medida que se desarrollan y se consolidan ciertas estructuras y funciones cerebrales. Sin embargo, muchas veces, los adultos cometemos algunos desaciertos que terminan por desdibujar el sentido principal de la actividad. Veamos algunos ejemplos a continuación.

1. “Adultizar” el juego

Imponer tus propias reglas es una equivocación, pues los niños no siempre son capaces de comprender y de respetar las reglas. Por eso, a su modo, el juego es libre. En estos casos, es importante no estructurar la actividad y permitirles a los pequeños que sean ellos quienes exploren y decidan qué quieren hacer. Para potenciar su curiosidad nata, puedes preguntarles a qué juegan y cómo lo hacen. De esta manera, fomentarás su imaginación y su fantasía.

2. Limitar su juego con prejuicios de género

Darles muñecas a las nenas y vehículos a los niños e impedir que puedan intercambiarlos es limitar el juego de tus hijos con prejuicios de género.

Este es uno de los errores más comunes a la hora de jugar con los niños. Por ejemplo, si solo le das autos a un varón y muñecas a una nena, les cortas su libertad de jugar con lo que les gusta. Y además, les enseñas que los chicos deben usar determinados objetos y las niñas otros.

3. Ofrecer múltiples juguetes en simultáneo

En ocasiones, ofrecerles demasiados juguetes a los pequeños les impide concentrarse en uno de ellos. Esto genera que pasen de uno a otro de manera automática, por lo que no terminan de descubrir ninguno de ellos.

4. Tratar de mantenerlos entretenidos todo el tiempo

Similar al punto anterior, muchas veces los padres nos equivocamos al querer poner una actividad detrás de otra, como si se tratara de una agenda lúdica. Aunque tengamos las mejores intenciones, también es importante permitirles a los niños aprender a aburrirse. Pues durante el aburrimiento se estimulan la imaginación y la creatividad, aunque nos parezca algo imposible.

5. No estimularlos a que se interesen por otros juegos

Hay una etapa en la que el niño tiene un juguete favorito, por lo general, un autito o un libro de su agrado que lleva a todos lados. Si bien es muy positivo tener sus preferencias, también es importante invitarlo a incorporar otros juguetes.

6. Realizar otras actividades cuando jugamos con los niños

Es cierto que el tiempo apremia y que muchas veces no queremos perdernos de compartir momentos con nuestros hijos. Por eso, mientras jugamos con ellos, también cocinamos, resolvemos algunos asuntos y ordenamos la casa. En ese caso, el juego pasa a ser una actividad secundaria y terminamos por no estar presentes del todo. De esta manera, es preferible dedicarle menos tiempo al niño, pero que sea de calidad.

7. Ser impacientes

Impacientarse por los tiempos de los chicos o darles la solución es otro error frecuente. Es importante respetar sus ritmos de aprendizaje y enseñarles a resolver los problemas por sí mismos.

Por ejemplo, si después de varios intentos no consiguen la respuesta, en lugar de brindárselas, podemos darles algunas pistas. O bien, podemos decirles que “salgan a dar un paseo” y que luego vuelvan a intentarlo. De este modo, al regresar más despejados, quizás encuentren lo que buscaban por el mero hecho de haber tomado distancia del problema.

Colocar los juguetes fuera del alcance de tus hijos es un error común. De este modo, les quitas la libertad de utilizarlos cuando lo desean y, en cambio, dependen de tu voluntad o disponibilidad para poder hacerlo.

8. Quitar los juguetes de su alcance

Si bien este aspecto forma parte de la preparación del momento lúdico, también es un error. Cuando los niños dependen de los mayores para alcanzar sus cosas, ven limitada su libertad de hacerlo cuando lo desean y se ven obligados a usarnos como intermediarios. Por eso, si bien es importante garantizar la seguridad y el cuidado, también es necesario dejar los elementos a su alcance para que dispongan de ellos cuando quieran.


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Comprender al niño con quien jugamos

Al momento de interactuar con los chicos, es importante reconocer a quién tenemos en frente. Tal como lo mencionamos, el juego es evolutivo y acompaña a la persona en cada etapa de su vida y también, le plantea nuevos desafíos. En este sentido, pedirle a un niño pequeño que respete las normas, que comparta o que se concentre demasiado tiempo en algo va en contra del juego mismo. Simplemente, porque determinadas exigencias o expectativas no son adecuadas para su edad.

Por otro lado, también es clave ofrecerles a nuestros hijos alternativas para jugar solos, acompañados, al aire libre, dentro de casa o jugar con el cuerpo, entre otras. Además, debemos tener en cuenta sus gustos y sus preferencias y evitar imponer las nuestras.

Por último, lo mejor de jugar es que no hay que tener experiencia para hacerlo. Cada quien puede darle su propio sentido al juego y las infancias siempre tienen con qué sorprendernos.


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