Una buena relación de amigas permite compartir momentos únicos. Es un rasgo de la amistad poder sentirse bien y hacer muchas cosas bonitas con un ser que no es tu familia. Pero a veces las buenas relaciones terminan mal cuando hay niños de por medio, es por eso que no hallo como decirle a mi amiga: No soporto a tu hijo.
Se dice que quien es madre, tiene la capacidad para ser madre de todos los niños del mundo, pero hay casos de niños, que ni sus propias madres pueden serlo. No siempre es el mal comportamiento, a veces es la arrogancia, la malcriadez, el llanto o la falta de tacto con nuestros hijos, lo que hace que los hijos se otros sean insoportables.
Por otro lado, cuando los niños son ajenos podemos notar con más detalle lo difíciles que algunas veces pueden llegar a ser estas pequeñas criaturas. De por sí, hay niños que molestan mucho, pero esto se agrava cuando vemos que los padres no intervienen en su disciplina.
Mi amiga, que es tan querida, quisiera que pasara más tiempo conmigo pero es que a su hijo no lo soporto. Yo que conozco lo sensible que es este tema, tengo el temor de decirle que mejor no venga con él.
¿Es el niño insoportable o yo tengo baja tolerancia?
Como amigas es preciso que evaluemos nuestra mala relación con el adorado hijo de ese ser tan especial. El aprecio por una persona debe contener una pizca de consideración e interés por sus problemas, quizá estemos juzgando demasiado a nuestros amigos, lo cual es extensivo a la pareja o algún familiar.
De manera que, si de hecho el niño es travieso y difícil de controlar, lo más seguro es que su madre ya lo sepa, y por ende haya tenido que sortear en infinidad de ocasiones los malos ratos que el pequeño le ha hecho pasar. Por lo tanto, se hace necesario que seamos solidarios con ella y el problema que tiene.
Si en cambio, es una cuestión de personalidad, probablemente tengamos más responsabilidad sobre esta situación que el propio niño. Muchas veces no son gritos, rabietas o indisciplina lo que nos lleva a sentir hastío por un niño, sino la intolerancia a sus individualidades y personalidad; si este fuera el caso, es preciso que nos revisemos nosotros mismos antes de darle un disgusto a la madre.
Mi amiga es madre, pero yo no
Un caso común es que tengamos amigas que se convirtieron en madres antes que nosotras. Esto naturalmente puede afectar la relación entre ambas, porque la perspectiva de una ha cambiado y la otra puede seguir creyendo que todo es igual.
Entre la amiga sin hijos y el niño de su amiga, puede haber cierta rivalidad, pero este es el caso menos común. No obstante, el obstáculo tal vez proviene de la falta de disposición y responsabilidades de una, con respecto a cierto nivel de soltería que tiene la otra.
En este caso, ninguna de las dos tiene la culpa de que las cosas no vayan bien, pero si somos respetuosas y no queremos perjudicar nuestra amistad es preferible que aprendamos a convivir con ese chiquillo insoportable.
El caso contrario, es que los hijos de ambas rivalicen, lo que conlleva a que como madres protectoras, nos pongamos a la defensiva si acaso nuestro hijo se viera afectado con las insolencias del retoño de nuestra amiga.
No sé cómo decirle a mi amiga que no soporto a su hijo
Si es tu amiga, te entiende, te respeta y te valora; pero este puede ser un tema muy delicado. La recomendación, en estos casos es que trates de evaluar a fondo la situación, porque a veces las cosas no son tan graves como parecen.
Es preferible no tener que hablar mal a una madre de su hijo, pues aunque parezca una cuestión de sinceridad, puede llegar a ser doloroso para la madre.
Los padres somos complicados con respecto a los niños, por eso lo mejor es prevenir; si es posible evita encuentros prolongados y de ser necesario aléjate hasta que el pequeño esté lo suficientemente maduro. No hay motivo que valga para terminar con una bonita amistad.