¿Crees que no puedes dejar de gritar a tus hijos? Mira estos 8 tips

Es importante saber detectar a tiempo si nosotros mismos tenemos un problema de carácter cuando tratamos a nuestros hijos. A veces los gritos son inevitables, pero en exceso deben controlarse. Si no puedes hacerlo, te damos algunas recomendaciones.
¿Crees que no puedes dejar de gritar a tus hijos? Mira estos 8 tips
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 06 julio, 2021

Las travesuras de los niños a veces nos hacen perder la paciencia y cometemos el error de gritar. Sin embargo, una educación basada en gritos puede afectar su pequeño mundo, por eso, existen alternativas para evitar equivocarnos.

Gritar es una de las reacciones fuera de control denominadas en psicología como “inundación emocional”; surgen con la creencia de que los niños deben comportarse maduros, aun cuando apenas están empezando a aprender, adquirir modales o valores.

En ocasiones, olvidamos lo sencillo que es ser niño, ellos solo quieren jugar explorando su alrededor y es completamente normal que no quieran obedecer cuando les asignamos una tarea.

Es natural que se comporten de manera inadecuada ante una norma en el hogar de vez en cuando

No obstante, una educación a base de gritos, frustración y mucha autoridad puede empeorar la situación, es decir, que el pequeño asuma un comportamiento rebelde y agresivo o que lastimemos su mundo afectivo.

Algunas veces gritamos a los niños por automatismo o porque sencillamente no fuimos educados de una manera respetuosa y asertiva. Pero no perdamos la calma, con paciencia, compresión y un poco de autocontrol podemos lidiar con nuestros hijos sin caer en maltrato.

Primero debemos educarnos a nosotros mismos para después hacer frente a esta situación. Recordemos que gritar es una opción y lo mejor es aprender a no hacerlo

8 consejos para aprender a no gritarles

Si bien es cierto que los niños por naturaleza son alegres, también son altamente sensibles por lo que un grito de nuestra parte les puede afectar aún más de lo que podemos creer. La buena noticia es que siempre hay alternativas para mejorar nuestra relación con ellos, como por ejemplo:

1. Detallar las situaciones en la que normalmente gritamos

El día a día puede hacernos perder la calma al igual que la tolerancia, pero ante estas situaciones cotidianas debemos estar alerta para evitarlas.

2. Admitir que gritar es sinónimo de maltrato

A nadie le gusta que lo traten con enfado, por lo tanto, es preciso reconocer que alzar la voz no es bueno y hay alternativas más apropiadas para comunicar a los chicos algo incorrecto.  

3. Pedir disculpas cuando sea necesario

Somos humanos y podemos cometer errores. Además, ¿quién dijo que los padres nacemos con un manual? En este caso, pidamos perdón si hemos hecho sentir mal a los chicos.

4. Llegar a acuerdos

Si queremos que los chicos realicen una determinada tarea o se comporten adecuadamente es recomendable llegar a un acuerdo en el que le expresamos con paciencia que si no cumplen u obedecen entonces tendrán que dejar a un lado algo que les agrade.

5. Buscar apoyo psicológico

Un profesional podrá facilitarnos herramientas para aplicar en casa y corregir comportamientos sin caer en el maltrato verbal.

6. Trabajar la paciencia

No es fácil controlar las emociones, pero si respiramos profundamente y calmamos la ira es posible.

7. Hacerles entender que algo no está bien

Los chicos no piensan como los adultos, por lo tanto, es mejor hablarles con paciencia y amor para hacerles comprender que algo no está bien.

8. Relajarse de vez en cuando

Ser mamá o papá a tiempo completo es agotador, por esta razón, es conveniente apartar tiempo y liberar el estrés . Seguramente, al llegar a casa el enfado no se apoderará de la armonía familiar y podremos tratar a pequeños con calma.

Dar el ejemplo en casa

Como comentamos anteriormente, “cuando hemos sido criados bajo autoridad basada en gritos hace que normalicemos esta conducta” , sin embargo, nunca es tarde para mejorar al igual que para empezar a aplicar una educación más saludable a nuestros hijos.

Mamá y papá son el primer ejemplo de los chicos. Las conductas agresivas hacen que ellos entiendan que maltratar y alzar la voz a los demás es correcto, por eso, debemos trabajar desde casa una comunicación respetuosa y calmada.  

Además, si en algún momento nos vemos en la necesidad de corregir es preferible esperar llegar al hogar y hacerlo en familia. De ser así, ellos sentirán que, a pesar de que han hecho algo inadecuado, sus seres más preciados los entienden y los aprecian.

Todo en la vida es aprendizaje, tengamos la edad que tengamos siempre debemos estar dispuestos a recorrer el camino aceptando que cometemos errores, hasta finalmente aprender y mejorar. Nunca es tarde para rectificar.


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