¿Cómo viven los padres la transición a la adolescencia?

En la transición a la adolescencia, los jóvenes van formando su identidad y reclamando independencia. La tarea de los padres es hallar un equilibrio entre otorgar cierta libertad y seguir estando presentes.
¿Cómo viven los padres la transición a la adolescencia?
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 26 junio, 2020

La transición a la adolescencia, indudablemente, es dura para los menores. Estos se encuentran a mitad de camino entre la niñez y la construcción de una identidad progresivamente más madura e independiente. Sin embargo, este proceso también puede resultar complicado para los padres, quienes han de saber adaptarse a los cambios para acompañar a sus hijos de la mejor forma posible.

En los progenitores surgirán dudas, temores y, en muchas ocasiones, ganas de detener el tiempo. La nostalgia y la incertidumbre son emociones con las que convivirán a menudo mientras sus pequeños se adentran en la pubertad.

No obstante, esta también puede convertirse en una de las etapas más especiales del crecimiento, y se puede lograr, incluso, afianzar los vínculos emocionales entre padres e hijos si se manejan adecuadamente las dificultades.

¿Cómo afrontar la transición a la adolescencia de los hijos?

Chico en plena transición a la adolescencia.

Respetar su progresiva independencia

Durante la pubertad, los jóvenes comienzan a reclamar una mayor independencia e intimidad. Es posible que comiencen a querer cerrar la puerta de sus habitaciones, que no se abran tanto con sus padres o que no se muestren tan cariñosos como antes.

También en esta etapa empiezan a surgir los primeros planes sencillos con amigos, sin tanta supervisión o presencia adulta. El grupo de pares adquiere un papel protagonista y la familia parece tener menos relevancia. Como madre o padre, trata de comprender esa necesidad de progresiva independencia e intenta poner unos límites adecuados para su edad, sin sobreprotegerlo.

Respeta el rol fundamental que ahora cumplen sus amigos y la importancia que va adquiriendo la vida social en el día a día de tu pequeño. Pero recuerda que tú sigues siendo fundamental para su desarrollo y, aunque ya no te abrace tanto como antes, sigue necesitando y valorando tu afecto.

Aceptar al nuevo ser que está naciendo

Durante la transición a la adolescencia, es común que los jóvenes comiencen a desarrollar una personalidad e identidad propias. Empiezan a definir sus gustos, sus preferencias y sus opiniones. Su carácter cambia y madura al tiempo que ellos lo hacen. Pero, ante este proceso, muchos padres pueden sentir que pierden al niño que un día tuvieron.

Es frecuente sentir añoranza del pequeño dulce, cariñoso y obediente que siempre fue tu hijo. Al inicio, puede ser complicado entender y aceptar sus nuevos puntos de vista, comenzar a verle como un individuo más maduro. Sin embargo, es importante aceptar incondicionalmente a este nuevo ser, con todas sus características personales.

Trata de respetar la imagen que tu hijo quiere tener, la ropa que prefiere vestir, la música que desea escuchar o los amigos con los que desea compartir su tiempo. Evidentemente, ten siempre en cuenta que nada de esto sea perjudicial para su salud o su integridad. Simplemente, en lugar de añorar al pequeño que fue, permítete sorprenderte y maravillarte por la magnífica persona en la que se va convirtiendo.

Adolescente sufriendo enormes cambios en su cuerpo, como la aparición de las temidas espinillas.

Asentar valores

En esta etapa vital es de esperar que los hijos deseen adquirir progresivamente más independencia. Es positivo que puedan ir asumiendo responsabilidades adecuadas a sus capacidades y que tomen decisiones por sí mismos.

La relación padres-hijos ya no se basará únicamente en que los primeros ponen unas pautas y los segundos han de cumplirlas; ahora será necesario que exista la negociación entre ambos. Pero para esto es necesario que los menores demuestren ser responsables y dignos de confianza.

No es positivo limitar a los adolescentes e intentar que la situación se mantenga igual que durante la infancia. Pero es importante transmitirles que confiamos en ellos y esperamos que actúen de forma honesta y responsable.

Seguir siendo guía durante la transición a la adolescencia

Por último, lo más relevante de esta etapa es hallar un equilibrio que nos permita dar espacio a nuestros hijos, pero sin llegar a alejarnos. Por mucho que traten de parecer adultos, maduros e independientes, siguen necesitándote, quizá más que nunca. Tu apoyo, tu guía y tu amor incondicional les resultarán imprescindibles en esta difícil transición.

Por lo mismo, no temas: no has perdido a tu pequeño. No dudes, sigue amándote y necesitándote. Simplemente, aprende a fluir con la vida, a encontrar la belleza en cada etapa de su crecimiento. En lugar de creer que cada paso que dé lo alejará de ti, adopta la actitud de enorgullecerte de sus avances, pues tú siempre serás un pilar fundamental en su vida.


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