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¿Cómo se vive la Exterogestación?

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¿Cómo se vive la Exterogestación?
Escrito por Equipo Editorial
Última actualización: 15 abril, 2020

La exterogestación, por novedoso que nos suene el concepto, es un proceso por el cual pasan madres e hijos desde tiempos remotos. La mayoría de las madres hemos tenido una gestación de dieciocho meses, no es que el bebé se demore tanto en nacer, sino que el periodo comprende una gestación intra y extrauterina, una etapa muy necesaria para el desarrollo del pequeño.

Los seres humanos dependemos absolutamente de una figura materna durante nuestros primeros meses de vida, por esta razón los expertos plantean el concepto de gestación extrauterina. Los sistemas vitales del bebé no se adaptan inmediatamente a la vida fuera del útero, estos son inmaduros en muchos aspectos, por eso la madre los acompaña de distintas maneras al menos nueve meses tras el parto.

¿Qué es la exterogestación?

Para entender mejor lo que significa gestación exterior o exterogestación, podemos comenzar con imaginarnos la fragilidad del recién nacido, este no es capaz de defenderse por sí mismo y sigue necesitando muchas atenciones. Tanto la protección, como el calor y alimento, son elementos que no pueden faltar al bebé en sus primeros días, pero es algo que él mismo no puede producir por su cuenta.

La supervivencia del niño durante los nueve meses después de nacer es identificada como un periodo de gestación extrauterina, en esta etapa el pequeño termina de desarrollarse por medio del portero, colecho, lactancia y el mayor contacto piel a piel con sus padres. Se tiene entendido que la exterogestación se activa como proceso de transformación que requiere el bebé para adaptarse a su nueva vida.

Las madres viven el desarrollo extrauterino durante los meses siguientes al embarazo tal como si todavía estuviesen gestando. Según los expertos, de hecho se mantiene la gestación fuera del útero, pues hace falta que este tiempo transcurra para que todo vuelva a la normalidad. En tal sentido, la exterogestación implica una relación que regula los sistemas inmaduros del bebé durante los primeros meses de vida.

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La exterogestación completa los meses que hacen falta

En comparación con algunos animales, por ejemplo los simios, el tiempo de gestación del ser humano es todavía muy corto. Según la hipótesis de los expertos, los cambios progresivos en el hombre han determinado que el período de gestación se acorte. En tal sentido, aquellos animales cuya vida intrauterina es más larga nacen con mayor grado de madurez.

Los sistemas vitales de un simio recién nacido se han madurado el doble que el de un humano, pese a que nace apenas dos semanas después. Es por ello que el hombre requiere un tiempo adicional de acomodo, crecimiento y maduración. Podemos hablar que después del año de nacido, el bebé tan solo ha conseguido desarrollar un tercio de su cerebro y ni siquiera imaginamos que puedan defenderse solos.

Al momento de nacer es primordial que el cerebro del bebé se nutra de las experiencias y el contacto con otros humanos. Se estima que el tacto es el principal protagonista en esta etapa, por tal razón se vuelve indispensable que el pequeño sea llevado en brazos y se conecte con otros elementos por medio de la lactancia.

Los expertos afirman que esta interacción durante el desarrollo extrauterino de nueve meses conlleva al fortalecimiento del sistema respiratorio, cardíaco y sensorial. En este período, el bebé apenas puede adaptarse por medio del sentido del tacto, pero gracias al contacto permanente con la piel de sus padres, consigue la confianza necesaria para agudizar otros sentidos como la vista y la audición.

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El recién nacido viene al mundo con los pulmones y el corazón lo suficientemente desarrollados como para continuar la vida fuera del útero, sin embargo, su cerebro no se encuentra maduro sino pasado el año. En tal sentido, la mayor parte del desarrollo cerebral del hombre se produce durante la exterogestación, el aumento de conexiones continúa hasta la edad adulta, pero los primeros años son primordiales.

De manera que, los segundos nueve meses de gestación proporcionan el sustento vital para permitir un desarrollo extrauterino. Hasta tanto el bebé no consiga interactuar con el medio, desplazarse y conectar el mayor número de neuronas, ni la madre ni el hijo habrán completado en su totalidad la “gestación”; más adelante, se produce una necesaria separación que permite la generación de autonomía.


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