A la hora de educar a un menor, es imprescindible que existan roles definidos en el seno familiar. Los padres son quienes imparten disciplina y velan por la seguridad y el bienestar de sus hijos y son las primeras figuras de autoridad y referencia. Sin embargo, esto se dificulta cuando otros adultos pasan por encima de las normas e indicaciones de los propios progenitores. Por ello, es importante saber cómo actuar si un familiar te desautoriza ante tu hijo.
La relación con la familia extensa no siempre es sencilla. Diversas generaciones y personalidades confluyen, cada una con sus diferentes opiniones y puntos de vista. Y la situación se complica aún más cuando es la familia política quien tiende a entrometerse en el modo de educar a nuestros hijos. No obstante, aprender a ejercer una comunicación asertiva puede ayudarnos mucho en este tipo de circunstancias.
¿Cómo actuar si un familiar te desautoriza ante tu hijo?
Abuelos, tíos, primos y todos aquellos familiares que forman parte de la familia extendida realizan valiosos aportes a nuestra vida. Ellos nos proporcionan apoyo emocional, logístico y hasta económico en muchas situaciones. Además, contribuyen de forma muy positiva al desarrollo de los menores, pues les conectan con sus raíces y les otorgan sentido de pertenencia.
No obstante, en ocasiones no se respetan ciertos límites que son básicos e indispensables. Finalmente, la educación de los hijos es tarea y responsabilidad de los padres y sus decisiones han de ser respetadas y apoyadas por el resto de adultos de la familia. Cuando esto no ocurre, podemos encontrarnos en una situación incómoda, frustrante y difícil de resolver. Por ello, te proponemos tener en cuenta las siguientes consideraciones.
Sé flexible
Si un familiar te desautoriza ante tu hijo, puede que percibas su comportamiento como una falta de respeto y que esto conduzca a un conflicto. Sin embargo, has de tener en cuenta que, muchas veces, no es esa la intención. La disciplina es tarea de los padres, pero abuelos, tíos y otros familiares mantienen con los niños una relación más permisiva. Por lo mismo, es normal que deseen concederles caprichos y complacerlos.
Esto es algo natural y es importante ser flexible al respecto. Toda norma tiene una excepción y conceder ciertas licencias de vez en cuando no implica perder autoridad. Por ello, permite que, dentro de unos límites, los niños disfruten de estas concesiones por parte de sus familiares.
Aceptar que les compren regalos, aunque ya tengan de todo, o que les ofrezcan su merienda favorita, aunque no sea la más saludable, no tirará por tierra la labor de educación que vienes realizando, ya que se trata de ocasiones puntuales.
Pon límites
Por otro lado, hay circunstancias que van más allá de conceder un capricho y que, a todas luces, van en contra de los valores que deseas inculcar a tus hijos. Como madre, tienes derecho a establecer unos límites en su educación que han de ser respetados por todos. Así, es importante que lo comuniques, de forma asertiva, en el mismo momento en el que sucede.
Muchas veces, por evitar un conflicto, dejamos pasar situaciones con la esperanza de que no se repitan. Sin embargo, lo que ocurre realmente es que estas van escalando hasta que llegan a un punto en el que no sabemos cómo frenarlas. Por ello es necesario ser claros desde el principio.
No obstante, elige cuidadosamente el momento y el lugar para hablar con aquel familiar que sientes que está traspasando los límites. Este tipo de conversaciones es preferible mantenerlas a solas y, sobre todo, lejos de los niños. No les aportaría ningún beneficio ver discutir a dos adultos a los que respetan y consideran importantes en sus vidas.
Si un familiar te desautoriza frente a tu hijo, mantened un frente unido
Por último, resulta imprescindible que los padres formen un frente unido ante este tipo de cuestiones. No importa si se trata de la familia de uno o de otro; ambos deben establecer las normas respecto a la educación de los menores y transmitirlas al resto de la familia. Del mismo modo, ante una transgresión o una intromisión excesiva por parte de otro adulto, es preferible que sean los dos quienes traten el asunto con dicho familiar.
Si uno de los progenitores se coloca del lado de su familia sin tener en cuenta la opinión de su pareja, el mensaje que recibe el niño es aún más confuso y perjudicial. Los padres han de trabajar en equipo.
Bibliografía
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- Villamizar, Y. P. (2004). La familia extensa: una estrategia local ante crisis sociales y económicas. Trabajo Social, (6).
- Papa, Y. (2019, junio 10). Suegras tóxicas. Recuperado diciembre de 2020, de https://lamenteesmaravillosa.com/suegras-toxicas/