Cuándo comenzar las rutinas de alimentación en los bebés

A partir de los 3 o 4 meses de vida, conviene sentar unas buenas rutinas de alimentación para que el bebé se acostumbre progresivamente a los hábitos saludables.
Cuándo comenzar las rutinas de alimentación en los bebés
Saúl Sánchez Arias

Escrito y verificado por el nutricionista Saúl Sánchez Arias.

Última actualización: 29 noviembre, 2022

Marcar unas buenas rutinas de alimentación en los bebés puede determinar el mantenimiento de un correcto estado de salud a medio plazo. Por eso, es positivo sentar unos buenos hábitos en las primeras etapas de la vida para que se mantengan posteriormente durante toda la infancia.

Conoce cuándo comenzar con las rutinas de alimentación

Hay que tener en cuenta que no solo importa lo que se come, sino también cómo se desarrolla el proceso de alimentación. Los horarios pueden influir sobre la capacidad de metabolizar los nutrientes o de convertirlos en energía. Ciertas personas son genéticamente muy sensibles a las alteraciones en este punto. A continuación, te contamos cuándo comenzar con la rutina y cómo implementarla.

Empezar a los 3 o 4 meses

Cuando el niño cumple sus primeros 3 o 4 meses se puede comenzar a ofrecer la alimentación complementaria a la leche materna. Lo primero que es preciso destacar es que los pequeños necesitan seguir rutinas y horarios para favorecer el desarrollo y la educación de los mismos. Por este motivo, conviene que los períodos de alimentación sean siempre a la misma hora, aunque durante las primeras semanas de vida esta premisa no se podrá cumplir.

Una vez que el bebé se desarrolla, conviene que la comida se ofrezca siempre en el mismo momento del día. Lo mejor es que sea en un horario temprano para favorecer el metabolismo.

Es mejor comer temprano

Es siempre positivo evitar comer muy tarde. Existen investigaciones que demuestran que alimentarse temprano reduce el riesgo de desarrollar sobrepeso y patologías metabólicas en muchas personas.

Normalmente, se empiezan a pautar horarios más estrictos a partir de los 3 o 4 meses. Eso sí, habrá que tener en cuenta desde un primer momento el ritmo del bebé. Por ejemplo, si necesitar dormir mucho, será preciso adaptarse a ello. En ocasiones, puede despertarse a media noche y demandar alimento. En este caso, lo mejor es satisfacer la petición.

Mantener los hábitos es importante

Una vez que se han identificado los biorritmos naturales del niño y que se han planificado las comidas con relación a estos, es fundamental asegurar que los hábitos se mantienen a lo largo del tiempo. Solo se han de variar si se experimentan contratiempos, como puede ser una situación de enfermedad.

De todos modos, se pueden hacer excepciones y ofrecer alimentos fuera de los horarios marcados, aunque solo si el bebé lo demanda. Es necesario tener presente que durante esta etapa de crecimiento los requerimientos nutricionales se encuentran aumentados. Según una investigación publicada en Annals of Nutrition & Metabolism, hay que administrar más proteínas para permitir un desarrollo óptimo.

Qué alimentos se deben evitar

Ahora bien, siempre y cuando se salten las rutinas marcadas, debe ser para ofrecer alimentos de calidad. La leche materna es uno de ellos. Sin embargo, hay que evitar darle al bebé galletas, cereales azucarados o zumos. Estos comestibles podrían poner en riesgo la salud a medio plazo debido a la gran concentración de azúcares simples que contienen.

Dentro de las posibilidades, es siempre beneficioso asegurar que el bebé coma de todo un poco. Ofrecer variedad de alimentos es clave para evitar déficits nutricionales.

Planificar variedad en las rutinas de alimentación de los bebés

Una de las bases de la dieta saludable es la variedad. Por este motivo, conviene incrementar el espectro de alimentos consumidos por el bebé una vez iniciada la alimentación complementaria. Para ello, hay que ceñirse siempre a las indicaciones ofrecidas por el especialista.

De este modo, se consigue reducir el riesgo de experimentar déficits nutricionales que condicionen el estado de salud a medio plazo. Hay que tener en cuenta que un aporte ineficiente de nutrientes esenciales puede provocar el desarrollo de patologías complejas y crónicas, como es el caso de la anemia.

En el caso de sospechar que no se cubren los requerimientos, lo óptimo es consultar con el médico. También, puede ser preciso introducir algún complemento en ciertos casos. De esta manera, se evitan las alteraciones en las funciones fisiológicas.

Sentar buenas rutinas de alimentación en los bebés es esencial

Como has visto, conviene pautar buenas rutinas de alimentación desde las primeras etapas de la vida. Para ello, es óptimo fijar horarios para comer e intentar ceñirse a ellos, aunque se puedan realizar excepciones durante las etapas de crecimiento. Además, como norma general, conviene darle de comer temprano al bebé para evitar atracones nocturnos.

Por otra parte, resulta determinante planificar una dieta variada con predominancia de los alimentos frescos. Se debe evitar ofrecerle al niño aquellos ultraprocesados con grandes cantidades de azúcares simples o de grasas trans. Este tipo de sustancias generan un impacto negativo sobre el organismo, por lo que pueden perjudicar el desarrollo y la función metabólica.


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