Una de las inquietudes más recurrentes de los padres es saber en qué momento sus hijos pueden comenzar a leer. A causa de ello, incluso antes de comenzar la etapa escolar, tratan de buscar métodos para que el niño se familiarice con los libros y estimule el hábito de la lectura.
Sin embargo, muchas veces se desea que el niño aprenda a una edad muy temprana y los padres llegan a cometer el error de presionarlo, confundirlo y hacer que el proceso sea tortuoso.
A causa de este tipo de problemáticas apareció la neuroeducación, un campo que busca analizar el funcionamiento del cerebro para encontrar las mejores técnicas de aprendizaje. Con esto, los especialistas buscan que los padres comprendan cómo evolucionan las estructuras mentales y eviten apresurarse en temas que no corresponden a la edad.
Los especialistas vinculados a esta disciplina han enfatizado que el aprendizaje de la lectura solo se logra cuando el cerebro ha alcanzado un desarrollo importante. Debido a ello, puntualizan que ese acontecimiento sucede alrededor de los 6 años y, por lo tanto, antes de esa edad es erróneo obligar a los hijos a saber leer.
Además, agregan que para identificar bien cualquier tipo de información es fundamental que el cerebro desarrolle sus áreas temporal, parietal y la corteza superior. Esto requiere de un proceso y, de esa manera, los niños ejecutan sus actividades complejas cuando este órgano está maduro para eso.
En esas áreas del cerebro se forman las conexiones que permiten mantener la atención. Por lo tanto, cuando estén listas el niño logrará recibir toda la información, organizarla y entenderla.
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Errores que se deben evitar al enseñar a leer
Muchos padres se fijan en el proceso de los otros niños. A partir de esa idea, cuando identifican que otro pequeño logró aprender antes de los 6 años manifiestan que su hijo tiene que hacer lo mismo.
Si esto no ocurre llegan a pensar que su bebé es menos inteligente que su par. No obstante, este concepto es totalmente erróneo porque el cerebro de cada niño tiene un ritmo de desarrollo diferente.
A raíz de ese hecho, no todos los niños tienen entrenado el control de su memoria al mismo tiempo. Por lo tanto, en ningún momento se deben comparar los procesos porque cada organismo es totalmente único e irrepetible.
Por otra parte, durante el proceso de aprendizaje jamás se debe obligar a un hijo o tratar de conseguir un objetivo a la fuerza. Pues, con esa acción lo único que se consigue es que el niño se sienta mortificado cuando realiza esa actividad, le sienta pereza y no se enfoque de una manera óptima.
Así, lo que se debe fomentar es que el niño se divierta mientras aprende, para que entienda que ese ejercicio le produce beneficios y comience a realizarlo con gusto y a perfeccionar la técnica.
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A tener en cuenta
Lo más adecuado para que los hijos aprendan a leer y se interesen por el hábito de la lectura es esperar a que estén preparados. De tal manera, se evita que se frustren durante la adquisición de las nociones o despierten miedos innecesarios y difíciles de eliminar.
Asimismo, al comenzar en el momento propicio se consigue que el niño aprenda y evolucione muy rápido. Pues, su cerebro estará listo para organizar toda la información con la que se encuentre.
Tanto así que los especialistas indican que un niño entre los 6 y los 7 años puede comenzar a leer en 3 semanas. De esa manera, no hay necesidad de afanarse y generar preocupaciones innecesarias.
Bibliografía
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- Campos A. NEUROEDUCACIÓN: UNIENDO LAS NEUROCIENCIAS Y LA EDUCACIÓN EN LA BÚSQUEDA DEL DESARROLLO HUMANO [Internet]. Estados Unidos: Organización de los Estados Americanos; 2010 [citado 22 de octubre de 2021]. Disponible en: http://www.educoea.org/portal/La_Educacion_Digital/laeducacion_143/articles/neuroeducacion.pdf