Carga mental: el trabajo invisible de las madres

Muchas parejas piensan que las tareas de su hogar están equitativamente repartidas entre ambos. Sin embargo, con frecuencia, es la mujer la que carga con todo el peso de la planificación.
Carga mental: el trabajo invisible de las madres
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 10 julio, 2020

Muchas parejas piensan que las tareas domésticas y familiares en su hogar están equitativamente repartidas entre ambos miembros. Sin embargo, el trabajo de logística y planificación aún sigue recayendo mayoritariamente en las mujeres. En esto consiste el concepto de carga mental.

Indudablemente, la situación social ha cambiado respecto a equidad e implicación de los hombres en las tareas del hogar. Dado que las mujeres participan activamente en el mercado laboral, cada vez son más las parejas que dividen el trabajo doméstico entre ambos. Es lógico y justo.

Sin embargo, si miramos un poco más en profundidad, comprobaremos que este reparto no es tan equitativo como parece. Las tareas físicas están compartidas, pero la labor mental de planificar, organizar y gestionar recae casi totalmente en la mujer.

¿Qué es la carga mental?

El concepto de carga mental da cuenta de todo el trabajo invisible necesario para que las distintas áreas de la vida familiar funcionen correctamente. El proceso de estar pensando continua y deliberadamente en todas las tareas pendientes y en cómo gestionarlas. Anticiparnos, organizar y recordar todo lo que queda por hacer.

Pareja haciendo las tareas del hogar juntos para rebajar la carga mental de las mujeres.

Fue la socióloga Susan Walzer quien, en su estudio, describió este término y las diferencias de género existentes respecto a él. Sin embargo, para percatarnos de esta desigualdad, es necesario que comencemos a distinguir entre tareas físicas y mentales.

Tareas físicas:

  • Ir al supermercado.
  • Recoger al niño del colegio.
  • Hacer la cena.
  • Tender la lavadora.

Tareas mentales:

  • Darse cuenta de que se está terminando la pasta de dientes y anticiparse a comprarla antes de que se agote.
  • Recordar que el niño hoy tenía una excursión y, por ello, sale del colegio una hora antes.
  • Planificar con antelación qué vamos a cenar y acordarse de sacar del congelador los alimentos para que estén listos a su hora.
  • Organizarse para poner la lavadora el jueves porque el sábado tenemos una cena y ha de dar tiempo a que la ropa que queremos usar se seque.

Esta segunda clase de tareas parece ser territorio único de las mujeres. Los hombres no suelen ocupar la misma cantidad de tiempo en todo este proceso mental y, si lo hacen, es, generalmente, respecto a sus propios asuntos laborales. Las mujeres, en cambio, piensan, organizan y planifican su vida laboral, social, doméstica y la del resto de miembros de su hogar.

¿Cómo detectar la carga mental?

Debido a la inercia social que sigue asignando la responsabilidad del hogar a las mujeres, a veces es difícil detectar que estamos en esta injusta situación. Tenemos tan interiorizado que es nuestra labor que, a veces, incluso, podemos llegar a sentir que nuestro valor como personas está ligado a nuestra capacidad para ocuparnos de la casa y de la familia. 

Por tanto, en primer lugar, es necesario tomar conciencia de que no es únicamente nuestra responsabilidad. Lo justo es que sea compartida. A continuación, podemos llevar a cabo la sencilla tarea de anotar durante una semana las tareas que tenemos en mente y pedir a nuestra pareja que haga lo mismo.

Pareja haciendo la cama juntos.

Este pequeño ejercicio podrá darnos una perspectiva de hasta qué punto estamos cargando con una mochila demasiado pesada. Y será el punto de partida para realizar las modificaciones necesarias en la dinámica familiar.

Por otro lado, nuestro estado de salud también puede constituir una señal de alerta. La carga mental supone un gran peso que genera estrés, ansiedad e incluso síntomas físicos, como frecuente dolor de espalda o de cabeza.

¿Cual es la solución?

La forma de alivianar esta pesada mochila es compartiendo la carga. Pero haciéndolo de una forma real y efectiva. No es válido que el compañero admita hacerse cargo de ciertas tareas mentales y luego las olvide y no las lleve a cabo. Tampoco es aceptable que la mujer deba dejar instrucciones al hombre, cada vez que sale de casa, respecto a los niños, las comidas o los horarios.

Es necesario que ambos cónyuges se comprometan de una forma firme a ocuparse de lo que les corresponda, tanto a nivel físico como mental. Para ello, una buena estrategia puede ser dividir las tareas por áreas: por ejemplo, uno de los cónyuges se ocupa de planificar y preparar menús, y el otro se hace cargo de lo referente al colegio de los niños.


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  • Walzer, S. (1996). Thinking about the baby: Gender and divisions of infant care. Social Problems43(2), 219-234.
  • López, S. T., Calvo, J. V. P., Menéndez, M. D. C. R., García, C. M. F., & Martín, S. M. (2010). Hacia la corresponsabilidad familiar:" Construir lo cotidiano. Un programa de educación parental". Educatio Siglo XXI28(1), 85-108.

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