Si tienes niños pequeños, seguramente te has preguntando dónde está el límite y hasta qué punto puede ser bueno que un chico hable muchos idiomas. O tal vez sea mejor que se centre en una lengua particular. O igual, como mucho, dos únicamente. Así que intentamos despejar esta incógnita buscando la opinión de los especialistas.
Y es que existen muchos mitos sobre si criar a un hijo bilingüe es bueno o puede acabar causándole más confusión. Por ello muchos padres se desaniman al creer que acabarán causando retrasos en el habla. O tal vez que es demasiado tarde para empezar. Pero lo cierto es que no es así. Por eso te contamos las razones para que dejes de creer en estos mitos completamente falsos y sin fundamento científico.
La ciencia y los idiomas en el niño
Pues bien, según los expertos, con el objetivo de facilitar el aprendizaje y evitar problemas al niño, en el caso de que el pequeño se críe en una familia multilingüe, habrá que seguir una serie reglas, y es tan sencillo como que el pequeño asocie un padre a una lengua.
En cualquier caso, en este tipo de situaciones es cierto que hay que empezar a hablarles en los dos idiomas cuanto antes. Así se logra que el niño identifique cuanto antes cuál es la lengua minoritaria, es decir, la que no se habla en ese país.
Hay que tener en cuenta que no sólo se trata del habla, sino también de la escritura. Y es que en el niño predominará la escritura y la ortografía en la lengua en la que se imparte en el colegio. Pero no por ello se ha de dejar de lado la del idioma que no se habla en casa. Es más, también se ha de enseñar, aunque sea a través de actividades divertidas.
Los niños aprenden idiomas a gran velocidad
Está demostrado que los niños, cuando están expuestos a varios idiomas, los aprenden con una rapidez mucho mayor que la de los adultos. Así que es fundamental fomentar este aspecto desde pequeños, tanto si se crían en un entorno bilingüe como si llevamos al niño a un cole de estas características.
Uno de los factores más importantes para que los niños consigan expresarse en varios idiomas pasa por la propia actitud de los padres. Y es que si lo afrontan como una situación angustiosa para los peques, también lo será.
No hay retrasos en el bilingüismo
Criar a niños bilingües no provoca retrasos en el habla como se ha creído durante bastante tiempo. Aunque es cierto que algunos chicos suelen tardar un poquito más en empezar a hablar. No obstante, se trata de algo temporal y muy breve que no tendrá mayores repercusiones. Así que si hablamos de un retraso importante y a tener en cuenta, no es cierto.
No tengas miedo si al principio los niños mezclan los dos idiomas, porque no es importante ni grave. Confundir lenguas es inofensivo. El chico puede distinguir bien sus idiomas y simplemente esta mezcla se produce porque uno de ellos tiene mayor influencia que el otro. Eso provoca una falta de vocabulario en el idioma minoritario. Se trata de algo temporal y desaparece a medida que el niño crece y su vocabulario se enriquece.
Y si todavía no has empezado a criar un niño bajo el bilingüismo, pero te gustaría, recuerda que nunca es demasiado tarde para hacerlo. Aprender un segundo idioma es más fácil para los niños menores de 10 años. Eso sí, no mucho después. Cuando comienza el período de la pubertad, se ha demostrado que los idiomas nuevos se almacenan en una zona diferente del cerebro. Por ello los niños tienen que traducir o usar su lengua materna para guiarse.
El bilingüismo es bueno para el pequeño
No te preocupes si al principio observas síntomas que tú puedes interpretar como dificultades. Realmente no lo son porque los niños aprenden rápido y absorben conocimientos a un gran ritmo. Aunque es mejor que los chicos memoricen un nuevo idioma cuanto más temprano mejor. Así estarán expuestos al mismo, no es una obligación para ellos y puedes hacerlo en el momento que consideres.
Recuerda que ser bilingüe tiene muchas ventajas. Es el caso del aumento de la capacidad para pensar de forma más flexible. También para conseguir ese efecto en tu hijo tendrás de tiempo hasta aproximadamente los diez años. Nunca es tarde.