Bronquiolitis en bebés: lo que debes saber

La bronquiolitis afecta a las ramas más finas de las vías aéreas y puede comprometer la oxigenación de todos los tejidos del cuerpo. Te contamos todo lo debes saber.
Bronquiolitis en bebés: lo que debes saber
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Escrito por Leidy Mora Molina

Última actualización: 16 abril, 2022

Una de las enfermedades más frecuentes de los bebés es la bronquiolitis, una afección en las vías respiratorias, típica de los meses fríos del año

Por lo general, se produce a partir de una infección viral que causa congestión e inflamación de las vías respiratorias más estrechas, llamadas bronquiolos. La mayor incidencia ocurre en los bebés pequeños, entre los 3 y los 6 meses, debido a la inmadurez de su sistema inmunitario.

La mayoría de los pequeños cursa esta afección sin mayores inconvenientes. Sin embargo, los especialistas estiman que la bronquiolitis aguda viral constituye una de las principales causas de internación en pediatría. Especialmente en los bebés pequeños.

A continuación, te vamos a contar más de qué se trata y cómo puedes prevenir sus complicaciones. ¡No te lo pierdas!

¿Qué es la bronquiolitis?

Tal como anticipamos, la bronquiolitis es la inflamación de los bronquiolos, que son las ramificaciones más pequeñas de los pulmones.

Si bien se trata de una inflamación, la mayoría de veces es producida por una infección viral. Estos agentes son transmitidos al bebé por medio de las partículas de aire que respira o por el contacto directo de la saliva o de los mocos de una persona infectada. En general, de sus hermanos mayores o de sus compañeros de guardería.

La bronquiolitis comienza con síntomas de resfriado común y al cabo de 2 o 3 días, agrega síntomas respiratorios “bajos”, como la tos y la dificultad para respirar (disnea).

Este fenómeno se produce en los bebés porque al tener unos conductos aéreos tan estrechos es mucho más fácil que se obstruyan ante una mínima inflamación. Por eso, a menor edad o cuando haya algún factor condicionante, mayores serán las probabilidades de desarrollar esta enfermedad.

Los bebés con tos seca, agitación y dificultad para alimentarse o descansar, requieren ser evaluados oportunamente a fin de descartar una bronquiolitis.

Causas de bronquiolitis

Las infecciones virales son las principales causas de la bronquiolitis en los bebés. Si bien existen varios agentes probables, el virus respiratorio sincitial (VRS) es el protagonista en la mayoría de los casos. No obstante, el influenza, el parainfluenza, el rinovirus, el adenovirus, el bocavirus y el metapneumovirus también pueden causarla.

Además de los virus, la bronquiolitis puede ser disparada por otras entidades que favorezcan a la inflamación de las vías aéreas, como las alergias.

Síntomas de bronquiolitis en bebés

Al principio, los síntomas de la bronquiolitis son parecidos a los de un resfriado común:

  • Congestión nasal.
  • Tos catarral.
  • Fiebre.
  • Aumento de secreciones nasales.
  • Pérdida del apetito.
  • Fatiga y cansancio.

Pero al cabo de unos días, comienzan a aparecer los síntomas propios de la entidad, que nos alertan acerca de la posibilidad de una inflamación en la vía aérea “baja” o dentro de los pulmones:

  • Dificultad para respirar (disnea). El bebé respira agitadamente aún en reposo y utiliza todos los músculos del tórax, cuello y abdomen para ingresar el aire a los pulmones. Esto se constata como hundimiento en los huecos entre las costillas, movimientos abdominales exagerados e incluso, cabeceo hacia delante, que coincide con la exhalación.
  • Sibilancias espiratorias. Son sonidos agudos, tipo silbido o quejido de gato, cuando el bebé saca el aire. Esto indica una obstrucción de la vía aérea pequeña. A veces, pueden oírse sin necesidad de usar estetoscopio.
  • Problemas para descansar, para alimentarse y para hidratarse.
  • Irritabilidad o tendencia pronunciada al sueño.
  • En casos avanzados, puede observarse cianosis en cara o labios, que es la coloración azulada de la piel por la falta de oxígeno.

Ante estos síntomas, es fundamental acudir de inmediato al hospital, pues el niño requiere ser valorado con urgencia.

Es posible que además del examen físico, el médico indique algunas pruebas complementarias, como una radiografía de tórax y un análisis de sangre. Esto es con el fin de diferenciar la bronquiolitis de otras alteraciones pulmonares comunes de esta etapa y así indicar el tratamiento adecuado.

¿En qué se diferencia una bronquiolitis de una bronquitis?

La bronquiolitis es una afección de las ramas más delgadas de los bronquios, que solo ocurre en lactantes o niños menores de 2 años. De hecho, se denomina así al primer episodio bronco-obstructivo del bebé. Los sucesivos se denominan espasmos bronquiales o broncoespasmos.

Por su parte, la bronquitis es afectación de las ramas más gruesas del árbol pulmonar, llamados bronquios. Estos no suelen provocar los mismos síntomas que la bronquiolitis, sino limitarse a una tos con flema y fiebre.

Tratamiento de la bronquiolitis en bebés

El tratamiento de la bronquiolitis depende de la evolución de la enfermedad. En la mayoría de los casos, el cuadro no requiere hospitalización y se maneja con medidas de soporte en el hogar. A continuación, te las compartimos:

  • Evitar la obstrucción nasal. Realizar lavados nasales con solución fisiológica para diluir la mucosidad y luego, aspirar manualmente o con el aspirador eléctrico. Si bien no resuelve la obstrucción de la vía aérea baja, mejora la posibilidad de ingresar aire oxigenado a los pulmones.
  • Elevar la cabecera del bebé mientras duerme. De esta forma, se evitan las obstrucciones de la vía aérea superior, provocadas por la lengua del bebé y el acúmulo de secreciones en la faringe.
  • Usar vaporizador o humificador en la habitación. Esta recomendación dependerá del contexto, pues solo beneficiará al niño si el clima es extremadamente seco. En los demás casos y sobre todo en los bebés pequeños, puede ser mejor evitarlo.
  • Hidratar al bebé con frecuencia. Es necesario ofrecerle líquidos constantemente, dentro de lo que habitualmente ingiera (leche, agua, zumos de frutas, caldos). Con la agitación y los mocos, los bebés pierden mucha más agua de lo habitual. Por eso, es clave reponer todo lo que se pueda a fin de evitar la deshidratación.
  • En caso de que tenga dificultad para mamar o comer, ofrecerle tomas cortas y reiteradas.

El pediatra puede indicar paracetamol para calmar el malestar general y la fiebre, en el caso de que esta aparezca.

Si la bronquiolitis se agrava, el especialista evaluará la necesidad de ingresar al pequeño. En estos casos, lo más probable es que se requiera tratamiento con oxígeno, hidratación endovenosa y la administración de medicamentos, cuando sea necesario.

bebe sentado en la banera tina de bano lavado nasal solucion fisiologica
Los lavados nasales ayudan a liberar las secreciones respiratorias de las vías aéreas altas. Si bien no resuelven la obstrucción de los bronquíolos, favorecen al recambio de aire que el bebé respira.

¿Cómo se previene esta afección en el bebé?

Cada invierno es importante implementar todas las medidas de higiene para prevenir las infecciones respiratorias en el hogar. Pues si bien pueden ser leves en los adultos, en los niños y en los bebés pueden resultar muy graves.

Por eso, toma en cuenta las siguientes medidas preventivas:

  • Procura un correcto lavado de manos al regresar a casa y antes de tomar contacto con el bebé.
  • Evita que el bebé esté en contacto con personas resfriadas o enfermas.
  • Amamanta a tu hijo todo lo que puedas. Así, le brindas una protección extra contra las infecciones respiratorias.
  • Mantén limpia y desinfectada las superficies donde el bebé se encuentre, así como tu casa bien ventilada.

La bronquiolitis es una alteración pulmonar que limita sola y que suele manejarse en casa, sin embargo, en algunos casos requiere hospitalización. Sobre todo, en bebés prematuros, menores de 6 meses o aquellos con patologías crónicas.

Junto a esto, cabe destacar que muchos niños que padecen de bronquiolitis por VRS podrían desarrollar asma a futuro, pero esto no ocurre en todos los casos. Algunos estudios sugieren que las secuelas provocadas por este virus podrían actuar como inductores o facilitadores del desarrollo de la enfermedad asmática.

Entonces, cuando empiecen los primeros fríos, pon en práctica todas las medidas preventivas que te mencionamos y consulta al pediatra ante la menor duda sobre los síntomas de tu bebé. El tratamiento oportuno y adecuado puede modificar el pronóstico de la enfermedad.


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