Beneficios de leer a bebés

Aprender a reconocer nuestras emociones y a gestionarlas es uno de los beneficios de leer a los niños. Así, ellos se identifican con los personajes y pueden aprender a expresar cómo se sienten.
Beneficios de leer a bebés
Maria Fátima Seppi Vinuales

Revisado y aprobado por la psicóloga Maria Fátima Seppi Vinuales.

Última actualización: 24 septiembre, 2022

Quizás nos imaginamos que la lectura debe quedar reservada para cuando los chicos crezcan. Sin embargo, nada más lejos de la realidad. Desde temprana edad, es posible acercar esta actividad y aprovechar los beneficios de leer a los bebés. El establecimiento de un vínculo, el desarrollo de la curiosidad y el aprendizaje son solo algunos de ellos. Veamos cuáles más existen.

Conoce cuáles son los beneficios de leer a los bebés

Algunos de los principales beneficios de leer a bebés son los siguientes:

Fomenta la cercanía y el vínculo

Cualquiera sea la actividad que realicemos con el bebé, servirá para estrechar el lazo, brindar seguridad y demostrar afecto. En definitiva, es positivo para establecer un vínculo de apego. Esto es muy importante, especialmente a temprana edad, ya que es la etapa en que los niños aprenden a mirarse a sí mismos, a los otros y a comprender el mundo.

Contribuye a estimular los sentidos

La lectura no solo implica que los bebés nos escuchan, sino que también nos miran. Incluso cuando son más chicos, hay libros con texturas diferentes para desarrollar también el tacto.

Permite el desarrollo de la imaginación 

Al presentarles otros mundos, personajes e historias, los cuentos permiten desarrollar la imaginación de los bebés y también la creatividad. Incluso, a medida que crecen, también es un buen recurso para enseñarles a encontrar soluciones a sus problemas al mostrarse distintos desenlaces.

Es una fuente de aprendizaje

Poco a poco, los niños comienzan a familiarizarse con los sonidos, las letras y el vocabulario. También es una forma diferente de conocer el mundo y otras culturas e historias de una manera didáctica y entretenida.

La lectura en los niños es una fuente de aprendizaje, ya que, poco a poco, empiezan a reconocer los sonidos, las letras y a adquirir vocabulario.

Reduce el estrés 

Leer y poder conectarse con otras situaciones, identificándose o reconociéndose en ellas, es una de las formas de comprender qué nos sucede. En este caso, la figura de otro, como ser de un personaje, funciona como un espejo. Por otro lado, escuchar la voz de un ser querido y sumergirnos con él en una historia, también funciona como un calmante o relajante natural. Así, la lectura a los bebés, permite aprender a gestionar las emociones.

Ayuda a detectar dificultades 

Como cualquier interacción, cuando nos relacionamos con otra persona esperamos cierta respuesta. Por eso, cuando le leemos a los niños, es esperable que ellos se concentren, nos escuchen, nos traten de imitar y que intenten repetir sonidos o nos sigan con la mirada. Cuando notamos que no hay interacción en reiteradas oportunidades, quizás podemos alertar de que hay alguna dificultad e intervenir a tiempo.



Cómo fomentar la lectura en los niños

La teoría es muy linda. Ahora ya conoces los beneficios de leer a los bebés e infantes. Sin embargo, es importante poder pasar a la práctica y lograr que los pequeños se sientan atrapados por la lectura. Veamos cómo hacerlo:

  • Hay que leer: en nuestra rutina diaria, hay que destinar al menos algunos minutos a la lectura. Lo recomendable es que no sea una actividad de paso u obligatoria, sino que tenga su propio espacio y tiempo. Por ejemplo, es muy recomendada como previa para conciliar el sueño.
  • Involucrarlos y permitirles elegir: tanto al momento de comprar el libro como a la hora de leerlo, es clave que los pequeños elijan el tema y que se interesen por él.
  • Comprender que hay libros para cada edad: no debemos presionar o forzar la lectura. Los primeros libros son más bien ilustrados, con muchos colores y dibujos y poco texto. Conforme se desarrollan, también los libros cambian. Si intentamos adelantarlos y que realicen algo que no es acorde con su edad y capacidad, terminaremos por frustrarlos y por generar rechazo por la actividad.
  • Todo puede ser lectura: para que se sientan más cómodos con la lectura, podemos extender esta actividad a otros ámbitos. Por ejemplo, pedirles que nos lean una receta para cocinar o nos digan qué dice en los carteles en la calle.


Se debe tener en cuenta que hay libros para cada edad. Para los más pequeños, tendrán poco texto y muchas imágenes coloridas. También, algunos presentan diferentes texturas para estimular los sentidos.

La lectura es un hábito y un aprendizaje

Tanto la lectura como la escritura requieren de una compleja coordinación de habilidades. Así, se ponen de manifiesto las capacidades cognitivas, de motricidad, simbólicas y fonológicas, entre otras. Entonces, cuando decidimos introducir a los niños en ese mundo, tenemos que aprender a respetar sus tiempos.

Habrá niños que disfrutan de leer o de escuchar un cuento, mientras que otros son más físicos o corporales y necesitan descargar su energía. Por eso, debemos poder adecuar este recurso para ese niño que tenemos enfrente. Por ejemplo, para el caso de los menores que necesitan movimiento, no se trata de rechazar la lectura, pero quizás si combinarla con cuentos que tengan actividades o desafíos en el medio.

Finalmente, la lectura también es un hábito o una costumbre que empieza en casa. Un pequeño que jamás tuvo un libro o a quien nunca le leyeron un cuento, quizás tenga menos interés en hacerlo. En este sentido, también se trata de ser facilitadores de esta propuesta, aun cuando no seamos los más asiduos lectores.


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