¿Por qué los adolescentes se duermen tan tarde?
Son las 3:00 am y mientras tú estás por el quinto sueño, tu hijo aún no se ha dormido. Posiblemente, navega por sus redes sociales e interactúa con sus amigos a través del teléfono celular. ¿Por qué los adolescentes se duermen tan tarde?, sigue leyendo para conocer más sobre el tema.
Lo primero que tienes que saber es que no se duerme tarde para molestarte y hacerte perder la paciencia cuando intentas levantarlo para ir al colegio a la mañana siguiente. Tampoco lo hace por vagancia, irresponsabilidad o rebeldía. Más bien, se duerme tarde porque se lo pide su biología.
El sueño en la adolescencia
El sueño es una necesidad fisiológica esencial, ya que se precisa de una cantidad específica y una calidad contundente para satisfacer la necesidad del descanso. Todos sabemos que tenemos que dormir para que nuestro cuerpo y mente funcionen adecuadamente. Sin embargo, no todas las personas necesitan lo mismo en cuánto a las horas de sueño. Si bien existen ciertos parámetros, lo cierto es que no hay una respuesta universal y determinante en este aspecto.
De hecho, el tiempo recomendado de reposo varía notablemente en función de la edad de la persona. En particular, los bebés recién nacidos duermen un promedio de 15 horas diarias, mientras que lo ideal para las personas mayores de 65 años es descansar unas 7 u 8 horas.
Conoce por qué los adolescentes se duermen tan tarde
La mayoría de los adolescentes se acuestan y se levantan tarde. El despertador que suena a las 7:00 am se convierte en su peor pesadilla. Así, llama la atención cuando algún joven se despierta antes del mediodía en los días del fin de semana. Generalmente, comienzan su jornada libre a la hora del almuerzo.
Un estudio realizado en Colombia por el Grupo de Investigación en Neurociencias brinda algunas conclusiones al respecto. Por ejemplo, aclara que durante esta etapa de la vida se produce un retraso de aproximadamente dos horas en el inicio del sueño nocturno y la hora del despertar. Esta modificación se explica por las influencias hormonales sobre la secreción de melatonina y los mecanismos reguladores del ciclo sueño-vigilia.
En sintonía con esta investigación, el neuroeducador y biólogo, David Bueno, explica que los jóvenes se duermen a altas horas de la noche debido al proceso de maduración que atraviesa la glándula pineal en este momento de la vida. Se debe tener en cuenta que esta estructura cerebral asume un papel fundamental en la modulación de los patrones del sueño y en el ciclo circadiano.
El vínculo con otros jóvenes
No podemos olvidar el contexto en el que están inmersos los adolescentes. Por un lado, sabemos que se trata de la etapa evolutiva de actividad social por excelencia. En este sentido, el vínculo con los pares toma protagonismo e impacta en todos los aspectos de la vida, incluido el sueño, ya sea por encuentros presenciales o por la comunicación digital. A su vez, el hecho de querer sentirse incluidos hace que sacrifiquen horas de sueño.
El amor
Otro de los factores que suele afectar mucho la rutina de sueño de los adolescentes es el amor romántico. Quienes vivencian por primera vez la experiencia del enamoramiento tienden a vivir noches más intensas que pueden involucrar componentes eróticos, cognitivos y emocionales. El silencio y la oscuridad de la noche los invita a sentir, a pensar, a amar o a llorar intensamente.
La tecnología
Por último, el gran caudal de aparatos tecnológicos que la mayoría de los jóvenes tiene en su habitación intensifica la tardanza a la hora de irse a dormir. El entretenimiento a través de los teléfonos celulares, las tabletas y los televisores u ordenadores se vuelve ilimitado, lo que obstaculiza el descanso satisfactorio. El uso indiscriminado de la tecnología puede derivar en consecuencias negativas para la salud mental, además de los efectos en la rutina del sueño.
Un asunto multicausal
En tanto, entendemos que el hecho de que los adolescentes estén despiertos durante la noche no se explica a partir de un único motivo. Al contrario, existen aspectos neurobiológicos, contextuales y psicológicos que contribuyen a este hábito que a menudo incomoda a los adultos. Ahora bien, es imprescindible descartar la idea de que los jóvenes duermen hasta el mediodía porque son perezosos o irresponsables.
Lo cierto es que a menudo intentan adaptarse a una realidad que difiere con sus menesteres. De hecho, las necesidades biológicas durante la adolescencia en relación con el sueño contrastan con las exigencias de la escolaridad. Los colegios secundarios abren sus puertas muy temprano por la mañana y obligan a los alumnos a interrumpir su descanso de forma artificial e inconveniente.
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