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Cómo actuar frente a los niños que pegan y muerden

4 minutos
Cómo actuar frente a los niños que pegan y muerden
Última actualización: 12 noviembre, 2020

¿Por qué hay niños que agreden a otros? ¿Cómo actuar frente a los niños que pegan y muerden? Estas preguntas aparecen con frecuencia en muchos padres y madres preocupados por las reacciones aparentemente agresivas de sus hijos.

La agresividad en edades tempranas

Lo primero que se debe destacar es que esta agresividad es natural y normal en edades pequeñas. Es una agresividad instrumental, pues el niño tiene un objetivo: obtener algo que desea. Por ejemplo, si quiere un juguete que otro tiene, lo golpea, muerde o empuja para conseguirlo. No es su intención dañar al otro niño, sino obtener el juguete.

El niño pequeño no tiene un dominio completo de las habilidades lingüísticas. Esta condición se une al hecho de que vive una etapa de su desarrollo en la que está centrado en él mismo. Se denomina estadio egocéntrico y le impide atender a las necesidades de los demás.

Para comunicar lo que desea y lo que siente, el niño va probando diferentes mecanismos. Pero algunos de estos mecanismos no son los adecuados para una convivencia feliz. Cuando no conoce otra forma, el pequeño se comunica pegando y mordiendo.

Tener claro cómo actuar frente a los niños que pegan y muerden es muy importante para promover un sano desarrollo emocional. Este es el enfoque en el que se posicionará el adulto para enseñar al  niño que pega cómo socializar y cómo comunicar sus deseos.

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Foto cortesía de educapeques.com

Sugerencias para actuar frente a los niños que pegan y muerden

En el momento en que ocurre el episodio agresivo, hay que actuar. El adulto a cargo — la maestra, la mamá, el papá, la niñera— tranquilizará al niño y hablará con él. Le hará saber que entiende lo que le pasó, y que su actitud fue inadecuada.

Si el niño no es capaz de comunicar sus emociones con palabras, lo hará el adulto. Es el momento de frases como: “Estás enojado, ¿verdad?”. De este modo el pequeño  se sentirá comprendido. A continuación, vendrá la consecuencia. El adulto le dirá claramente: “No debes golpear ni morder a nadie, porque haces daño”.

Reparaciones y penitencias

Una vez que el niño se ha tranquilizado, se le hará entender que su reacción merece una penitencia o acción reparadora: “Entiendo que te hayas puesto mal porque tu compañero no te daba lo que querías. El problema es que no debes pegar ni morder a nadie. Lo llamaremos y le pedirás perdón”.

Enseñanzas oportunas

  • Un paso muy importante que no debe omitirse, es enseñar al niño que hay vías alternativas para expresar su deseo: “Cuando quieras algo debes decirlo con palabras, amablemente”. Se trata de hacerle entender que hay otras formas de comunicar su enojo o sus deseos.
  • Es momento oportuno también para estimular el aprendizaje de la espera y de la paciencia. “Si otro niño está jugando con ese juguete que quieres, puedes esperar a que lo deje y luego juegas tú”.
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Algunos “no” a tener en cuenta

  • Cuando se interviene en la situación de un niño que reacciona con agresividad, el adulto debe controlar sus emociones. Esto implica especialmente no gritar ni enfadarse. Si el adulto actúa con violencia, el niño aprende violencia.
  • Apurados y presionados por el ritmo de vida actual, muchos padres tienden a dejar pasar los episodios de los niños que pegan. Es bastante frecuente que, para aplacar rápidamente el enojo del pequeño, el papá o la mamá se dejen manipular y le consientan lo que quiere. Es este un grave error, pues el niño se acostumbrará a que con conductas agresivas puede conseguir lo que desea. No ceder ante las exigencias caprichosas, lleva más tiempo y dedicación. Pero es la actitud adecuada para educar a los niños que pegan.

Atender a la educación emocional

Un desarrollo emocional correcto necesita de los modelos y de las intervenciones de los adultos. La educación emocional es un aspecto fundamental en la educación infantil. Y ello permitirá al niño lograr el nivel adecuado de inteligencia emocional. Un ambiente hogareño emocionalmente equilibrado es la base. El niño aprende de modelos y su familia es siempre su modelo primario. El pequeño pasa varias horas en la escuela, por tanto, se debe exigir en ella un clima favorable y sin violencia.

Desarrollar las habilidades emocionales permitirá a los niños que pegan y muerden superar esa etapa. Podrán asimilar y comprender las emociones propias y las de los demás y adquirir las destrezas suficientes para regular sus propios estados de ánimo. De ello dependerá, en gran medida, su integración a la sociedad.


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