La paternidad nunca ha sido fácil y todos la viven de manera diferente. Lo que sí es cierto es que se coincide siempre en la búsqueda del bienestar de los más pequeños del hogar; en algunos casos, de manera extralimitada e ignorando los peligros de la sobreprotección.
El estar excesivamente dedicados a proteger a los niños de cualquier peligro latente en su entorno hace que muchos padres puedan ver amenazas donde no las hay. Como consecuencia, se alarman constantemente y desean meter a sus pequeños en burbujas de cristal.
Es cierto que los niños pueden quedar indefensos ante algunas situaciones, por lo que requieren en gran medida de cuidados y afecto, pero también necesitan empezar a aprender a resolver dificultades por sí solos. De este modo, desarrollan autonomía y personalidad.
El carácter forjado en un niño que ha experimentado los excesos del cuidado influyen en su personalidad, la cual es muy difícil de cambiar en las siguientes etapas de su vida. Esto, por supuesto, trae consigo algunas dificultades.
Peligros de la sobreprotección
1. Poca autoestima
La autoestima es algo que los niños desarrollan a medida que se ponen a prueba ellos mismos al enfrentar dificultades, sea que las superen o no; si nunca tienen la oportunidad de hacerlo, debido a una crianza protectora, entonces no serán capaces de adquirir seguridad en sí mismos.
Esta cualidad siempre estará en decaimiento si los padres no permiten que el niño se desenvuelva. Cuando esto ha ocurrido, el chico no conoce sus habilidades ni desarrolla su valentía para enfrentarse a los problemas de la vida cotidiana.
2. Impaciencia
Cuando los padres no permiten a sus pequeños hacer las cosas por sí solos, ellos no entienden el valor del trabajo; para estos niños, es suficiente pedir lo que desean y lo obtendrán. Este tipo de acciones promueven la falta de empatía y malcriadez, expresada en llantos y pataletas.
3. Se vuelven dependientes de los padres
Los padres, al querer facilitarle todas las actividades de la vida de manera práctica y sin problemas a sus hijos, promueven en ellos un exceso de dependencia.
Los chicos no pueden resolver sus dificultades sin la ayuda de sus padres, lo que afecta su autonomía e independencia. Este comportamiento pueden arrastrarlo incluso hasta después de la adolescencia.
“Es cierto que los niños pueden quedar indefensos ante algunas situaciones, pero también necesitan empezar a aprender a resolver dificultades por sí solos”
4. Desarrollan miedo e inseguridad
Los padres y las madres que se exceden en la protección de sus hijos por temor a que les ocurra algo malo les transmiten miedo e inseguridad. Al no saber cómo desenvolverse por el mundo, empiezan a ver todo como una amenaza e inclusive desarrollan fobia social. Si les damos a nuestros pequeños una crianza sobreprotectora, logramos que se conviertan en personas inseguras.
Contrario a lo antes dicho, hay que darles la oportunidad de que se den cuenta por sí solos que pueden ser capaces de lograr lo que se propongan.
5. Limitan su aprendizaje
El aprendizaje se obtiene al experimentar y equivocarse. Desde la infancia, los niños comienzan a cometer errores y a obtener logros y fracasos. Allí es cuando se les deben enseñar las técnicas para resolver las dificultades de la vida cotidiana, para que así, en un futuro, se conviertan en adultos responsables.
6. No toleran el fracaso
Desde pequeños, estos chicos tienen a alguien que les resuelva sus problemas e incluso que tome decisiones por ellos, evitando que cometan errores; es allí cuando esas acciones se convierten en uno de los peligros de la sobreprotección, ya que los padres no les han permitido experimentar el fracaso; luego, cuando deben enfrentarlo, no saben manejar la situación.
7. Problemas de comportamiento
La falta de autoestima generada por los excesivos cuidados puede propiciar problemas de comportamiento en las siguientes etapas de sus vidas. Se pueden presentar al momento de socializar con sus semejantes o durante las clases; incluso puede afectar el rendimiento escolar.
8. No conocen la responsabilidad
Desde temprana edad, debemos asignar responsabilidades a nuestros chicos. No siempre hay que ayudarles en sus tareas diarias como ordenar sus juguetes y hacer la cama o excusarlos por sus faltas y errores; comportándonos así, desecharíamos poco a poco el concepto de responsabilidad ante ellos.
Las normas deben regir sus vidas desde pequeños; así,sabrán que para convivir en el hogar y en la sociedad, hay que ser responsables con nuestras acciones. Con ello formaremos buenos hombres y mujeres para el futuro.
Por último, es importante recordar que, por mucho amor que se les ofrezca a los hijos, es imposible evitar que corran riesgos, tengan fracasos y sufrimientos. En la vida son muchas las batallas que hay que librar, por lo que debemos prepararlos para que sean capaces de superar cualquier escollo. Para ello, hay que evitar toda costa los peligros de la sobreprotección.
Bibliografía
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