Corregir de manera constructiva a nuestros niños es la mejor forma de educarlos. En muchas ocasiones, nos es difícil mantener la calma con los niños, el trabajo, el estrés, las labores de la casa y la falta de tiempo, pues todo ello hace que perdamos los nervios con facilidad y lo paguemos con los pequeños.
Tenemos que buscar una disciplina que sea respetuosa con nuestros pequeños, utilizándola de manera constructiva. De esta forma, nuestros hijos nos harán caso porque entienden por qué se les está corrigiendo y no por el miedo a ser castigados o regañados.
Por lo tanto, si corregimos de manera constructiva, estamos fomentando la reflexión y el diálogo con nuestros hijos cuando tengamos que reñirlos. Así, nuestro discurso tendrá un valor educativo y no terminará siendo un castigo ineficaz ni dañará su autoestima. A continuación, encontrarás algunas claves para corregir de manera constructiva a tu hijo. Si no quieres perdértelo, sigue leyendo.
Claves para corregir de manera constructiva
Educar, no atemorizar
El objetivo no consiste en que obedezca y sea el más disciplinado, sino que sepa distinguir lo que está bien de lo que está mal para, así, estimular su desarrollo emocional y su confianza en ti. Si te obedece por miedo, puede que no vuelva a portarse mal porque teme tu regaño, pero no está siendo consciente de la razón de por qué no tiene que comportarse de esa manera.
Evita los gritos y los insultos
Si a nosotros, los padres, no nos gusta que nos griten o insulten, a un niño tampoco. Debes pensar que el niño todavía es pequeño y no tiene los recursos emocionales suficientes y es más sensible. Para ellos, cuando los padres les gritan o se enfadan, es porque han dejado de quererlos.
Debes ser coherente siempre
Otra de las cosas a tener en cuenta a la hora de corregir de manera constructiva es que seas coherente en cada una de las conductas negativas que tenga. De nada servirá que le riñas un día porque ha roto un juguete y otro día rompa otro y no le digas nada. Es muy importante ser coherente en todo momento y que lo regañes cada vez que ocurra la conducta que pretendas eliminar.
Escúchalo con atención, una de las claves para corregir de manera constructiva
A todos nos ha pasado que, cuando nuestro hijo ha hecho algo mal y nos enfadamos, nos cuesta controlar las emociones y escuchar lo que tiene que decirnos. Sin embargo, es importante que le des la oportunidad de explicar lo que ha pasado y, de esta manera, ser más consciente de su error para que pueda corregirlo.
Elige el momento adecuado
Siempre que regañes, debes elegir el momento adecuando. Lo ideal es que lo corrijas inmediatamente después de que haya tenido el mal comportamiento. Así, podrá asociar el regaño a la acción en sí y entenderá que ha hecho mal. Lo que no debes hacer es esperar a reñirlo en otro momento porque, si esperas mucho tiempo, el niño no recordará lo que ha sucedido.
Corrige en privado, nunca en público
No debes corregirlo en público, y menos delante de amigos y familiares. Esto es perjudicial para el proceso de aprendizaje, ya que afecta a su autoestima. Otra cosa que puede pasar es que el niño actúe con rebeldía si lo regañas delante de sus familiares o amigos.
Céntrate en la conducta negativa
No uses términos del tipo: “¡Es que eres tonto!” o “los niños que pegan son malos”. Si usas estas frases cuando regañas a tu hijo, le estas poniendo etiquetas que van a dañar su autoestima. Por esto, lo principal es que te centres en la conducta que quieres corregir.
No pierdas la calma para corregir de manera constructiva
Si tu hijo ha hecho algo mal y se trata de algo que le has dicho muchas veces que no hiciera, es difícil que mantengas la calma y hables tranquilamente con él. Pero, si le gritas y pierdes los nervios, lo único que conseguirás es intimidarlo y que entienda que la agresividad es una forma de resolver problemas.Lo mejor es calmarte, respirar hondo, te tomes unos minutos y te relajes. De esta forma, podrás hablar con calma y sin herir sus sentimientos.
En definitiva
Ya no hay excusas. Ahora ya sabes algunas claves para corregir de manera constructiva a tu hijo. De esta forma, estarás disciplinándolo, pero no dañarás su autoestima ni su desarrollo emocional. Educar es un proceso largo y primordial para el desarrollo de los niños. Requiere mucha paciencia y tiempo, pero con amor y de una manera constructiva, puede ser un proceso mucho más agradable.
“Para educar tan solo hay que amar y respetar”.
-Joel Artigas-