5 aspectos en los que se equivocan los padres exigentes

Todos los padres queremos lo mejor para nuestros hijos, pero a veces, en ese afán por que sean perfectos, nos lleva a cometer algunos errores.
5 aspectos en los que se equivocan los padres exigentes
Mara Amor López

Escrito y verificado por la psicóloga Mara Amor López.

Última actualización: 14 marzo, 2021

La crianza de los hijos no es fácil. Todos queremos lo mejor para nuestros hijos, pero cada uno los educamos de forma diferente. Hay padres exigentes que buscan que sus hijos sean perfectos o casi perfectos en todas las áreas y utilizan estrategias que no siempre son las correctas para conseguir el buen desarrollo de los pequeños.

Hay distintos estilos educativos: autoritario, sobreprotector, permisivo, ser exigentes en exceso, etc. No utilizar un estilo adecuado puede dificultar el desarrollo normal del niño y provocarle distintos problemas. En las siguientes líneas vamos a centrarnos en aquellos aspectos en los que se equivocan los padres exigentes.

Padres exigentes: la disciplina y el esfuerzo se llevan demasiado lejos

Existen distintas formas de educar. Dependiendo de la forma de enseñar, interactuar, reforzar y motivar a nuestros hijos, estaremos utilizando un estilo parental diferente.

Cada vez se dan con más frecuencia los padres exigentes que intentan que sus hijos, a través de la disciplina y el esfuerzo, aspiren siempre a lo más alto, buscando la perfección. Este tipo de padres exigen a sus hijos que cumplan con todos los objetivos que se proponen y, además, que lo hagan de forma eficaz.

Padres exigentes regañando a su hijo sin perder los nervios.

Estos padres tienden a tener un estilo educativo autoritario, en el que la comunicación solo se da en una dirección (padres hacia los hijos) y en la familia la jerarquía es clara, con unas reglas firmes en la que no se le da mucha autonomía a los niños.

La disciplina y el esfuerzo son importantes en la crianza de los hijos, pero en su justa medida; unas altas exigencias pueden provocar problemas en el desarrollo psicológico y emocional de los más pequeños de la casa.

Aspectos en los que se equivocan los padres exigentes

Ser exigentes en determinados momentos y de forma ocasional puede aumentar el rendimiento de los niños y resultar efectivo. En cambio, si utilizamos estas exigencias de forma constante, sin una buena comunicación ni expresión de las emociones, puede llevar a los niños a tener problemas de adaptación. Vamos a ver a continuación algunos de los aspectos en los que se equivocan los padres exigentes.

Pensar que sobreexigir aumenta el rendimiento del niño

Fomentar el esfuerzo en los niños puede ser muy útil para aumentar su rendimiento si lo hacemos en momentos puntuales; si estas exigencias las mantenemos por un largo periodo de tiempo, obtendremos el efecto contrario y el rendimiento disminuirá. Esto pasa porque en el momento en el que el pequeño  no logre lo que busca, a pesar de su esfuerzo, pensará que no es bueno y su rendimiento se verá afectado,

No tolerar ni contemplar los errores

Con frecuencia, los padres exigentes no admiten ni contemplan que sus hijos cometan errores. Transmiten a los niños la idea de que equivocarse o fallar es algo malo que hay que evitar a toda costa. De esta forma, estaríamos fomentando que los niños no toleren los errores y busquen la perfección de manera patológica.

Crearse expectativas irrealizables

Que creamos en nuestras capacidades y en las de los demás es positivo. Lo único que hemos de tener en cuenta es que esas expectativas sean realistas. Si son muy elevadas, producirán frustración cuando no se consiga cumplirlas. Esto puede causar que los chicos tengan una percepción negativa en cuanto a sus habilidades.

Buscar el exceso de perfeccionismo o exigencias en los niños

Si los padres exigimos demasiado a los niños desde la infancia, estos crecerán con la sensación de que nada de lo que hacen es suficiente y les hará sentirse insatisfechos durante su vida. Por tanto, hemos de tener cuidado con exigir demasiado; a largo plazo pueden convertirse en personas con una constante necesidad de ser perfectas, que puede hacerles mucho daño.

Pedir altas exigencias sin reconocer el esfuerzo

Si exigimos demasiado y, encima, no valoramos el esfuerzo de los niños cuando quieren conseguir algo, el pensarán que todo el trabajo y esfuerzo que han llevado a cabo no ha merecido la pena. Esto puede provocar a largo plazo falta de autoestima, ansiedad, depresión, incluso una indefensión aprendida que piensan que su esfuerzo no hará que cambie el resultado.

¿Qué pueden hacer los padres exigentes para evitar estos errores?

Los errores que hemos visto anteriormente se refieren, sobre todo, a las altas expectativas, a la intolerancia a los errores y a no reforzar los buenos resultados. Esto no quiere decir que todos los padres exigentes cometan estos errores pero, si los cometen, pueden evitarse con una buena expresión de las emociones y comunicación con los hijos.

Acompañar a los niños, no instruirlos

Los niños que están sometidos a unas altas expectativas sienten una alta presión al pensar que no consiguen lo que sus padres quisieran. Podemos evitar esto transmitiéndoles expectativas realistas que se ajusten a sus capacidades, sin llegar al extremo.

Madre muy exigente con los estudios de su hijo.

Enseñar a los niños que equivocarse o fallar no es nada malo

No hay que ser intolerantes a los errores; todos los cometemos y para ello tenemos que enseñar a nuestros hijos que equivocarse no es negativo y que el error nos ayuda a mejorar y a aprender y que, aunque fallen, nosotros los querremos igual.

Valorar sus esfuerzos, no sus logros

Hay que considerar los esfuerzos llevados a cabo por los niños cuando hacen algo; debemos valorar el trabajo, no el resultado, lo que les ayudará a terminar con éxito lo que empiecen. En ocasiones, cuando un niño hace algo correctamente, no se le felicita el trabajo y esfuerzo que ha realizado para conseguirlo, ya que es lo que nosotros esperamos de él o ella.

Confiar en las habilidades y capacidades de los niños

Si los padres confiamos en las capacidades y habilidades de nuestros hijos, estos se motivarán y su autoestima aumentará. Se sienten valorados por las personas que más quieren y esto les ayuda a mejorar. Cuando queramos corregirles algo, debemos hacerlo de forma positiva, nunca entrar en críticas.

Sobre los aspectos en los que se equivocan los padres exigentes podemos decir…

Ser padres exigentes no es un problema si no entramos en errores como los que hemos comentado anteriormente. Aquí te hemos dado unos consejos para tener en cuenta a la hora de mejorar esos errores, si es que alguna vez los cometes.

Recuerda que los niños necesitan ser valorados, queridos y vivir sin la presión por ser los mejores. A veces no nos damos cuenta de que los pequeños necesitan disfrutar, vivir y no ser perfectos. Nunca lo olvides.


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