4 señales de que tu hijo está comiendo demasiada sal
La sal es uno de los ingredientes más comunes en la elaboración de las comidas diarias. Ahora bien, excederse con su consumo puede no ser adecuado para el organismo, sobre todo en el caso de los niños. No es conveniente que estos se acostumbren a ingerir alimentos demasiado sabrosos e hiperpalatables.
Hay que tener en cuenta que la principal función de la sal es potenciar el sabor de los alimentos. Sin embargo, este elemento genera una serie de efectos dentro del cuerpo humano. En ausencia de patologías, y suponiendo un consumo moderado, no hay de qué preocuparse. Pero la cosa cambia si se exceden las cantidades diarias recomendadas.
Los efectos de la sal
De acuerdo con un estudio publicado en la revista Nutrients, un consumo excesivo y crónico de sal podría estar relacionado con una mayor incidencia de la hipertensión. Es cierto que dicha situación está determinada por ciertos factores genéticos, pero puede prevenirse planteando una dieta adecuada.
Incluso es posible extender dicha relación al caso de los niños y de los adolescentes, según una investigación publicada en International Journal of Epidemiology. Influyen otros muchos factores, pero la dieta es uno de los más determinantes. Por este motivo, es importante moderar el consumo del ingrediente, para disminuir los riesgos.
Señales de que tu hijo está comiendo demasiada sal
Ahora vamos a comentar las principales señales que advierten que tu hijo podría estar comiendo demasiada sal, lo que se considera contraproducente.
Presencia habitual en la dieta de ultraprocesados
Cuando se preparan comidas de forma casera se controlan todos los ingredientes que forman parte de la receta. Normalmente se incluye sal en los mismos, pero la cantidad suele ser moderada. Salvo circunstancias especiales, esto no supone un riesgo para la salud.
No obstante, la mayor parte de los alimentos ultraprocesados industriales incluye una proporción excesiva de sal en su interior. Esto se debe a que este potenciador del sabor consigue una mayor aceptación por parte del consumidor, lo que genera beneficios a nivel industrial.
Cualquier dieta saludable ha de presentar una predominancia clara de los alimentos frescos frente a los procesados industriales. De lo contrario, la salud podría estar en peligro.
Es poco habitual que coman en casa
Lo mismo que con las comidas ultraprocesadas sucede con los locales de restauración. La mayor parte de ellos busca la satisfacción del cliente, por lo que añaden el potenciador del sabor en grandes cantidades. Cuando se come fuera de casa se suelen ingerir más calorías y menos nutrientes de calidad.
Consumo habitual de refrescos
El agua el es medio principal de hidratación por excelencia. Si los refrescos predominan en la dieta, la salud podría estar en peligro. Estos productos no solo contienen azúcares simples en su interior, sino también grandes cantidades de sal y de otros aditivos. Lo óptimo sería que apareciesen lo menos posible en la pauta de alimentación.
Sed constante
Uno de los mecanismos que modulan el estado de hidratación es el de la sed. Salvo en condiciones de calor y de sudoración excesiva, lo normal es que el niño consuma en torno a un par de litros de agua al día. El hecho de que la demanda de líquidos se incremente mucho podría ser un indicativo de que se está consumiendo más cantidad de sal de la recomendada.
Cuando la ingesta de electrolitos como el sodio es alta, el organismo necesita garantizar un flujo de líquido constante para mantener el equilibrio osmótico en su interior. De lo contrario se eliminará una orina más concentrada y se alterarán otros parámetros fisiológicos.
Controla la sal que come tu hijo
Como has podido comprobar, un exceso de sal en la dieta de tu hijo es claramente contraproducente. No hay que restringir el ingrediente, pero sí evitar que se ingieran cantidades demasiado elevadas que pongan en riesgo la salud. Una valoración de la dieta en momentos puntuales puede ayudar a corregir desequilibrios que afecten a la función del organismo.
Ten en cuenta que, como norma general, lo más recomendable es que los niños realicen la mayor parte de las comidas en casa. Estas han de estar elaboradas a partir de alimentos frescos, minimizando el uso de salsas y de ultraprocesados que puedan contener sal y aditivos en demasía. Asimismo, hay que acompañar las ingestas siempre con agua.
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