El embarazo empático o síndrome de couvade

¿Sabes en qué consiste el embarazo empático o síndrome de couvade? En este artículo te lo explicamos.
El embarazo empático o síndrome de couvade
Ana Couñago

Revisado y aprobado por la psicóloga Ana Couñago.

Escrito por Raquel Aldana

Última actualización: 22 enero, 2023

Actualmente el término síndrome de couvade está reservado al conjunto de manifestaciones psicosomáticas que padecen los hombres durante el embarazo de la mujer o en el momento del posparto. Esto también se denomina embarazo empático masculino.

La palabra couvade deriva del verbo couver y hace alusión a una extraña y antigua costumbre en virtud de la cual cuando una mujer paría, el marido se acostaba con el bebé en brazos y recibía las felicidades de sus parientes y amigos.

Es decir, como si el padre ocupara el lugar de la reciente mamá. Lo cual estaba antes muy extendido en los pueblos europeos antiguos así como en las aldeas de indios americanos. Se cree que esta costumbre era una manera de protección a la mamá y al niño.

La sintomatología del embarazo empático o síndrome de couvade

El “trasvase” de la sintomatología propia del embarazo depende de cada hombre, pero en mayor medida los padres que pasan por el síndrome de couvade parecen padecer estos signos y síntomas:

  • Ansiedad.
  • Irritabilidad.
  • Trastornos del sueño.
  • Dolores de cabeza.
  • Aumento de peso.
  • Dificultad de concentración.
  • Aumento de apetito.
  • Náuseas.
  • Vómitos.
  • Calambres.
  • Dolor abdominal.

Estos síntomas suelen aparecer durante el tercer mes de embarazo, volviéndose mucho más acusados durante el tercer trimestre. La sintomatología suele cesar cuando llega el momento del parto, pero puede extenderse o presentarse en el momento del posparto.

El síndrome de couvade se diferencia del embarazo psicológico porque el hombre sabe que no está embarazado, como sí cree la mujer estar encinta cuando lo padece.



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Sin embargo, entre los aspectos psicológicos que acompañan el síndrome estaría un grado superlativo de ansiedad ante la futura paternidad que lleva al padre a sentir dichos síntomas.

Y en otros casos, más en términos psicoanalíticos, las investigaciones refieren celos del hombre hacia la mujer por no poder embarazarse. Diría Lacan: “La couvade se sitúa al nivel de una pregunta que atañe a la procreación masculina”.

En esta investigación se afirma que los síntomas predominantes son los psicológicos, “encontrando que el 90 % presentó ansiedad, seguido por irritabilidad, trastornos del sueño y tensión, con el 65 %, y dificultad en la concentración con el 50 %”. En cuanto a los signos físicos, el 55 % cefaleas y el 50 % aumento del apetito.

Parece ser que la incidencia de esta curiosa condición es mucho más elevada en parejas con antecedentes de infertilidad , así como en padres que fueron adoptados. Es importante que se manifieste comprensión y apoyo ante esta condición. Pues realmente los hombres que lo padecen lo viven como un embarazo.

¿A qué se debe el síndrome de couvade?

Debemos entender que los cambios hormonales en el embarazo no solo se producen en la mujer, sino también en el hombre, lo que sin duda puede propiciar el desarrollo de síndrome de couvade o embarazo empático.

El organismo del papá está en sintonía con el de su pareja. Lo cual genera que el cuerpo y los niveles hormonales se preparen para la paternidad, favoreciendo que su comportamiento sea menos sexual y más comprensivo, protector y tierno con la mamá.

Las hormonas responsables de esto son la testosterona, la prolactina y el estradiol. La testosterona disminuye, dando paso a un aumento de la prolactina y el estradiol, lo que templa el temperamento y facilita una actitud afectuosa y empática con la pareja.

Padre tocando el vientre embarazado de la mamá

Lo que supone el embarazo empático para el padre

A pesar de que es una situación cuanto menos chocante, es importante que la mujer se involucre en conseguir que el hombre se sienta comprendido. Ya que así disminuirán sus sentimientos de ansiedad.

El embarazo será en estos casos aún más colaborativo. Por lo que para favorecer la sintonía el papá puede ir a clases de preparación al parto junto con la mamá, así como hablar y mostrar sus sentimientos al respecto.

En el caso de que los síntomas del síndrome de couvade no remitan tras el parto o un tiempo prudencial del posparto, se debe consultar con un especialista sin dudarlo. Del mismo modo, la consulta también es aconsejable en aquellos casos en los que interfiere con la vida normal o que siente una ansiedad o un malestar excesivos.



Tipos de padres frente al embarazo

Más allá de la incidencia del síndrome, de que sea más o menos común, lo que sí parece decir es que el padre también se prepara psicológica y fisiológicamente para asumir la paternidad.

El cortisol haría que el padre se concentre en el parto y se vuelque interesado en el bebé, así como la prolactina contribuiría a la ternura y sensibilidad hacia el neonato. Investigadores han llegado a la conclusión “de que es la mujer quien prepara con sus feromonas al padre”.

De acuerdo a cómo reacciona frente a la paternidad, se manejan tres tipos de padre:

  • Observador: se queda en la periferia, no por falta de interés sino esperando a ver qué sucede.
  • Expresivo: quiere ser parte activa y estar implicado en todos los momentos.
  • Instrumental: es el compañero que ayuda a que todo salga bien, desde el control en el embarazo hasta el parto. Acciona para facilitar las cosas y demuestra su interés resolviendo los múltiples detalles.

La paternidad es un momento crucial para cambiar de vida. Muchos padres toman deciciones como dejar de fumar, apartarse del alcohol y, en general, “asentarse”. El síndrome de couvade es la somatización de un sentimiento de paternidad que busca manifestación.

Y es también, como comenta Liliana Paola Nieri, expresión de una llamada “revolución masculina” que ha provocado un cambio en la actitud del hombre hacia sus hijos “ya que una nueva generación descubrió -a diferencia de sus predecesores- que podía cambiar al bebé, acariciarlo, cambiarlo, alimentarlo, jugar con él y todo ello sin perder su virilidad”.


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