Te enseñaré lo que siento en silencio, con mis actos

Te enseñaré lo que siento en silencio, con mis actos
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 29 abril, 2020

Ciertamente mi responsabilidad es enseñarte un sinfín de lecciones para que llegues a ser una gran persona. Busco además forjar el mejor futuro posible para la persona que amo y quiero ver feliz. Sin embargo, lo importante también es amarte y que te sientas querido. Precisamente también te enseñaré aquello que siento.

Pero lo haré desde el silencio, que muchas veces puede comunicar mucho más que cualquier palabra. No te dará grandes enseñanzas atiborradas de sustantivos. Solo dejaré al verbo materializarse en aprendizaje. Mis actos devendrán así en mi elemento de contacto predilecto.

“Una cosa es decir, otra es hacer”, reza un viejo dicho popular. Y vaya que aún mantiene su vigencia a pesar del paso del tiempo.

Te enseñaré lo que siento en silencio, pero podrás percibirlo en todos y cada uno de mis actos. Tranquilo, mi vida, te aseguro que no pasará un solo día sin considerarte dichoso por ser intensamente amado.

Te enseñaré mi amor con los más sutiles gestos

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Hijo mío, hay actos y gestos nobles que son capaces de decir mucho más de lo que se cree. Hablan por sí mismos, por eso no requieren de un soporte oral. Prescinden de las palabras, apelan al más absoluto silencio. Sin embargo, nutren cada una de las almas que son alcanzadas por su bondad.

Te enseñaré lo profundo e incondicional de mi amor cada noche que pase en vela. Entre pañales, chupetes y biberones de recién nacido; por aquellas primeras salidas nocturnas en la edad adulta. Definitivamente sostengo que las horas y noches enteras de desvelo de una madre son directamente proporcionales al cariño hacia su hijo.

Madre: la palabra más bella pronunciada por el ser humano

-Frase de Khalil Gibran-

Te demostraré la inmensidad de mi afecto en cada minuto de paciencia que te dedique aunque mi alma esté agobiada. En los minutos de juegos, en los cuidados cuando te enfermas, en mi protección día a día. En los cuentos y nanas que aprendí por ti, en mi valentía para enfrentar hasta lo imposible por tu bienestar.

Hallarás la inagotable fuente de amor maternal cuando aprecies mi compañía en las buenas y en las malas. Aun cuando consideremos que, por distintas circunstancias mínimas, no lo merezcas. También recordarás estas palabras en cada comida hecha con dedicación.

Me pensarás cuando las circunstancias de la vida te remitan a mis legados. Cuando sientas el aroma de la ropa limpia. Cuando sientas frío el alma y recuerdes lo confortable del calor de mis abrazos. Me llamarás con la mente cuando necesites quien seque tus lágrimas y te explique que tú puedes hacerlo.

Te enseñaré dándolo todo

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Te enseñaré como siempre, como ya sabes. Dándolo todo sin esperar nada a cambio. Con mi generosidad, abnegación y altruismo. Y me extrañarás cuando sientas la hostilidad y egoísmo de este mundo que a veces puede resultar muy cruel.

Pienso que en silencio, y de manera natural, puedo también transmitirte mucho. En mis esfuerzos y sacrificios. En mi manía de afianzar tu autoestima, de crear una seguridad inquebrantable. Cuando te sientas lo suficientemente libre, autónomo e independiente, sé que te acordarás de mí.

También lo harás cuando te percates que siempre he confiado en ti, como tú en mí. Lo mismo sucederá en ese instante en que necesites algún confidente a quien revelar tus secretos y pedir los más sabios consejos. En ese momento en que necesites parar el mundo simplemente para recibir un beso y un abrazo sanador.

Te enseñaré, mi sol, con todas aquellas dotes que solo las madres podemos entender. Te enseñaré regalándote todo mi tiempo, para compartirlo sanamente. Entonces entenderás que has aprendido mucho en silencio. Gracias a mis actos.

Aquellas muestras y acciones que veías naturales y genuinas, realmente orgánicas a mi persona te hablarán el idioma del amor. Y entonces comprenderás que mi corazón explotaba de alegría y felicidad cada vez que te veía. Que luché siempre por tu presente y por tu futuro. Solo por un amor maternal que te dio alas para volar tan alto como pudieras.


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