Rivalidad y afecto entre los hermanos

Las relaciones entre hermanos son de vital importancia a lo largo de todo el ciclo vital. Por ello, una de las tareas fundamentales de los padres es ayudar y educar a sus hijos desde la infancia a establecer un vínculo fraternal cálido y positivo.
Rivalidad y afecto entre los hermanos
Natalia Cobos Serrano

Escrito y verificado por la educadora social Natalia Cobos Serrano.

Última actualización: 18 mayo, 2019

La rivalidad y afecto entre hermanos es una cuestión familiar que preocupa especialmente a los padres. Y no cabe duda de que la relación fraternal resulta muy significativa para el individuo, ya sea para bien o para mal.

Por ello, un vínculo cálido y positivo entre hermanos no solo genera un contexto importante para el aprendizaje y el desarrollo, sino que establece una de las relaciones más especiales e irremplazables para el individuo.

¿Cómo se vive la rivalidad y afecto entre los hermanos en la niñez y adolescencia?

Rivalidad entre hermanos

El sistema de relaciones familiares cambia indudablemente cuando nace un hermano, lo cual afecta directamente al hermano mayor. Con la llegada del nuevo recién nacido, el hermano puede cambiar su conducta de apego hacia los padres (generalmente, aumentándola), y adoptar cierta rivalidad hacia el nuevo miembro de la familia.

Ciertamente, la lactancia es un etapa agotadora que afecta al descanso nocturno de la madre durante los primeros meses. La madre puede encontrarse exhausta durante la lactancia, lo cual repercute en la atención que pueda dedicar al hermano mayor, mostrándose menos paciente con él. Ante esta respuesta, el hijo puede incluso incrementar sus demandas y ponerse aún más exigente.

Rivalidad y afecto entre los hermanos.

Con la llegada del recién nacido, la percepción de los padres hacia el hermano mayor puede cambiar: le exigen más y, por tanto, lo castigan más. Ante esto, el niño empieza a sentir celos hacia su hermano pequeño, a mostrar reacciones negativas hacia los padres o a manifestar una serie de protestas: rechaza la comida, no quiere ir a la escuela, tiene vómitos o problemas de sueño.

No obstante, las conductas hacia el nuevo hermano suelen ser ambivalentes. Por un lado, de aceptación (caricias) y por otro lado, rechazo (agresiones). De acuerdo a la pedagoga Talía Velasco, este carácter ambivalente es un reflejo de dos emociones encontradas: por una parte, los celos y, por otra, la vinculación afectiva con el hermano.

Respecto a la adolescencia, los hermanos pueden manifestar conflictividad a pesar de que durante la niñez mantuvieron una relación afectiva positiva.

Una de las causas que originarían este distanciamiento se encuentra relacionada con la búsqueda de una mayor autonomía e intimidad dentro del contexto familiar. Por otra parte, otra de las causas de distanciamiento se encuentra en la disparidad de intereses entre los hermanos con la llegada a la adolescencia del mayor de ellos.

Probablemente, el hermano adolescente rechazará interaccionarse y jugar con su hermano pequeño, mientras que este último, con el deseo de llamar su atención, intentará fastidiarle.

Afecto entre los hermanos

A pesar de los celos y rivalidades que puedan surgir durante la infancia, poco a poco los hermanos irán forjando una relación especial y exclusiva, profundamente distinta a la establecida con los padres. Además, las rivalidades durante la adolescencia irán desapareciendo si establecieron relaciones afectivas sólidas durante la infancia.

Los hermanos conviven muchas horas al día y durante un largo periodo de tiempo a través de los años. Probablemente, la relación entre hermanos sea la más duradera de todos los tipos de relaciones afectivas, por lo que compartirán muchos momentos de alegría y dolor.

Mary Ainsworth describe una serie de análisis sobre el apego entre hermanos:

  • Los hermanos mayores ofrecen cuidados semejantes a los de la madre.
  • Los hermanos se ayudan y consuelan en ausencia de los padres.
  • Se usan como base de exploración.
  • La ansiedad ante separaciones breves disminuye, si se dispone de la presencia de un hermano.
  • Cuando se pierde la figura de apego, el duelo se sobrellevará mejor si se dispone de un hermano.
  • El ingreso en la escuela es más llevadero con dos hermanos juntos.

“Las hermanas funcionan como redes de seguridad en este mundo caótico simplemente por apoyarse entre sí”.

-Carol Saline-

¿Influyen los padres en la rivalidad y afecto entre los hermanos?

Nina Howe y Holly Recchia en su investigación Las relaciones entre hermanos y su impacto en el desarrollo de los niños demostraron la importancia de que los adultos empleen estrategias apropiadas para el desarrollo de los niños acorde a su edad. Para ellas, las estrategias utilizadas para gestionar los conflictos entre hermanos, educarán en cómo llevarse bien con los demás.

Entre las distintas estrategias parentales, Howe y Recchia diferencian entre estrategias constructivas, aquellas que hacen referencia a la negociación para resolver conflictos, y estrategias destructivas, como el uso de la fuerza y la agresión.

Rivalidad y afecto entre los hermanos.

Con frecuencia, y de forma involuntaria, los padres influyen en la rivalidad entre hermanos, como, por ejemplo, cuando se realizan comparaciones entre hermanos de forma constante.

De este modo, el mensaje que está percibiendo el niño o adolescente es que para ganarse el afecto de sus padres deben de estar a la altura de algún estándar, y no por ser ellos mismos. A su vez, el autoconcepto del niño se ve dañado y empieza a generar resentimiento hacia su hermano o hermana que sí parecen cumplir ese estándar.

En conclusión…

Se sabe que las relaciones entre hermanos son un mundo y que podemos encontrarnos una gran diversidad. Desde hermanos que mantienen un vínculo fuerte y positivo hasta relaciones rotas. Los padres tienen la tarea de educar a sus hijos en el amor incondicional y apoyo mutuo entre hermanos, y ayudar, así, a establecer uno de los vínculos afectivos más maravillosos y verdaderos que existen.


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