Prebióticos en leche materna: ¿cómo funcionan?

Los prebióticos de la leche materna son azúcares complejos que actúan como alimento de una élite de bacterias que benefician la salud del lactante.
Prebióticos en leche materna: ¿cómo funcionan?

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 12 enero, 2020

Típicamente, conocemos como prebióticos a los compuestos de fibra soluble que, una vez ingeridos, no pueden ser digeridos en su paso por la parte superior del tracto gastrointestinal. Posteriormente, cuando los prebióticos alcanzan el intestino grueso, las bacterias residentes, que sí pueden procesar esta fibra, los usan como fuente de energía. Como resultado, los prebióticos estimulan el crecimiento de poblaciones de bacterias colónicas.

No debemos confundir prebióticos con probióticos

Como sus nombres sugieren, los prebióticos y los probióticos están relacionados, pero es importante entender cómo se distinguen. Por definición, los probióticos son microorganismos vivos que ejercen una influencia positiva en el estado de salud. Entre ellos, se cuentan a los lactobacillus y las bifidobacterias (ambas del grupo de bacterias llamadas ácido-lácticas) y los saccharomyces (un género de levaduras).

Por otro lado, los prebióticos no son bacterias, son compuestos que proporcionan la fuente de alimento para que los probióticos vivan y proliferen en su nicho, el colon. Los prebióticos son sustancias que actúan como alimento para organismos probióticos.

Organismos prebióticos.

¿Por qué son importantes las bacterias que residen en nuestro intestino?

En primer lugar, son muy numerosas. Las bacterias constituyen la mayor parte de la flora en el colon; representan más de la mitad de la masa seca de las heces.

Por otro lado, su composición es muy variable. La microbiota intestinal está formada por más de un millar de especies. Eso sí, se reconoce que en cada persona existe un predominio numérico de unas 30 o 40 especies.

Su importancia radica en que esa inmensa cantidad de microorganismos conforman un ecosistema extraordinariamente maduro y resistente a la inducción de cambios desde el exterior. Este equilibrio es lo que se denomina médicamente ‘homeostasis intestinal’.

La exposición a antibióticos, infecciones entéricas o cambios dietéticos puede alterar esta homeostasis. Existe evidencia que asocia el desequilibrio de la microbiota intestinal al padecimiento de una larga lista de enfermedades. En la búsqueda de restablecer este equilibrio, se ingieren prebióticos y probióticos y, en casos graves, se efectúan trasplantes fecales.

La leche materna es rica en su contenido de prebióticos y probióticos

Actualmente, la ciencia reconoce que la leche materna es insustituible como factor de iniciación, desarrollo y composición de la microbiota intestinal del niño.

Es un hecho aún poco divulgado que la leche contiene un número importante de bacterias ácido lácticas que la madre ‘dona’ a su bebé, para iniciar la colonización del intestino. Se estima que el lactante ingiere unos 800 mililitros de leche al día, recibe entre 100 mil y 10 millones de bacterias diarias.

Como si fuera poco, las glándulas mamarias poseen una maquinaria que les permite producir un repertorio extraordinario de compuestos prebióticos. Se les denomina oligosacáridos. La ingesta conjunta de probióticos y prebióticos es una estrategia ganadora de la naturaleza para promover que las ‘bacterias buenas’ colonicen el intestino del lactante.

Los carbohidratos de la leche pueden estar constituidos por una sola molécula de azúcar: los monosacáridos. Por ejemplo, la glucosa, la galactosa y la fructosa. Los oligosacáridos están formados por cinco tipos de monosacáridos o ‘bloques’ concatenados, que se combinan al azar para formar estructuras lineales o con ramificaciones de tamaño variable.

Mamá dando el pecho a su bebé debido a los prebióticos que contiene la leche materna.

Datos sorprendentes de los prebióticos de la leche materna

El efecto proliferante que ejerce la leche sobre bacterias ácido lácticas no está relacionado con una sola sustancia, sino que obedece a distintos factores. En particular, el efecto prebiótico de la leche se ha atribuido a la baja concentración de proteínas y fosfatos, la presencia de lactoferrina, lactosa, nucleótidos y oligosacáridos.

El papel prebiótico real de cada una de estas sustancias aún no está claramente definido, con la excepción de los oligosacáridos, el grupo más estudiado.

Aun así, se desconoce qué determina que el enorme repertorio de oligosacáridos varíe de una mujer a otra y, en la misma mujer, de una etapa de lactancia a otra. Se estima que el número aproximado de oligosacáridos puede variar de unos 150 compuestos hasta cientos de miles. Dentro de este universo, se conoce que existe un predominio de la serie de los galacto-oligosacáridos (GOS).

Funciones adicionales que brindan los oligosacáridos de leche materna

El repertorio de oligosacáridos de la leche es inimitable. Diversos estudios han demostrado que estos compuestos, además de ser ‘alimento para bichos’,’ pueden cumplir otras funciones:

  • Pueden engañar a virus y bacterias patógenas: existen variantes que emulan los oligosacáridos de la pared intestinal, precisamente aquellos que usan los patógenos para invadir a la célula sana. Cuando el patógeno se une a este señuelo, se evita la infección.
  • También pueden regular la activación de las células inmunitarias.

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