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No enseñes a tu hijo a reprimir sus emociones

Las emociones son la parte más importante de nosotros y entenderlas es necesario para vivir en armonía con los demás y con uno mismo. Es necesario entender las emociones propias y también las de los demás, la asertividad y la empatía son importantes para poder vivir en coherencia con el mundo que nos rodea y para poder interaccionar con otras personas. Pero para conseguir todo esto es necesario que no enseñes a tu hijo a reprimir sus emociones.

Las emociones reprimidas solo harán que tus hijos sufran graves consecuencias en su interior. Las emociones existen, no hay ni buenas ni malas, porque todas ellas nos enseñan a ver lo que realmente queremos o necesitamos en la vida. Las emociones son nuestras maestras y reprimirlas es negar la oportunidad de entender qué es lo que nos está pasando. 

Consecuencias de reprimir las emociones

A continuación vamos a explicarte algunas de las consecuencias que puede tener un niño al reprimir sus emociones, o al sentir que tenerlas o sentirlas es algo malo. En ningún momento sentir emociones es malo, para poder canalizarlas y manejarlas hay que entenderlas, pero, ¿qué pasa cuando esto no sucede?

  • El niño pensará que mostrar sus emociones es algo malo
  • Aprenderá a no llorar y a mostrar sus emociones de otra forma, como a través de la ira
  • Existirán problemas de salud mental en el futuro
  • El niño se sentirá confundido cuando quiera llorar y no sabrá qué hacer cuando se sienta triste
  • Se esconderán para llorar y pensarán que son débiles si lo hacen
  • El niño crecerá sin inteligencia emocional, se desconectará de su corazón. Esto creará enfermedades y problemas de salud
  • La falta de creatividad y de conexión con sus emociones no le permitirán ser auténtico o mostrar sus verdadero ser

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  • Será una persona inmadura y tendrá dificultades para conectar y entender a las demás personas
  • Será más propenso a culpar a los otros de cómo se sienten en lugar de buscar una solución para encontrarse mejor
  • Carecerá de empatía, compasión y asertividad
  • Será propenso a desarrollar problemas de ira ni sabrá cómo manejar todos estos problemas
  • El niño crecerá sin saber cómo expresar sus emociones de forma constructiva o sin herir a los demás
  • Cuando vivan circunstancias graves como la pérdida de un ser querido o cuando el niño no tiene apoyo emocional, podrá tener más probabilidades de suicidarse.
  • Siendo adulto, cuando acabe una relación romántica no sabrá cómo manejar sus emociones y pensará que la vida no tiene sentido. Esto puede ocasionar una alta tendencia a suicidarse o a matar a la persona que lo abandonó (en los casos más graves).
  • El niño se sentirá un inútil y carecerá de autoestima debido a la falta de apoyo emocional por parte de sus padres o cuidadores principales.
  • Sentirán resentimiento hacia la vida por no haber aprendido a expresar sus emociones adecuadamente, algo que les hará caer enfermos y a tener una mala salud.
  • Puede ser un niño que provoque bullying en la escuela o mobbing en el trabajo cuando sea adulto por no saber cómo expresar sus emociones.
  • Puede retraerse en sí mismo y pensar que el mundo que le rodea es demasiado hostil y que todos quieren hacerle daño.
  • Podría desarrollar hábitos perjudiciales a causa del vacío emocional: fumar, beber alcohol, tomar drogas, otro tipo de adicciones, etc.

Desde la infancia

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Los niños necesitan aprender a entender sus emociones desde que llegan a este mundo y son los padres los responsables de que lo logren. Para que los padres puedan enseñar a los hijos sobre sus emociones, es primordial que tanto padres como madres entiendan sus propias emociones, que sean capaces de ponerles nombre y entender qué provoca una emoción en el estado de las personas.

Los padres deben entender al mismo tiempo que sus hijos desde que nacen son todo emociones. Un niño que tiene una rabieta no te está poniendo a prueba, solo te está mostrando que está enfadado por algún motivo y que no es capaz de entender qué le pasa o cómo manejar esos sentimientos de su interior. Para hacerlo, te necesita.

Hay que permitir a los niños que lloren, que rían, que se enfaden… Necesitan entender por qué tienen las emociones, aprender a ponerles nombre y sobre todo, entender qué es lo que significa cada una de esas emociones. Solo sabiendo qué significa aprenderán a buscar las soluciones (primero con tu ayuda y con el tiempo ellos solos), para encontrar una forma de estar mejor.

Bibliografía

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