Antes de que nacieras ya te amaba: el amor de madre

La fuerza del amor de madre ha alcanzado una acepción divina, que mientras más la conocemos, más nos sorprendemos de su trascendencia. Es natural que el amor nazca luego de compartir los momentos más dulces y vibrantes con nuestros hijos, pero que exista casi con la misma fuerza antes de conocerlo es digno de elogio.
El amor maternal es comparado con las emociones más fuertes. Cuando se comprende el alcance del vínculo entre madres e hijos y se contempla su alcance, nos damos cuenta de que es un sentimiento superior a cualquier otro que conozcamos. Ser mamás nos convierte en seres únicos, que no vemos barreras para ayudar a nuestros hijos a crecer.

Sin embargo, una de las cualidades más sorprendentes de este amor se encuentra en la capacidad que tiene la madre de crear un nexo afectivo tan profundo con su hijo que se genera antes del nacimiento de este. A este sentimiento, muchas veces se le llama instinto materno, pero habrá que ver si el instinto es tan cálido y poderoso.

¿ Instinto maternal o amor de madre?

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Conociendo tantos casos de amor antes de la primera vista entre madres e hijos, hace falta comenzar a creer que de hecho existe un sentimiento único que aparece desde el momento de la concepción. Sin embargo, aún existen detractores de esta creencia.

Adosar al instinto el amor de madre, podría incluso ser una ofensa para tantas mujeres que afirman haber sentido una conexión especial con sus hijos antes de que estos nacieran. Pero, como sabemos, este fenómeno está relacionado a cualidades psicológicas que requieren la evaluación de expertos científicos.

En tal sentido, de acuerdo a las afirmaciones de la ciencia, no existe manera de demostrar que el instinto materno exista. En todo caso, tan solo hay que evaluar las constantes experiencias que las madres dicen apreciar.

Por otro lado, hace falta ser madre para comprender el sentimiento que se supone que una mujer desarrolla en torno a su bebé aún no nacido. No obstante, se cree que es una tradición o una idea generalizada que la sociedad ha transmitido.

Al respecto, todos los cambios hormonales que se hacen presente en las mujeres embarazadas, hace posible que estas sientan emociones nunca antes percibidas. Otro caso que se le une es el instinto de supervivencia, que de hecho sí existe y está asociado con la lucha por mantenerse vivos y poblar el mundo.

Es amor lo que siento

Las madres que aman a su hijo desde antes de nacer, nunca van a aceptar que se les diga que no es real lo que sienten, sobre todo cuando las sensaciones que las invaden se hacen presente con tanta fuerza. Todas las madres del mundo vamos a estar de acuerdo en que lo que sentimos es amor real.

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Desde antes de nacer, ya el bebé es el más afortunado porque hay alguien que lo espera con amor. Amar a ese pedacito de ti misma que crece dentro de tu vientre y depende de ti para nacer y sobrevivir, es totalmente natural.

Millones de madre en el mundo han amado a su hijo desde que supieron que existía, aún cuando las condiciones los puedan haber alejado o se crea que una madre no ha querido lo suficiente a su hijo. Este es uno de los principales motivos que sustenta la fortaleza de este amor.

Por otro lado, se sabe que algunas madres no han percibido este sentimiento, porque no sabían que estaban embazadas o porque simplemente nunca se sintieron cómodas con su situación.

Esto es valorado como la ausencia del mencionado instinto, pero nadie puede poner en duda lo amorosas que podemos ser las madres con nuestro pequeño incluso desde antes de que nazca.

La maternidad es un estado maravilloso, que nunca puede ser comparado, incluso con otro embarazo previo o posterior. Saber que vamos a ser madres, nos permite conocernos mejor y comenzar a descubrir nuestra capacidad de amar.

Bibliografía

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