Muchos padres no saben cómo actuar ante el mal comportamiento de sus hijos y llegan a sentirse desbordados y desesperados por la situación. ¿Es tu caso? ¡No te preocupes! ¡Te ayudamos a poner fin a dicho problema! Continúa leyendo y descubre cómo poner en práctica el modelo A-B-C para lograr modificar las conductas conflictivas de los más pequeños de la casa.
Hay que tener en cuenta que los niños son eso, niños, y se encuentran en pleno proceso de desarrollo. No nacen sabiendo cuáles son las normas sociales, ni cómo gestionar las emociones, ni cómo expresar los propios pensamientos y sentimientos. Todo esto es algo que se aprende con el tiempo.
Por tanto, a la hora de corregir los malos comportamiento de los hijos, hay que tratar de ser comprensivos y analizar detenidamente todo lo que se esconde detrás de estas conductas.
“No soy malo. Escúchame y verás que detrás de mi mal comportamiento hay una necesidad”.
-Anónimo-
Modelo A-B-C: analizar y corregir el mal comportamiento
El modelo A-B-C sirve para observar de forma directa y sistemática el comportamiento de los niños con el fin de analizar y corregir aquellas conductas poco apropiadas. Se trata de realizar un registro con información sobre lo que ocurre antes, durante y después de la situación problemática.
De hecho, el modelo A-B-C recibe este nombre por el acrónimo en inglés de antecedentes, comportamientos y consecuencias (antecedents – behavior – consequences). Por tanto, para llevar a cabo dicho registro, es necesario elaborar una tabla dividida en tres apartados:
- Antecedentes: en esta sección se debe registrar qué sucedió antes de que se produjese el mal comportamiento, qué es lo que pudo provocar su aparición. Ejemplo: se le dice al niño que es la hora de irse del parque.
- Comportamientos: en este apartado hay que describir el comportamiento que se produce a raíz de la situación anterior, especificando su duración y grado de intensidad. Ejemplo: el niño se tira al suelo y comienza a gritar.
- Consecuencias: por último, hay que escribir qué ocurrió justo después de producirse la conducta problemática. Ejemplo: el niño se va llorando del parque en los brazos de su madre.
Esto puede ayudar a entender los comportamientos negativos de los pequeños, así como a conocer con qué frecuencia tienen lugar y cómo se pueden modificar.
Consejos para su aplicación
Según Erin Carroll, Doug Tynan y Lynn Chaiken (2010), para llevar a cabo un registro de la conducta de los niños utilizando el modelo A-B-C, es conveniente
- Implicar a todas las personas que cuidan al niño, de manera que también se encarguen de completar la tabla de registro previamente elaborada.
- Prestar atención a los comportamientos que ocurren con frecuencia, identificando los patrones que causan las conductas. Así, las horas de observación se pueden reducir, registrando únicamente los momentos en los que se suelen dar situaciones conflictivas (por ejemplo: en la hora del baño, durante la cena, etc.).
- Explicar al niño, de forma clara y concisa, en qué consiste la tabla y por qué se está haciendo.
- Colocar la tabla en un lugar visible de la casa, para que tanto el niño como los adultos responsables de completar el registro la tengan siempre presente.
Beneficios de poner en práctica el modelo A-B-C
Poner en práctica un registro del comportamiento basado en el modelo A-B-C puede ser muy beneficioso para los principales cuidadores de los menores puesto que, gracias a este ejercicio, se obtienen datos objetivos, fiables y específicos sobre el patrón de conducta de los pequeños. Así, esta valiosa información permite
- Detectar las causas de los malos comportamientos.
- Prevenir la aparición de los malos comportamientos.
- Actuar de mejor forma ante las situaciones problemáticas o conflictivas.
Es posible que este método por sí solo no sea suficiente para corregir las conductas negativas de los pequeños, ya que muchos padres no cuentan con los conocimientos suficientes para afrontar y manejar estas situaciones de manera adecuada.
En este caso, es recomendable acudir a un profesional de la psicología, quien puede ofrecer pautas útiles para lidiar con los malos comportamientos de los niños. Además, al haber elaborado previamente un registro de la conducta, el psicólogo conocerá mejor el caso concreto y podrá dar soluciones más ajustadas al problema. Y tú, ¿te animas a implementar el modelo A-B-C? ¡Los resultados te sorprenderán!
Bibliografía
Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.
- Erin-Carroll, M.S., Doug-Tynan, Ph.D. y Lynn-Chaiken, M.S.W. (2010). El ABC de las Tablas del Comportamiento. The Nemours Foundation: Servicios de prevención y salud Nemours.