Malas contestaciones de los niños: qué debemos hacer y qué no

Las malas contestaciones de los niños pueden acabar convirtiéndose en un verdadero quebradero de cabeza para los padres. Aquí te contamos cuáles pueden ser las posibles causas y qué hace o no ante ellas.
Malas contestaciones de los niños: qué debemos hacer y qué no
Mara Amor López

Escrito y verificado por la psicóloga Mara Amor López.

Última actualización: 07 noviembre, 2021

En muchas ocasiones, las malas contestaciones de los niños, que no son otra cosa que la manifestación de sus sentimientos de rebeldía, acaban con la paciencia de los padres. La manera de contestar o responder va a ser diferente dependiendo de cada edad.

Todos los niños, cuando dejan de ser bebés, creen y desean que gire alrededor de sus necesidades. Es entonces cuando reaccionan a la autoridad de los padres de forma provocadora y con malas contestaciones. Cuando les regañamos, nos responden de malas formas o no hacen caso a lo que les decimos; quieren imponer su opinión y el problema es que lo hacen de malas formas.

Posibles causas de las malas contestaciones de los niños

Pueden ser diferentes causas las que provocan esas situaciones de rebeldía y que no son convenientes para el desarrollo psicológico y emocional sano de nuestros hijos.

;adre hablando con su hija sobre sus malas contestaciones.
  • La llegada de un nuevo hermanito (antes de que el niño haya cumplido los 3 años) puede desencadenar celos y envidias que terminan provocando malas contestaciones en los niños ante cualquier cosa que les digamos.
  • Separación o divorcio de los padres. Provoca sentimientos de inseguridad causados por su necesidad de cariño y protección de ambos progenitores. Esto, a veces, acaba originando respuestas inadecuadas, incluso a veces agresivas, de los niños (recordemos que es su forma de defenderse).
  • Un cambio de casa, de colegio o incluso de ciudad puede hacer que los pequeños tengan cambios en su comportamiento, estén más irritables e irascibles y tengan malas contestaciones. Estos cambios, que los padres creemos que serán para bien, no nos paramos a pensar que al niño pueden costarle, ya que se siente identificado con esa casa, colegio o ciudad en la que vivía.
  • Carencia de límites claros, contradicciones de los padres con respecto a la educación de los niños o las desautorizaciones entre ambos también  pueden acabar provocando las malas contestaciones en los niños.

¿A qué se deben las malas contestaciones de los niños según la edad?

Dependiendo de la edad de los niños, su forma de responder ante determinadas situaciones es diferente y, además, lo expresan de otra manera.

  • Niños de 0 a 2 años. Su agresividad es debida a que no son capaces de controlar sus impulsos y, de la misma forma, también son incapaces de orientar su enfado de forma correcta.
  • De 2 a 3 años. Estas edades están marcadas por la negatividad; los niños tienen la tendencia a decir que no a todo lo que se le propone, aunque luego acabe aceptándolo. Es en este momento cuando se está formando su personalidad y esas malas contestaciones son un signo de ello.
  • De los 4 a los 6 años ya han integrado en su vida diaria unos hábitos y normas básicas. Les gusta dar órdenes, expresar su autonomía y se enfadan cuando fracasan.

Algunos consejos para las malas contestaciones de los niños

Ante las malas contestaciones de los niños, podemos seguir algunos de estos consejos que vamos a ver a continuación:

  1. Le explicaremos, de forma calmada y directa, que esa forma de comportarse no está bien. “Te quiero mucho, pero esa no es manera de contestarme”.
  2. No nos enfadaremos ni contestaremos de la misma forma en que lo ha hecho nuestro hijo.
  3. Reforzaremos sus buenas formas; cuando nos responda de manera correcta, alabaremos ese buen comportamiento.
  4. Intentaremos averiguar a qué puede deberse su mala contestación y buscaremos una solución.
  5. No le pondremos la etiqueta de “contestón”; antes debemos preguntarnos por qué nos contesta así en ese momento.
  6. Negociaremos con él el establecimiento de unas normas claras, pero sin excedernos.
  7. Le daremos tiempo para que reflexionen sobre por qué está diciendo esas cosas. Pasado un rato, volveremos a hablar con él para intentar solucionar el problema. Dejaremos que el propio niño aporte posibles soluciones.

¿Qué podemos hacer si se prolongan en el tiempo?

Los consejos anteriores nos pueden ayudar a gestionar las malas contestaciones de los niños en el momento en el que se producen, pero si se prolongan en el tiempo, estas ideas pueden ayudarnos:

  • Los padres no debemos contestarles mal cuando su comportamiento no es adecuado, porque no debemos olvidar que somos su ejemplo y, al final, puede que acaben imitándonos; además, estaríamos dándole un mensaje contradictorio: “tú no puedes dar malas contestaciones, pero nosotros sí lo hacemos”.
  • Una forma eficaz de acabar con las malas contestaciones de los niños, sobre todo si estas se prolongan en el tiempo, es alabar la conducta contraria, es decir, cuando se comporte de forma correcta y agradable, lo elogiaremos.
  • Los padres somos los que mejor conocemos a nuestros niños y seguro que sabemos cuándo nuestro hijo va a contestarnos de forma inadecuada. En ese caso, lo mejor es intentar distraerle con otra actividad o juego; de esta manera, olvidará por qué se ha disgustado.
    Padre regañando a su hija por sus malas contestaciones.
  • Si nuestro hijo nos pide algo de malas formas, no tenemos que cumplir su deseo, por mucho que nos grite, hasta que nos lo diga de forma adecuada.  En muchas ocasiones, los niños se encuentran desorientados y podemos enseñarles los valores del respeto hacia otros y hacia otras opiniones a través de los cuentos.
  • Cuando el niño siga contestando de malas formas y, además, suceda en un sitio público, nos esperaremos a hablar con él cuando lleguemos a casa. De esta manera, lo haremos de forma más calmada, en privado y estableceremos reglas de conducta.

En definitiva, las malas contestaciones de los niños son algo que sucede con frecuencia; es una forma de expresar su rebeldía o, simplemente, una incapacidad de controlar sus impulsos. Como ya hemos podido ver, el motivo de esas contestaciones también depende de la edad de los pequeños. Si tenemos en cuenta los consejos que hemos visto, podremos manejarnos mejor en esas situaciones.

Es importante ser pacientes, ser su ejemplo y no tener malas contestaciones con ellos, pues los pequeños nos imitan. Si quieres corregir esas malas contestaciones, estos consejos pueden ser de gran ayuda. ¿A qué esperas para ponerlos en práctica?


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