Lombrices en niños: ¿cómo actuar?

Las infecciones por lombrices son una de las enfermedades más comunes en niños. Descubre por qué sucede y qué puedes hacer al respecto.
Lombrices en niños: ¿cómo actuar?

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 19 mayo, 2023

Las lombrices, también llamadas helmintos, son parásitos cilíndricos que suelen causar infecciones en niños. Algunos de los más comunes son Enterobius vermicularis, Ascaris lumbricoides y Ancylostoma duodenale.

En general, son pequeños gusanos móviles de color blanquecino, gris o nacarado. La mayoría cumple parte de su ciclo biológico en el interior del cuerpo humano. Suelen alojarse en el intestino delgado, el intestino grueso y el ano, e incluso en los genitales femeninos.

Una investigación de la Revista Médica Clínica Las Condes estima que existen 2 800 millones de personas infectadas por geo helmintos en todo el mundo. Su alta prevalencia representa un problema de salud pública, principalmente en los países en vía de desarrollo en Asia, África y Latinoamérica. Además, los niños son la población más susceptible a este tipo de enfermedades.

Síntomas de las lombrices en niños

Los síntomas de las enfermedades parasitarias en niños son muy variados. Por lo general, dependen de la especie de helminto, el estado de salud previo del niño y la gravedad del cuadro clínico. Algunos de los síntomas más comunes incluyen los siguientes:

  • Pérdida de peso y apetito.
  • Retorcijones.
  • Diarrea y vómitos. 
  • Nerviosismo e irritabilidad.
  • Picazón en la piel.
  • Salida de lombrices por la boca o el ano.

Además, existen algunos síntomas que son propios de ciertas especies de lombrices. Por ejemplo, en las infecciones por Enterobius, llamada oxiuriasis, el síntoma más común es un intenso picor en la zona del ano. Esta picazón se presenta o intensifica durante la noche, ya que a esa hora las hembras ponen sus huevos. Pueden poner hasta 20.000 huevos diarios.

De igual forma, las niñas pueden experimentar picazón a nivel de la vagina, por la contigüidad con la zona anal. En ocasiones, la picazón impide al niño conciliar el sueño o lo despierta a mitad de la noche.

Por otro lado, la infección por Ascaris lumbricoides suele combinar síntomas abdominales y respiratorios. Esto último, ya que la lombriz cumple parte de su ciclo de vida atravesando la vía aérea inferior y superior. De igual manera, los niños pueden manifestar bruxismo o rechinar los dientes al dormir.



¿Cómo se contagian los niños de lombrices?

Existen varias formas en las que los niños pueden adquirir lombrices. La mayoría de los geohelmintos ponen sus huevos en la tierra, siendo esta una de las principales vías de contagio. Según un estudio publicado en la Revista Cubana de Pediatría, los niños son los más afectados debido a sus hábitos de juego en el suelo e ingesta de tierra.

Por otro lado, los huevos de los oxiuros suelen alojarse en las manos y las uñas de los niños parasitados. El contagio comienza con la picazón. El niño se rasca y como aún no tiene conciencia de la importancia del lavado de las manos, ni de la posibilidad de contraer enfermedades, se lleva las manos a la boca.

También es posible que traspase los huevos de las lombrices a cualquier objeto que toque con sus manos. Este tipo de conductas son normales en los primeros años de la infancia. A través de los objetos contaminados también pueden infectarse los otros miembros de la familia.

Una vez los huevos son ingeridos, estos llegan al intestino y eclosionan liberando pequeñas larvas. Posteriormente, estas últimas pasan al intestino grueso y se convierten en lombrices adultas.

Finalmente, existe un grupo de lombrices, como Strongyloides stercolaris, Necator Americanus y Ancylostoma duodenale que ingresan al cuerpo humano a través de la piel. Estos penetran la dermis y se abren paso hasta alcanzar el intestino. El hábito de caminar descalzo en tierra o arena contaminada es el principal factor de riesgo.

Luego de 1 a 2 meses, las lombrices hembras depositan los huevos en el intestino o en la zona perianal mientras el niño duerme. Por tanto, la mayoría son excretados junto con las heces, mientras que otro grupo de lombrices se adhieren al ano, manteniendo un ciclo de contagio ano-mano-boca.

¿Cómo detectar las lombrices en niños?

La detección de las lombrices en los niños inicia desde el hogar. El método más sencillo es mirar las heces del niño. Si aparecen los pequeños gusanillos, ha contraído lombrices. También la madre puede observar cuidadosamente la zona el ano separando las nalgas del niño. Si está contagiado de lombrices, probablemente podrá ver los parásitos.

En el caso de los oxiuros, pueden usarse tiras de un papel adhesivo creado para este fin. Se coloca en el ano, se retira en un lapso de tiempo determinado y luego se observa en un microscopio. Este procedimiento se denomina test de Graham.

De igual forma, siempre debe estar atento a la presencia de síntomas característicos como la picazón anal, el rechinar de dientes, la pérdida del apetito y las pesadillas nocturnas.

La atención profesional temprana es fundamental para un diagnóstico y tratamiento adecuado. Algunos estudios de laboratorio que permiten alcanzar un diagnóstico definitivo son el examen de heces y la analítica sanguínea. 



Tratamiento

Eliminar las lombrices en niños es bastante sencillo. Se administra medicamentos antiparasitarios por vía oral. Suele ser una sola toma. Se trata de eliminar los parásitos que hayan estado en huevos y sobrevivido al tratamiento inicial. Los medicamentos más utilizados para el tratamiento de las lombrices pertenecen a la familia de los benzimidazoles.

Algunos estudios recomiendan el uso de antiparasitarios como el Mebendazol, el Pamoato de pirantel y el Pirvinio en el tratamiento de las parasitosis por oxiuros, con una tasa de éxito superior al 90%. Además, es aconsejable bañar a los niños en la mañana, cambiar la ropa interior de forma constante y lavar la ropa de cama con agua caliente.

Algunos especialistas recomiendan administrar el tratamiento a todas las personas que conviven con el niño. Esto último, con el objetivo de evitar el contagio y la propagación de los parásitos, sobre todo a quienes comparten cama o dormitorio con el niño. Cabe destacar que los medicamentos para tratar las lombrices son antiparasitarios y no cumplen con los efectos de los antibióticos.

Las lesiones en la piel que el niño se haya producido al rascarse se pueden tratar. Para este fin hay cremas o ungüentos calmantes y antiinflamatorios. En caso de lesiones más graves, el pediatra debe evaluar si están infectadas y recetar una pomada antibiótica.

Prevención del contagio

La adecuada higiene de manos es crucial para evitar la trasmisión de las infecciones por lombrices en niños y adultos. Por tanto, se debe fomentar en los más pequeños el hábito de lavarse las manos tras ir al baño y antes de comer, haciendo énfasis en frotar debajo de las uñas. Es importante que los padres vigilen que el niño lo haga siempre y de manera apropiada.

De igual forma, es aconsejable lavar con agua caliente toda la lencería y ropa del niño: toallas, sábanas, fundas y, especialmente, la ropa interior. Otra medida es desinfectar el inodoro de forma habitual. Además, los padres pueden aplicar los siguientes consejos en los niños:

  • Utilizar detergentes antibacteriales para manos.
  • Cortar las uñas de forma periódica. 
  • Evitar que el niño se chupe los dedos.
  • Educar al niño para que no introduzca objetos en su boca.
  • No sacudir o agitar la ropa, pues los huevos de las lombrices pueden dispersarse con el aire.
  • Durante la enfermedad, usar pijamas cerrados para evitar la propagación de los huevos.

Una infección de alta prevalencia

Como ves, las lombrices en los niños constituyen una entidad muy frecuente. Los síntomas más comunes son la picazón anal, el rechinar de dientes, los retorcijones y la pérdida del apetito.

El contacto de las manos sucias con la boca es la principal vía de transmisión, por lo que es fundamental la higiene de las manos y, en general, de todo el cuerpo. El lavado es la medida con mayor tasa de éxito para prevenir la infección por parásitos en niños y adultos.


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