La llegada de tu primer hijo suele ser un punto de quiebre en las relaciones familiares y, especialmente, en tu carácter paciente y calmo, cuando comienzan a llover recomendaciones que no coinciden con lo sugerido por tus médicos especialistas. Entonces, ¿cómo puedes lidiar con aquellos consejos que no deseas recibir?
Toda primeriza lidió en algún momento con una serie de consejos indeseados: “El bebé está desabrigado”, “Mejor que no gatee”, “Que coma cuando quiera y todo lo que quiera”, “No lo dejes llorar”, “No lo retes, pobrecito”, “No le des el pecho sino biberón para que te deje dormir”, entre otros.
Estos son algunos de los insistentes y desacertados recordatorios que toda flamante mamá escucha generalmente de sus suegras, cuñadas, madres, hermanas, amigas y allegadas que, creyendo saber y estar ayudando, aterran y saturan con experiencias y recomendaciones no solicitadas.
Otro personaje común que quien se ingresa en el maravilloso mundo de la maternidad debe enfrentar es la típica “sabionda” u “opinóloga”, quien cree obrar perfectamente y conocer en detalle todo lo concerniente al ámbito de la crianza, por lo que está convencida de que lo propuesto por el resto no es válido, sino erróneo.
¿Cuál es el problema con estos consejos?
Con la llegada de la maternidad, debemos adaptarnos a nueva realidad, enfrentando además miedos, dudas y desafíos. Si a ese cúmulo de novedades y nervios le sumamos la catarata de consejos que no pedimos ni queremos recibir, tales sugerencias lejos de ayudarnos, nos abruman.
El cuadro se complica si contrastamos las indicaciones médicas con los consejos que llueven por parte de los allegados. Y el panorama se oscurece aún más al no saber cómo actuar ante ellos, ya sea por temor a herir sentimientos, por miedo a convertirte en la mala de la película o simplemente para evitar cualquier discusión.
Lo cierto es que existen diversas salidas capaces de poner coto a la situación y permitir lidiar con aquellos consejos que no deseas y que, por momentos, agotan tu paciencia y te cansan. Como verás, cuentas con cuatro opciones que pueden ayudarte a resolver esta situación tan compleja y angustiante.
4 Formas de lidiar con consejos que no deseas recibir
¿Estás buscando la forma adecuada de lidiar con esos consejos que no deseas y te asusta lo que puedas generar rechazándolos o contradiciéndolos? No pierdas la calma, pon atención y toma nota de las siguientes maneras para poder dar fin a tu inquietud:
- Exprésate. Anímate a exponer tu opinión o compartir tu conocimiento. No está mal manifestar tu desacuerdo con el punto de vista o consejo que dan o incluso aclarar que no aplicarás esas sugerencias. Nada malo puede ocurrir si dialogas desde el respeto y la educación, evitando así posibles discordias.
Una buena opción es explicar las razones por las cuales decides no seguir los consejos, con lo que demuestras que escuchas lo que te dicen pero contrastas la información con lo que has aprendido por tu cuenta, sin generar el enojo que puede causar que oigas pero hagas lo contrario.
La última variante implica escuchar la recomendación, dar las gracias por ella y responder además a quien te la dio que en la próxima visita al pediatra del bebé, conversarás el tema con él para despejar las dudas que tengas al respecto.
- Evalúa. A pesar de estar enojada, debes considerar que los consejos que no pediste también pueden ser buenos. Pues aceptar las sugerencias útiles, sabias y constructivas de otras personas no hace daño y a veces enseñan a resolver dificultades y a ser más prácticas.
Por ello, no te resistas y te opongas a todos los consejos simplemente por estar ofuscada ante esa sugerencia que por momentos parece una orden, imposición o subestimación. Es fundamental tener la mente abierta para permitirse escuchar un dato que puede servir para la crianza y el cuidado del bebé.
- Sonríe. Aun estando molesta por ese consejo que no crees necesitar, es recomendable responder un “gracias, lo tendré en cuenta”, con una sonrisa en tu cara. De esta manera, evitas cargar con culpas innecesarias y dejarás satisfecha a la consejera.
- Recuerda quién es la madre. No importa cuál sea el consejo que recibas, siempre acuérdate de que tú eres la mamá del pequeño y, por ende, puedes criarlo de la manera que consideres correcta. Siempre elige lo mejor para tu hijo y, para ello, sigue lo que tu corazón te dice que está bien e ignora lo demás.
Recibir un consejo que no pediste y sentirse aturdida por un exceso de información que no coincide con lo que te recomendaron tus médicos de cabecera puede resultar molesto. No obstante, es importante reflexionar sobre la finalidad de la persona que nos aconsejó: ¿Lo hace con buena intención o sólo para criticar?.
A partir de las respuestas a estas preguntas, sabrás cómo actuar y qué medida tomar cuando tus allegadas deciden darte consejos aún sin haberlo solicitado. Respira profundo y agradece, pues te rodean personas que se preocupan por tu hijo y por ti. Lo bueno es que, puertas adentro, nadie sabe más que tú lo mejor para el niño.