La niñez: un mar de temores

La niñez: un mar de temores
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 01 septiembre, 2020

La niñez es una etapa de temores como ninguna otra. Todos los niños le tienen miedo a alguien o a algo. No hay dudas de que son diversos y peculiares los estados de “terror” y desorientación que pueden vivir los seres humanos en su infancia. Por suerte, la mayoría de ellos se olvidan y quedan en el pasado.

En el presente texto te ayudaremos a conocer muchos de los temores que puede desarrollar un niño y, en algunos casos, el procedimiento que debes adoptar para lidiar con ellos.

Principales temores de la infancia

Mamá, los niños pueden tenerle miedo a:

  1. La oscuridad
  2. Los ruidos estrepitosos
  3. Los payasos
  4. Caminar solos (en niños pequeñitos que no saben sostenerse bien y se caen con frecuencia)
  5. Los animales
  6. El estetoscopio
  7. La separación de su figura de apego (por lo general la madre)
  8. Ser rechazados
  9. Seres creados por su propia imaginación
  10. Estar cerca o ser saludado por personas que no conoce
  11. Los títeres
  12. La guardería (hay niños que sufren el acoso de otros niños en dicho lugar)
  13. Las tormentas y los truenos
  14. Los doctores y los hospitales maternos
  15. Quedarse solos
  16. Las alturas
  17. Los dibujos animados y personajes de ficción
  18. Personas disfrazadas, aunque sean de su propia familia
  19. Dormir (en niños que tienen pesadillas frecuentes)
  20. El castigo de sus padres
  21. Situaciones y lugares nuevos y, por tanto, desconocidos
  22. Estar dentro de un auto cerrado

Entre los temores antes enunciados existen unos que, generación tras generación, son considerados como los más comunes de la infancia.

 

Miedo a los animales

El miedo a los animales es un temor que surge desde temprana edad y, a diferencia de otros, puede acompañar a una persona hasta la adultez.

Aunque en alguna que otra ocasión se encuentra a alguna experiencia desagradable que el niño en cuestión tuvo con algún animal, la mayoría de las veces surge, de repente.

Para combatir el miedo a los animales o a un animal en específico es recomendable hablarle al niño sobre las características más curiosas que tiene el mismo, destacar sus cualidades y no dejar de mencionar lo bonito que es, lo gracioso que se comporta, los peculiares sonidos que emite…

Es fundamental que conozca al animal para que poco a poco le vaya perdiendo el miedo. Digamos: si le tiene temor a los perros hay que leerle libros de cuentos, ponerle dibujos animados y cantarle canciones que hablen sobre ellos.

Así mismo la familia le podrá comprar libros para colorear, ropas, mochilas o accesorios con imágenes de perritos.  

Miedo a la oscuridad

El miedo a la oscuridad está entre los miedos que pueden ser pasajeros o durar hasta la vida adulta. Hay muchos mayores a los que que les aterra la oscuridad y vienen arrastrando esa fobia desde que eran pequeños.

Para que tu hijo no se convierta en uno de ellos te recomendamos vivir el problema con tranquilidad y sobre todo, paciencia.

Hay que comprenderlo, aceptar su miedo y darle la importancia que merece. Sin embargo, no debes ni minimizar su angustia ni mostrarte preocupada por la situación. Tu hijo debe ver que tomas esto como algo normal y que le aconsejas tan tranquilamente como cuando le explicas de qué forma coger el lápiz para colorear.

Jamás lo fuerces a enfrentarse a este temor de forma brusca.

Ansiedad de separación de su figura de apego

La ansiedad de separación de su figura de apego es uno de los miedos propios de la infancia que se olvidan con el paso de los años y queda solo en el pasado, a no ser casos excepcionales.

A medida que el niño crece y se independiza su figura de apego deja de tener valor para él (hablamos de valor en el sentido de que ella es quien lo duerme, alimenta, protege, asea, mima… y toda vez que se hace grande el niño va alcanzando su autonomía y haciendo esto por sí solo).

Este temor se cura de forma paulatina. Al principio ningún niño se siente confortable si de pronto mamá lo deja con una “extraña” en una guardería. Pero con tiempo y paciencia es superado.


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