La maternidad puede cambiar tus emociones

La maternidad puede cambiar tus emociones
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 17 febrero, 2024

La maternidad puede transformarte de muchas maneras, por eso también es capaz de cambiar tus emociones. La llegada de nuestro primer bebé puede aflorar sentimientos nunca antes sentidos, porque es diferente a cualquier otra emoción previamente experimentada; se trata además, de un cambio permanente en nuestras vidas.

Se tiene entendido que el cerebro materno tiene muchas variaciones con respecto a aquel que no lo es, lo que implica una serie de acciones y sentimientos diferentes del resto de la humanidad. Sin embargo, cuando hablamos de emociones no todas son positivas y tampoco son consistentes en la mayoría de las personas.

La maternidad puede cambiar nuestras emociones, para bien o para mal. Podemos hablar de un vínculo afectivo imposible de disolver, pero que es diferente en cada persona. Desde el embarazo, se experimenta un cambio emocional en principio achacado a las alteraciones hormonales, pero que luego se traspasa a un reflejo instintivo que sabemos no es del todo comprobable.

De cualquier manera, es un hecho que  nos transformamos emocionalmente cuando somos madres, aun cuando la personalidad sea incorruptible. Las emociones positivas nos harán más felices y fundamentarán la mayoría de las creencias acerca de la maternidad, por su parte, las negativas justificarán el origen de ciertas patologías psicológicas posteriores al parto.

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Por estas razones la maternidad logra cambiar tus emociones

La maternidad es desde el embarazo un proceso revolucionario que puede desconcertar a cualquier mujer, sobre todo en el caso de las primerizas. Así como el cambio físico, se produce una transformación integral que nos hace desconocernos a nostras mismas.

Una vez que nace el bebé, la vida no para de cambiar y asimismo las emociones. Cada acción nos lleva a modificar nuestra percepción del mundo y los sentimientos revolucionan nuestra mente por completo; sin planearlo las nuevas sensaciones nos han de cambiar por las siguientes razones:

  • La responsabilidad ya no es la misma, no se trata de tareas que pueden esperar, sino la vida de un ser muy importante. Automáticamente nos convertimos en la persona de la cual depende esa pequeña parte de ti; algo que nos hace feliz y en gran parte también nos supera
  • Te llenas de sentimientos positivos. Quieres compartirlo todo con el bebé, dejas de lado tus planes y aspiraciones personales, piensas de otra manera en el futuro, te llenas de ternura y tu corazón se ablanda
  • Te fortaleces como persona, pues consigues superar la mayoría de los obstáculos, desaparecen los miedos y llevas tu cuerpo al límite: dejas de dormir y comer como antes
  • Aflora cierto instinto primitivo, capaz de ayudarte a guiarte por los sonidos del bebé, identificar algunos olores y apreciaciones derivadas de la información que aportan los sentidos
  • Tienes una nueva motivación, ahora es el amor la fuerza que te permite ser más perseverante. De alguna manera te llenas de afirmaciones, que te hacen pelear, defenderte y conseguir lo que te propones
  • Un nuevo tipo de vínculo emocional ha nacido en ti, uno que no te conectó igual con la familia o con tu pareja; sin saberlo te vuelves una nueva persona. Una que vive y actúa incondicionalmente para alguien que no es ella misma
  • Desaparecen muchos miedos y nunca más nos sentiremos solas, al principio por la compañía del bebé, físicamente presente todos los días del año; pero luego, embargadas por el amor y la fe de volverlo a ver
  • Nos volvemos más pacientes, menos egoístas y más motivadas, sea cual sea la situación. No nos importará desvelarnos, despertarnos con sobresalto o correr al rescate sin esfuerzo

Las emociones negativas

Pese a que la mayoría de las emociones que cambian se relacionan al aspecto positivo, los especialistas consideran que son muchas las emociones negativas que afectan a las madres desde el proceso de gestación. La maternidad, por lo tanto, hace a las mujeres más propensas a la depresión, ansiedad, estrés postraumático y cierto grado de frustración.

Mamá soltera abrazando a su bebé

En algún momento de la maternidad, las madres comienzan a sentir que perdieron su independencia, sus facultades e incluso su atractivo físico. También es imposible evitar el sentimiento de angustia y aquel miedo de que a su hijo le pase algo malo.

Otro sentimiento perturbador, es cuando se piensa en el futuro de una manera incierta. Sin no estamos trabajando o no tenemos compañero para sostener la crianza, representa un estado de incertidumbre que es difícil de controlar.


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