Mi hijo no sabe compartir

Si tu hijo no sabe compartir, es probable que necesites implementar algunos cambios en el proceso de crianza. Descubre cuál puede ser el origen del problema y cómo solucionarlo a continuación.
Mi hijo no sabe compartir
María Alejandra Castro Arbeláez

Revisado y aprobado por la psicóloga María Alejandra Castro Arbeláez.

Escrito por Equipo Editorial

Última actualización: 27 enero, 2022

Llegada cierta edad es cuando aprendemos a disfrutar del placer de compartir. La alegría de compartir con los demás sazona nuestras vidas, pero es necesario insistir en que es necesario tener cierto grado de madurez para comprender lo divino que es este acto. Tu hijo aprenderá a hacerlo, no te preocupes. Quizás ahora le cuesta, como a todo niño pequeño, solo dale tiempo y guía para ver resultados maravillosos.

Muchos padres dicen con total preocupación: Mi hijo no sabe compartir. Algunos se sienten un poco frustrados e ignoran lo común que es el hecho que los niños no quieran compartir sus pertenencias, sobre todo si el bebé tiene entre 18 meses y dos años de edad.

A esa preocupación se le suma la confusión que experimentan al no saber qué hacer  cuando esto pasa. Por eso, muchas veces obligan al niño a compartir sus juguetes; sin embargo esta actitud causa el efecto contrario en el bebé quien puede aferrarse más que antes en su objeto y su terquedad.

Por lo que, antes de obligar a tu hijo a compartir es bueno tener algunos aspectos en consideración. En primer lugar es preciso saber que compartir es una acción que requiere de confianza, empatía y seguridad y estos principios funcionan de igual manera para nosotros los adultos.

Compartimos con personas en quienes confiamos y esto es un hecho. Los adultos, por más altruistas que seamos, debemos reconocer que no compartimos todas nuestras pertenencias ni nuestros sentimientos con cualquier persona, entonces por qué creemos que deber ser diferente con los niños.

Compartir requiere de confianza

Entre los 18 meses y los dos años de edad las relaciones sociales con los niños de su misma edad suelen ser bastante inestables porque se forman y se disuelven con facilidad.

Las amistades que hace tu hijo aunque son fructíferas son poco duraderas porque se extinguen a medida que se imposibilita el contacto con ese niño. También, la mayoría de sus amistades resultan muy cambiantes, pues a esa edad los niños cambian con mucha frecuencia de compañero de juego.

Pero, además, tu hijo se enfrenta a otra dificultad crucial pues como aún no sabe hablar muy bien, carece de las habilidades lingüísticas para establecer acuerdos; y para compartir objetos definitivamente es necesario llegar a ciertos acuerdos como, por ejemplo: Te presto mi carrito, pero luego me lo devuelves.

Esas circunstancias propias de la edad del niño dificultan que confíe en otro niño como para querer compartir con él sus pertenencias. Sin embargo, como sabes, esta situación no será eterna, pues cambiará a medida que vaya creciendo y adquiriendo habilidades.

Cuando tu hijo tiene entre 3 y 5 años de edad, las relaciones con los niños de su misma edad comienzan a ser más estables, ya asiste a la escuela y puede hablar con más fluidez. Además el sentido de la amistad se va desarrollando con más arraigo y su lenguaje se va enriqueciendo cada día. Todas esas capacidades que evolucionan de manera paulatina lo capacitan para compartir sus pertenencias con quien él considere sus amigos.

Con todos estos aspectos en consideración es vital que evites obligar a tu hijo a compartir sus pertenencias con otras personas o niños. Si no es su voluntad no lo obligues, pues quizás aún no está preparado para ello.

Así, cuando comprendes la situación en todas sus dimensiones y no lo obligas a hacer algo que no quieres, estás contribuyendo a defender su espacio personal, a que aprenda a decir no y autoafirmarse. Tu hijo debe aprender todos aspectos de manera pacífica y sin agresividad, y en ese ámbito tu intervención y guía como padre es fundamental.

Confiar es crucial para poder compartir

En esencial encontrar un punto medio para no obligar a los niños a aceptar interacciones con otras personas o adultos, cuando no lo desean, no es sano enseñarlos a decir sí a todo en contra de su voluntad, lo más sensato es que aprendan que decir que no, no es ofensivo ni inadecuado.

Aplicando estos conceptos estarás ayudando a tu hijo a que desarrolle estrategias de autoafirmación, asertividad y autocuidado; así cuando sean mayores y deban enfrentar alguna situación incómoda o peligrosa sabrá decir que no, pues han desarrollado las habilidades necesarias para ello.

Y aunque parezca contradictorio, esto no tiene nada que ver con que estés fomentando que tu hijo no aprenda a compartir. Lo ideal es que lo acompañes en su proceso de desarrollo social, que aprenda junto a ti a ser capaz de compartir. Lo hará, confía en eso, solo debes respetar sus ritmos y sus preferencias personales.

Es crucial que durante este proceso le enseñes a tu hija lo importante que es respetar el bienestar de los demás. Que ¿cómo se hace eso? Hablando… es vital que comprenda que cuando otro niño no quiere prestarle sus cosas a ellas hay que respetarlo, tal como son respetadas sus decisiones, deben ser respetadas las de los demás.

Ya verás que con el paso del tiempo tu hijo compartirá sus juguetes con determinadas personas y en ciertos momentos. Lo mejor que puedes hacer es observarlo para poder determinar en qué circunstancias y  con qué niños siente la suficiente confianza para compartir sus cosas, así podrás facilitar el hecho de que comparta con mayor facilidad.

Puedes reforzar el valor de compartir diciéndole que está bien que los demás usen sus cosas y que también es correcto cuidarlas y velar porque los demás las cuiden. Con el tiempo, tu hijo irá descubriendo que compartir es una actividad propia de la naturaleza del ser humano. A todos nos encanta compartir contenidos en las redes sociales, una buena comida con las personas queridas, una conversación y un café con un buen amigo…


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