Hijo, fuiste el único capaz de llenar el vacío de mi corazón

Tu llegada fue mi salvación. La vida me bendijo desde ese instante en que comenzaste a formar parte de mí. Sintiendo vida agitándose en mi interior aprendí y experimenté la más plena felicidad. Desde entonces, sanaste mi alma herida. Es que, hijo querido, fuiste el único capaz de llenar el vacío de mi corazón.

Y sí, eres en general el único capaz de todo. De redefinir mis conceptos de felicidad, de hacerme redescubrir el amor. En su faceta más pura y sincera. Más incondicional y mágicamente eterna. Fuiste el único capaz de despertar en mí la pasión de estar viva, honrando esta vida, verdaderamente bella e intensa.

Tienes el don de colorear los días grises y oscuros, de sazonar jornadas que parecen pasar sin pena ni gloria. Impregnas con tu luz mis días y llenas de olor a vida tu camino, que no es más que nuestro camino. Eres frescura e inocencia, el bálsamo de mi ser.

Fuiste, eres y serás mi eterna cura al alma

Me encontraste, temerosa y dubitativa, en este mundo. Recogiste mis partes rotas y con tu amor y cariño lograste juntar cada una de mis piezas. Siempre fuiste, y lo sigues siendo eternamente, la cura para mi alma. Mi mayor orgullo, la misión más compleja y gratificante que haya podido autoimponerme.

Vivir contigo es magia y verte crecer, mi mayor satisfacción. Porque aprendo cada día de la fortaleza de mi persona cuando asumo mi debilidad ante ti. Porque entiendo de mi valentía cuando saco fuerzas que creía inexistentes para seguir adelante por ese motor que eres desde el primer momento en que te vi.

Pues eres la alegría por la que mi mundo gira. Y esto es así desde que, emocionada, aprecié el test arrojar un sorprendente “afirmativo” que me dejó pasmada por días. Te convertiste desde entonces en la piedra que supo pulir el diamante.

Es que sacaste de mí lo mejor. Robaste mis mejores sonrisas, las más sentidas palabras para demostrarte mi profunda admiración por ti y ese amor incondicional que siento y explota mi corazón. Me inculcaste naturalmente la generosidad y solidaridad extrema al buscar siempre tu bienestar y felicidad.

Me diste mil razones para vivir, para reír. Me enseñaste a disfrutar de lo simple, que es lo que realmente vale más que todo el oro del mundo. Te convertiste en el bastón que me sostiene día a día, en mi fuerza motriz que me empuja a lograr imposibles.

El único capaz de hacerme bien siempre

Hijo amado, eres mi cielo entero, mi sol, mi luz y mi todo. No es para menos, considerando que te convertiste en ese pequeño ser que consigue lo que nadie. El único capaz de hacerme bien, muy bien. Una persona sana en cuerpo y alma.

Eres el único capaz de hacerme sentir sumamente especial. Jamás había sido tan importante, cuando no fundamental, para alguien. Sin pensarlo, me transformé en tu eje. Entendí así que desde la hora cero, éramos uno.

Te siento parte mía. Te entregué mi corazón que va adonde quiera que vayas. Siento tu dolor como propio. Pero lo mejor es que siento cada logro y concreción de sueños y metas como míos también. Porque tu felicidad es mi felicidad. Y nada más hermoso que verte desarrollar de la mejor manera.

Es que siempre mi único anhelo ha sido que seas la persona más feliz del mundo. Que te sientas realizado. Saber que dejé en tus manos todas las herramientas. Para que cuando llegue el día de echarte a volar, puedas hacerlo bien alto. Pero siempre recordando que estaré esperando en cada aterrizaje.

Porque no te olvides, mi vida hermosa, que mami te ama con todo su corazón y su alma. Por eso, tiene una paciencia infinita para esperarte siempre con los brazos abiertos. Sin importar las caídas, la distancia o las circunstancias. Porque tu fuiste y eres el único capaz de llenar cualquier vacío de mi corazón.

Bibliografía

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