El equilibrio entre orden y creatividad, imprescindible para criar niños sanos

¿Los niños disciplinados son poco espontáneos? ¿Los chicos creativos son irresponsables? Descubre cómo hallar un equilibrio entre ambas facetas.
El equilibrio entre orden y creatividad, imprescindible para criar niños sanos
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 11 diciembre, 2020

¿Has visto alguna vez a un niño saltando en un charco y a su madre angustiada por cómo se estaba manchando la ropa? ¿Has conocido casos en los que los niños llegan al colegio agotados por haberse acostado mucho más tarde de lo debido? Los anteriores ejemplos son situaciones cotidianas que se presentan en numerosas familias y que ilustran a la perfección la falta de equilibrio entre orden y creatividad.

Cada niño es un mundo y, del mismo modo, cada madre y cada familia también lo son. No todos los niños presentan los mismos rasgos de personalidad y no en todos los hogares se siguen las mismas normas y valores.

Algunos padres apuestan más por fomentar la espontaneidad y otros por inculcar disciplina. Y toda elección es válida, pues se hace buscando el mayor bien para el menor. Sin embargo, es imprescindible que en todo caso exista un cierto equilibrio.

Niño pintando y dibujando con témperas.

Las alas de la creatividad

Es indudable que los niños necesitan desarrollar su imaginación y que han de crecer en entornos que la favorezcan. Esta habilidad que todos poseen de forma innata en mayor o menor medida les permite explorar y conocer el mundo que les rodea. Probar, indagar, descubrir…, son procesos que llevan a los pequeños a comprender su entorno y a saber desenvolverse en él.

La creatividad les permite desarrollar sus destrezas cognitivas, motoras y sociales. Les estimula, aumenta su autoestima y la confianza en sí mismos. Es una excelente manera de explorar sus talentos e incentivar su curiosidad. Todos los niños han de sentirse libres para intentar y fallar, cambiar de rumbo y descubrir las consecuencias de sus actos.

Fomentar su creatividad es ayudarles a desarrollar una capacidad crítica, una personalidad segura y espontánea y una actitud flexible y adaptable a los cambios. Es, por tanto, de un incalculable valor para su crecimiento personal.

El ancla del orden

Por su lado, el orden representa también un valor sumamente útil y necesario para estas pequeñas personitas en formación. Está demostrado que las rutinas y los horarios proporcionan a los niños una sensación de seguridad y previsibilidad. Los límites y normas claros y coherentes son también fundamentales para su desarrollo. Esto les ayuda a aprender a tolerar la frustración y a volverse más responsables y perseverantes.

Ser ordenados con sus espacios, con sus juguetes y con sus horarios se traduce en un mayor equilibrio mental y emocional. Además, el orden es necesario para inculcar valores tales como la disciplina, el autocuidado y el respeto por uno mismo y por los demás.

Por ejemplo, guardar el turno de palabra, recoger la ropa del baño después de ducharse o tirar la basura a la papelera son sencillos gestos de orden imprescindibles para que la convivencia sea armoniosa.

El equilibrio entre orden y creatividad

Todos somos conscientes, al menos a nivel teórico, de que ambas cualidades son necesarias para criar niños sanos. Sin embargo, a la hora de llevarlo a la práctica, muchas veces nos cuesta hallar ese equilibrio entre orden y creatividad. Así, tendemos a inclinarnos excesivamente hacia uno de los extremos. Y escojamos el que escojamos, esto tendrá consecuencias no muy positivas.

Niña saltando en los charcos porque sabe que el equilibrio entre orden y creatividad es muy importante.

Si les damos a nuestros niños alas para jugar, soñar, imaginar y explorar, crecerán libres y espontáneos, sí. Pero indudablemente les hará falta una estructura que los haga sentir contenidos y una guía que les oriente sobre cómo actuar.

Un exceso de creatividad sin orden puede crear niños irresponsables, dispersos, incapaces de concentrarse y de trabajar por una meta. Niños que al salir al mundo real comprobarán que existen normas que todos hemos de acatar y no serán capaces de hacerlo. En definitiva, serán chicos infelices.

Sin embargo, un exceso de orden tampoco resultará mucho más positivo. La rigidez y la disciplina excesivas conducen a los niños a desarrollar una personalidad sumisa y complaciente, incapaz de pensar por sí misma y con serias dificultades para adaptarse a entornos diferentes.

Así, tratemos de no cortar sus alas, pero asegurémonos de que cuentan con una tierra firme a la que volver. Permite que tu hijo salte en los charcos, que se ensucie las manos, que experimente. Pero enséñale también el valor de limpiar lo que se ha ensuciado, recoger lo que se ha desordenado y cuidar de su mundo interno y externo. El equilibrio entre orden y creatividad es lo que forma niños felices.


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