3 trucos para enseñar a masticar a los niños
Enseñar a masticar a los niños puede no ser tarea fácil. Es preciso armarse de paciencia en este punto, ya que se trata de una etapa determinante para la salud del pequeño. Resulta fundamental que se acostumbren pronto a las texturas de los alimentos y que aprendan a manipularlos con solvencia.
Por este motivo, te vamos a dar una serie de trucos para enseñar a masticar a los niños. Si los pones en práctica, conseguirás que el bebé adquiera nuevas habilidades a nivel motor, lo que repercutirá en una dieta más saludable y en mayores opciones de productos a introducir en la misma.
Enseñar a masticar a los niños a partir de los 8 meses
Los primeros dientes suelen salir entre los 6 y los 8 meses. Por ello, en este punto el bebé debería estar preparado para realizar masticaciones. Al principio, es necesario ofrecer alimentos que sean muy sencillos de procesar, como la zanahoria cocida. Si esta se encuentra blanda, el niño podrá morderla sin problemas.
1. A los 8 meses, brindar alimentos blandos
Además de la zanahoria cocida, no resulta mala idea darle al bebé otros vegetales con los que pueda experimentar. Un ejemplo sería el apio crudo. También, el plátano o algunos pedazos de queso son óptimos para introducir en la dieta en este momento.
No obstante, es preciso evitar los comestibles duros, como son las galletas o el pan. Además, estos alimentos cuentan con azúcares simples en su interior. Dicho ingrediente resulta perjudicial para la salud metabólica de los más pequeños, tal y como afirma un estudio publicado en la revista Journal of Pediatric Gastroenterology and Nutrition.
2. Desde los 10 meses, ofrecer frutas y papillas
Una vez que el bebé cumple 10 meses, es posible utilizar cada vez menos la batidora para procesar los alimentos que se le ofrecen. Ahora, ya basta con aplastar ligeramente muchos comestibles con un tenedor para formar una papilla con tropezones.
En este momento, se puede comenzar a introducir en la dieta frutas algo más duras como la sandía, el melón o la pera. De todos modos, es fundamental que se retiren bien las pepitas para evitar atragantamientos que pongan en riesgo la salud del niño. Otra opción es incluir en la dieta fresas, albaricoques u otros frutos rojos, aunque hay que asegurarse de que no generan alergias.
Ten siempre presente que la inclusión de la fruta en la alimentación del bebé se considera fundamental. Estos alimentos contienen en su interior una gran cantidad de compuestos con actividad antioxidante. En este sentido, son capaces de neutralizar la formación de radicales libres, lo que protege frente al desarrollo de patologías complejas. Así lo evidencia una investigación publicada en European Journal of Medicinal Chemistry.
3. A partir de los 2 años, incluir legumbres, pastas y carnes blandas
Una vez que el niño alcanza los dos años de vida, ya cuenta con una dentadura que le permite procesar la mayor parte de los alimentos. Por este motivo, se pueden incluir en la dieta legumbres, pastas e incluso ciertas piezas de carne. Ahora bien, estas últimas han de ser tiernas y estar bien cocinadas.
Poco a poco, conviene reducir la presencia de las papillas en la dieta para dar paso a un mayor consumo de alimentos sólidos. De este modo, se hace una transición hacia el tipo de alimentación propio de la infancia, donde ha de primar la variedad de comestibles.
Enseñar a masticar a los niños es fundamental para asegurar una dieta variada
Como has visto, podríamos dividir el proceso de masticación en tres etapas según la edad del bebé. Es importante que pueda cerrar satisfactoriamente cada una de ellas para proponer nuevos objetivos en la siguiente. Así, será necesaria una cierta dosis de paciencia, pero si poco a poco se introducen nuevos alimentos cada vez más difíciles de procesar, el éxito está garantizado.
Lo fundamental es que los cambios se lleven a cabo de manera gradual. No conviene retirar las papillas de un día para otro, sino incluir progresivamente más cantidad de alimentos sólidos en la pauta.
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