Enseñar a los adolescentes sobre el privilegio

Los adolescentes deben entender qué son los privilegios para que les puedan dar el valor que realmente tienen en la vida.
Enseñar a los adolescentes sobre el privilegio
María José Roldán

Escrito y verificado por la psicopedagoga María José Roldán.

Última actualización: 12 abril, 2020

La vida está llena de privilegios y muchos adolescentes piensan que esos privilegios que tienen en sus vidas son sus derechos. Nada más lejos de la realidad. Es necesario que los adolescentes comiencen a darse cuenta de que lo que sienten como derecho es un privilegio que deberán trabajar para mantenerlo o ganárselo.

Esto, por ejemplo, se puede entender cuando los adolescentes tienen que entrar en la universidad. Algunos universitarios tienen más privilegio que otros: algunos estudiantes siempre tendrán dificultades financieras para pagar la escuela, mientras que otros no se preocupan por el dinero para la universidad por todo el que tienen los padres.

Un buen escenario para el aprendizaje del privilegio

Este escenario que te acabamos de comentar en el ejemplo anterior es ideal para poder entender esto sobre el privilegio y los adolescentes. Es el escenario ideal para hablar con los adolescentes sobre el privilegio y cómo el adolescente puede entender quiénes “tienen” y quiénes “no tienen”.

La vida es como una escalera, siempre habrá alguien por encima y alguien por debajo. Por eso, es importante disfrutar de lo que se tiene hoy y no echar de menos lo que no se tiene todavía. Por ejemplo, los jóvenes que trabajan mientras estudian en la universidad son un buen ejemplo de lo que significa aprender sobre el privilegio.

Chica adolescente de 16 años trabajando en una cafetería aprendiendo el valor del privilegio.

Trabajar durante la universidad para entender el privilegio

Trabajar durante los años de universidad les enseña a los estudiantes habilidades extremadamente valiosas que llevarán con ellos a sus carreras profesionales, como hacer malabarismos con múltiples responsabilidades a la vez, priorizar, administrar el tiempo y ser financieramente responsable.

Aquellos que tienen que preocuparse por el coste de la universidad realmente entienden el valor de un euro y tienen menos probabilidades de dar las cosas por sentadas.

Los adolescentes que reciben todo de sus padres, como dinero, cosas materiales o que no tienen normas claras no entenderán de privilegios y pensarán que todo lo que tienen son derechos solo por estar en este mundo, un pensamiento muy tirano que condicionará un mal comportamiento.

Además, trabajar para mantenerse en la universidad hace que el joven se mantenga ocupado, y las personas más ocupadas tienden a ser más felices. Hay menos tiempo para participar en actividades improductivas, menos tiempo para participar en abuso de sustancias o procrastinación y otras distracciones sin sentido.

Cuando los padres les dan todo a sus hijos, es el ejemplo de que los padres en estos días necesitan controlar y curar todo en la vida de sus hijos, en lugar de centrarse en criar niños resilientes que puedan manejar la decepción. El privilegio es algo que se necesita entender para poder comprender su valor.

El privilegio y las comparaciones

Para entender los privilegios, es importante (aunque pueda ser complicado) no compararse con los demás. Ver que otros tienen más dinero, mejor cultura, más amigos, una casa más grande, objetos de más valor que los nuestros…, puede ser complicado para muchos adolescentes. Pero es necesario dejar las comparaciones.

Adolescentes envidiosas hablando.

Al entender el privilegio, se comprende que las cosas hay que ganarlas por uno mismo, que nada se consigue sin esfuerzo y, sobre todo, que “quien algo quiere, algo le cuesta”, centrándonos en el esfuerzo que supone conseguir las cosas. Por ejemplo, si un adolescente quiere un dinero extra tendrá, que trabajar para conseguirlo, por ejemplo, cortándole el césped a su vecino cada semana.

Es posible que desees recordarle a tus hijos adolescentes que no deberían ser tan rápidos en juzgar a sus compañeros. Nunca se sabe la historia de fondo de nadie. Puede que no estén trabajando o tengan desafíos financieros, pero pueden estar agotados emocionalmente.

Siempre habrá alguien más que tenga más o mejor. Esto no define quién eres. Nuestras experiencias crean carácter y realismo. Nuestras experiencias son solo parte de nuestra historia.

Los envidiosos nunca ganan

Compararse con los demás solo es una trampa que no nos hará sentirnos bien con nosotros mismo. Es necesario aceptarnos tal y como somos y no quedarnos anclados en el resentimiento y los celos hacia los privilegios de otras personas, porque eso no lleva a ninguna parte.

La hierba siempre es más verde, sea cual sea tu suerte en la vida, seas rico o pobre. Es por esto que resulta imprescindible recordar a los adolescentes que lo que importa en la vida es estar agradecido.

Estas tensiones hacia los privilegios son buenas y demuestran su interés en hacerlo bien y tener éxito. El estrés muestra que les importa y es un estado elevado de excitación que provoca una respuesta para hacer que las cosas suceda. Los envidiosos nunca ganan.


Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.