Enseña a tus hijos a no renunciar a sus principios

Durante la infancia y la adolescencia, la necesidad de aprobación puede llevar a los jóvenes a tomar decisiones de las que luego se arrepientan. Enseñémosles a ser fieles a sus principios.
Enseña a tus hijos a no renunciar a sus principios
Elena Sanz Martín

Escrito y verificado por la psicóloga Elena Sanz Martín.

Última actualización: 03 noviembre, 2019

La vida en sociedad lleva implícita la necesidad de pertenencia y el deseo de aprobación ajena. Esto es algo natural y todos, en mayor o menor medida, nos adaptamos a los demás para poder establecer vínculos. No obstante, hemos de enseñar desde bien temprano a nuestros niños a no renunciar a sus principios, pues ninguna relación saludable te hará desprenderte de tu propia esencia.

Todos sabemos que la adolescencia es la etapa por excelencia de los amigos. El grupo de iguales pasa a constituir una parte muy importante de la identidad de los jóvenes. Sin embargo, ya en la infancia se hace notable la presión por encajar y ser aceptado. Por ello, no debemos posponer la conversación sobre la importancia de seguir siendo uno mismo.

No renunciar a sus principios es mantenerse fieles a sí mismos

Nuestros principios conforman nuestro ser esencial y definen nuestras actitudes y deseos, lo que esperamos dar y recibir. Estos preceptos nos guían en el camino de la vida y nos sirven de brújula a la hora de tomar decisiones. Si bien existen algunos principios universales, cada persona los adopta en mayor o menor medida, y esto la convierte en la persona que es.

Padres educando a sus hijos y enseñándoles a no renunciar a sus principios desde temprana edad.

Como padres, nos esforzamos por inculcar a nuestros hijos ciertos valores, por ayudarlos a entender la diferencia entre el bien y el mal. Tratamos de darles ejemplo y herramientas para que se conviertan en personas en el más amplio sentido de la palabra.

Indudablemente, el entorno familiar sienta las bases de la educación en valores de un menor. Sin embargo, en varias ocasiones la vida lo pondrá a prueba, haciendo tambalear cualquier principio moral que no se encuentre bien arraigado.

El deseo de ser aceptado por sus compañeros y la necesidad de formar parte de un grupo puede llevar a niños y adolescentes a tomar decisiones de las que posteriormente se arrepientan. Por ello, expliquémosles la enorme importancia que tiene no traicionarse a sí mismos por ganarse el afecto de nadie más.

Enseña a tus hijos a no renunciar a sus principios

Respeto por sí mismo

El respeto por uno mismo es absolutamente clave para que un niño (y también un adulto) pueda ser feliz. Ayudar a un infante a saber escuchar sus propios deseos y comprender sus emociones le facilitará la vida en muchos aspectos. Pero, además, tratemos de inculcarles que elegirse a sí mismos primero no es un acto egoísta, es el acto del amor más importante de todos, el amor propio.

Forjemos en ellos una autoestima tan sana que no duden cuando alguien les exija renunciar al autorrespeto. Una persona que trate de humillarnos, utilizarnos o vapulearnos no merece nuestra amistad. Y esto los niños han de tenerlo nítidamente claro.

Respeto por los demás

Muchas veces los niños y jóvenes pueden encontrarse situaciones en las que tendrán que tomar partido por la víctima o por el verdugo. Quizá, su grupo de amigos está criticando, agrediendo o extorsionando a otro compañero y ejerce presión en el menor para que tome el mismo camino.

Padres dando un paseo con sus hijos y enseñándoles a no renunciar a sus principios.

El miedo a ser rechazado puede conducirle a participar de la dinámica agresora, por ello, resultan tan necesarios unos valores bien arraigados. Un niño asentado en la bondad, la tolerancia, la solidaridad y la empatía será más proclive a negarse a este tipo de comportamientos. Comprenderá que no es algo aceptable, no solo por el daño causado a un tercero, sino porque sus actos lo definen a él como persona.

Honestidad

Desde el inicio de la preadolescencia es común que los jóvenes comiencen a decir pequeñas mentiras o a omitir partes de la verdad a sus padres. Algo que puede formar parte del proceso normal de formación de la identidad puede llegar a más si el valor de la honestidad no está bien trabajado.

Hemos de intentar transmitir a nuestros hijos que la honradez es el camino valiente. Puede parecer que mentir puede ahorrarnos problemas en ciertas ocasiones, pero a la larga solo empeora la situación y nos convierte en personas desleales.

Estos son solo algunos ejemplos, pero cada persona forja su personalidad con los principios que cree importantes. Como padres, tratemos de guiar a los más pequeños en la elección de aquellos valores que guiarán su crecimiento. Trabaja con tus hijos en la integración de aquellos principios que consideres necesarios; estarás dando forma a un ser humano maravilloso.


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