5 ejercicios de psicomotricidad gruesa para niños

Implementa estos ejercicios de psicomotricidad gruesa para que tus hijos mejoren su desarrollo, ¡mientras se divierten jugando!
5 ejercicios de psicomotricidad gruesa para niños
Andrés Felipe Cardona Lenis

Revisado y aprobado por el licenciado en educación física y deportes Andrés Felipe Cardona Lenis.

Última actualización: 24 abril, 2022

El desarrollo infantil es uno de los aspectos más relevantes para la vida del ser humano. Justo en esta etapa se sientan las bases para el futuro, tanto en los aspectos psicológico, físico, emocional y social. En este caso, haremos énfasis en la psicomotricidad gruesa.

Para quienes no conocen de qué se trata, la psicomotricidad es un término que se centra en las habilidades para controlar los movimientos del cuerpo. De esta forma, las personas interactuamos con el entorno y así, incentivamos el desarrollo de otras habilidades, como las psicosociales.

Con base en lo anterior te enseñaremos en qué consiste la psicomotricidad gruesa y qué ejercicios puedes realizar para potenciarla en tus niños.

¿Qué es la psicomotricidad gruesa?

La psicomotricidad alude al control sobre el propio cuerpo y sus respectivos movimientos. En otras palabras, es la combinación del aspecto cognitivo y del físico (motor) hasta lograr un delicado equilibrio.

Dentro de esta habilidad, sobresalen dos esferas principales: la psicomotricidad gruesa y la fina.

La primera consiste en los movimientos corporales ejecutados por las grandes estructuras de sostén. Es decir, caminar, correr, saltar o trotar. Todos estos movimientos requieren del trabajo coordinado de varios grupos musculares y óseos.

Por otra parte, este tipo de movimientos son los primeros que se aprenden. A pesar de esto, se hace necesario trabajarlos a fin de mejorar las capacidades psicofísicas del pequeño.

Ejercicios de psicomotricidad gruesa

Con el fin de que los niños potencien estas habilidades, es recomendable implementar una serie de ejercicios. Recuerda que la mayor parte del trabajo físico de los pequeños debe estar enfocado en el juego, pues el entretenimiento lo motiva a ejecutarlo.

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Jugar a los espejos es una propuesta muy entretenida y una estrategia didáctica para estimular la psicomotricidad de los niños pequeños.

1. El juego del espejo

El juego del espejo se centra en la imitación de movimientos corporales. Lo óptimo es realizarlo con varios niños agrupados en parejas, pero si lo vas a realizar solo con tu hijo, tú puedes ser su par.

Para efectuarlo deben ubicarse frente a frente, tal y como en un espejo. A partir de allí, ejecuta movimientos para que tu hijo los imite.

Te aconsejamos comenzar con movimientos lentos y simples, de gran amplitud articular. De esta manera, tu hijo podrá tomar el ritmo poco a poco.

No olvides intercambiar roles para que él proponga también sus secuencias.

2. Equilibrio sobre la línea

El equilibrio hace parte fundamental de la motricidad gruesa, por lo que se debe estimular constantemente.

Con el fin de trabajar esta capacidad física, debes implementar ejercicios que involucren el equilibrio dinámico y el estático. Por medio del ‘equilibrio sobre la línea’ es posible estimular ambos tipos.

Te aconsejamos trazar una línea sobre el suelo, la cual cuente con el ancho suficiente para ubicar el pie. Justo sobre esta, da las indicaciones para realizar diversos movimientos: caminar, saltar y mantener el equilibrio sobre una pierna son los más comunes. Recuerda que todos deben ser ejecutados sin apoyar los pies o las manos fuera de la línea.

3. Juego de bolos

El juego de bolos puede ser practicado por niños de cualquier edad, pues sobresale como una alternativa entretenida y alegre. Pero además de un entretenimiento, este juego favorece al desarrollo de la psicomotricidad gruesa debido a los movimientos corporales que requiere para su realización.

Si careces de un juego de bolos puedes elaborar el tuyo con botellas plásticas. Solo debes preparar el escenario para que tu hijo se disponga a lanzar. Ubica algunos bolos a una distancia poco lejana y ¡a jugar!

Con el paso de los lanzamientos agrega más bolos y aumenta la distancia para hacerlo un poco más difícil.

4. Juego de roles con animales

Tal y como se mencionó anteriormente, los ejercicios realizados a través de los juegos son más llamativos para los niños.

En este caso, el objetivo principal es que tu hijo asuma el rol de algún animal y haga los movimientos propios de dicha especie. Por ejemplo, si es un canguro, debe emular los saltos que este hace para desplazarse.

Con el fin de hacer el juego más entretenido y complejo, puedes implementar los roles según la temática de hábitat natural. Le indicas a tu hijo que interprete animales de la selva, o del océano, y así sucesivamente.

5. Pintar con los pies

Pintar con las manos favorece el desarrollo de la psicomotricidad fina, ¿pero pintar con los pies?

Empapar la planta del pie con témperas de colores es de por sí muy divertido para los pequeños. Sumado a eso, si pones lienzos por la casa y les propones caminar y formar diferentes figuras, lo pasarán genial.

Al realizar esta actividad, tu hijo tendrá que moverse de diversas maneras e incluso, mantener equilibrio para evitar caerse. Si lo piensas bien, es una gran alternativa para fortalecer la psicomotricidad gruesa.

pies huellas nino colores
Invita a tu hijo a hacer arte con sus pies por toda la casa. Eso sí, asegúrate de colocar un lienzo o un papel bien amplio para evitar accidentes.

Psicomotricidad gruesa, entre más rápido mejor

Las capacidades físicas deben ser trabajadas desde temprana edad con el fin de conseguir un mejor desarrollo de las mismas. Durante la infancia, el cerebro y todo el organismo se encuentran más sensibles al aprendizaje y la psicomotricidad no es la excepción.

Prácticamente, todos los movimientos del cuerpo se construyen desde la infancia y tú puedes ayudarle a tu hijo a estimularlos por medio de los ejercicios anteriormente expuestos.


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