Como tratar heridas infectadas en niños

Para tratar las heridas infectadas de los niños es importante procurar una buena limpieza y un uso adecuado de antibióticos. Te contamos todo lo que debes saber al respecto.
Como tratar heridas infectadas en niños
Leidy Mora Molina

Revisado y aprobado por la enfermera Leidy Mora Molina.

Escrito por Leidy Mora Molina

Última actualización: 19 abril, 2022

En su afán de explorar y conocer el mundo que los rodea, los niños son propensos a sufrir heridas en su piel, de diferentes tamaños y gravedad. Y los padres debemos estar atentos a la evolución de las mismas y brindar el tratamiento oportuno cuando resulten infectadas.

A continuación, te vamos a contar todo lo que debes saber para manejar una herida infantil y evitar complicaciones. ¡No te lo pierdas!

¿Por qué se infecta una herida?

Las heridas en la piel se producen cuando se pierde la integridad de dicho tejido, ya sea por una raspadura, una quemadura, un corte o una perforación.

Algunas veces, estas lesiones quedan limitadas al plano superficial de la epidermis. Pero en otros casos, pueden extenderse hacia los tejidos blandos ubicados por debajo de la dermis: grasa, músculos, tendones o nervios.

Cabe destacar que una de las funciones principales de la piel es servir de capa protectora del organismo, pues evita la entrada de gérmenes nocivos. Cuando se produce una herida, se abre una puerta de entrada para estos microorganismos y si no se ofrecen los cuidados apropiados puede desarrollarse una infección.

Cuando las bacterias y los hongos invaden los tejidos profundos, no solo impiden la cicatrización de la herida, sino que también provocan daños más severos en la zona. Incluso, pueden extenderse a otras partes del organismo e infectar varios órganos distantes.

Ahora bien, no todas las heridas son igualmente propensas a infectarse. En general, las mordeduras, las quemaduras o las heridas quirúrgicas son las de mayor riesgo. Sin embargo, las heridas pequeñas y superficiales mal cuidadas pueden evolucionar hacia la infección.

Niño con herida en la rodilla curándosela.
La curación inicial de las heridas es un factor clave para el correcto proceso de cicatrización.

¿Cómo se manifiesta una herida infectada?

Las heridas infectadas manifiestan un retraso en los tiempos habituales de cicatrización y se acompañan de los siguientes síntomas cardinales:

  • Rubor: las heridas suelen tener un halo rojo alrededor, pero cuando este enrojecimiento se expande más allá del área dañada y sus bordes pierden nitidez, podrían sugerir una infección.
  • Calor: se produce por un aumento en la llegada de sangre a la lesión como estrategia del sistema inmunitario. También, habla de un trabajo activo por parte de las células de defensa (leucocitos).
  • Dolor: una herida infectada se vuelve dolorosa al tacto. Al cabo de un tiempo, puede despertar un dolor punzante espontáneo y una mayor sensibilidad del tejido.
  • Edema y liberación de pus: de la misma manera que se produce calor, la llegada de mayor cantidad de sangre a la herida provoca que el tejido que está debajo se eleve. Incluso, es posible que comience a liberar unas secreciones verdosas o amarillentas (pus) como resultado de la defensa del organismo. También, que emane un olor fétido.

Cuando las heridas infectadas de la piel no se tratan a tiempo, los gérmenes avanzan hacia los tejidos profundos e incluso, a la sangre. Esto provoca una serie de síntomas generales como los que se enumeran a continuación:

  • Fiebre y escalofríos.
  • Malestar general.
  • Dolores en las articulaciones.
  • Cambios en la coloración de la piel o de las mucosas del organismo.
  • Náuseas y vómitos.

¿Cómo se tratan las heridas infectadas en los niños?

El tratamiento de las heridas infectadas en los niños se basa en una buena higiene, en la administración de antibióticos y en el seguimiento estrecho de su evolución.

Ante todo, lo más importante es prevenir la infección y para eso, es necesario realizar la primera limpieza de forma adecuada. Con este fin, vale tener en cuenta los siguientes puntos:

  • Lavarse bien las manos con agua y con jabón antes de proceder con la cura y de ser posible, utilizar guantes durante la misma.
  • Limpiar la herida con suero fisiológico y jabón neutro. De no contar con esta solución, usar agua hervida. Si la herida tiene restos de tierra u otros materiales orgánicos, arrastrar los residuos sin dañar con una gasa estéril. No utilizar algodón.
  • Colocar un antiséptico local (alcohol 70°, clorhexidina al 2%, povidona yodada, entre otros). Se desaconseja utilizarlos más allá de las primeras 24 a 48 horas, pues interfiere con el proceso de cicatrización.
  • No mezclar los antisépticos, excepto en los casos en los que vengan preparados de esta forma. Hay que destacar que estas sustancias son irritantes, por lo que se debe valorar la respuesta de la piel ante su uso.
  • Dejar secar la piel al aire y solo cubrir cuando pueda ensuciarse. Para ello, emplear una gasa o tejido abierto que permita airear la herida.

Si no se ha producido cicatrización al cabo de 1 o 2 días, es importante solicitar la valoración del médico, pues podría ser un signo temprano de infección.

Las curas deben hacerse todos los días, aunque el esquema de cuidados dependerá del tipo de lesión y de las recomendaciones de los especialistas.

¿Y si la herida está infectada?

Cuando la herida presente características de infección, pero se mantenga localizada, será necesario enfatizar el procedimiento de curas diarias; es decir, reforzar el lavado con solución fisiológica y jabón neutro y la remoción del tejido infectado y dañado con ayuda de una gasa. Luego, se agregará un ungüento antiséptico o una crema antibiótica.

Cuando una herida está infectada es necesaria la valoración médica para que determinar la gravedad e indicar el tratamiento farmacológico más apropiado según el caso.

Cosas que debes evitar al curar la herida de un niño

No hay nada más preocupante que ver a un hijo con una herida y esto hace que actuemos rápidamente, pero sin reparar en los detalles. Las siguientes prácticas podrían favorecer a la infección posterior, por lo que debes evitarlas:

  • Soplar la herida, pues bacterias de tu boca y tu saliva pueden infectar la herida.
  • Lavar la herida con agua y jabón y colocar antiséptico por encima. Si la herida no se lava y se limpia con gasas, puede dejar restos de tejido dañado o microorganismos patógenos que causen luego una infección.
  • Frotar bruscamente la herida para quitar la suciedad. Esto podría agravar la lesión y despertar mucho dolor.
  • Aplicar ungüentos o crema dental para aliviar el dolor de una quemadura. Luego de una quemadura, el tejido queda expuesto y más sensible, por lo que este tipo de sustancias incrementan la irritación y el dolor. De igual forma, en las quemaduras de segundo grado, no se deben romper las ampollas pues aumenta el riesgo de infección.
  • Limpiar la herida con algodón, en vez de usar gasas.
  • Usar cremas antibióticas o antiinflamatorias con corticoesteroides sobre las heridas sin indicación médica.
Niña con una herida en el codo.
Una de las reacciones más inmediatas luego de producirse una herida es soplarla. Pero esto no se aconseja, pues podría aumentar el riesgo de infección.

Acerca de los cuidados de una herida infectada

Como vimos, la infección de una herida depende de la gravedad de la misma, la zona en la que se encuentra y la respuesta inmunológica del niño. Sin embargo, una buena cura inicial y un buen seguimiento del proceso de cicatrización son las claves para evitar su infección.

Si luego de un par de días la herida no cicatriza, lo ideal es acudir al médico para su valoración e indicación del tratamiento adecuado para evitar complicaciones.


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