Sabemos que cada persona es distinta, pero aún así existe una gran tendencia a realizar clasificaciones y a colocar etiquetas. Recordemos que a pesar de que existan mil maneras distintas de comportarse o de vivir en general, seguimos siendo todos seres humanos.
En el caso de los niños, muchas veces los adultos tienden a etiquetarlos en un intento de comprenderles mejor. A veces, incluso el trato con ellos se hace complicado por culpa de estas mismas etiquetas. Por esta razón, es importante que, para empezar, tengas la disposición de abrir tu mente y expandir tu paradigma personal.
Si alguna vez has visto o tienes un hijo que consideras que es singular, puede que incluso le hayas etiquetado como ”peculiar”. Pero, ¿qué es entonces un niño peculiar? En sí, la propia definición de ”niño” incluye, entre sus características, las peculiaridades.
Para efectos prácticos se denomina como niños peculiares a aquellos que se salen de lo dictado por la norma, aquellos que no se ajustan del todo en un canon determinado. Bien sea por su personalidad, gustos, o cualquier otro aspecto.
El signo de la peculiaridad
A lo largo de la historia, las peculiaridades de los niños han sido consideradas como la etiqueta o la característica que los definían.
Cuando olvidamos que detrás de todo eso hay un niño que no ha pedido dicha peculiaridad, olvidamos a esa personita que lo único que quiere es formar parte de lo que la sociedad llama “normal“.
Y es que lo normal es algo que establecemos entre todos, así que, ¿por qué no cambiarlo? ¿Por qué no entendemos que no hay normal, anormal o subnormal? Todos somos personas. No olvides que tus propias características también pueden estar por encima, por debajo o igual a las de los demás.
No debe existir diferencia entre los seres humanos, la razón es que todos pertenecemos a la isla esencia humana… Entonces ¿por qué somos tan necios de buscar y etiquetar a nuestros propios semejantes?
– Yadiar Julián-
Cómo tratar a niños peculiares
Sabemos que, en ocasiones, es más difícil para ti que para el niño la interacción social. Sea como sea, recordemos que sigue siendo un niño, así que con estos pequeños consejos y tu propio sentido común, no tendrás problema.
- Prohibido gritar. No hace falta alzar el tono de voz cuando hables con niños con peculiaridades, sean las que sean. Si el pequeño tiene algún tipo de dificultad auditiva y no lleva prótesis intenta acercarte para hablarle en tono normal. Los gritos no son agradables para nadie.
- Procura ponerte a su altura. Literalmente, agáchate y ponte a su altura. Los adultos resultamos más amenazantes para los niños porque solemos ser más altos. Si te agachas, notan cercanía y se facilita el trato.
- Evitar etiquetarles. El trato se hace más complicado cuando en lugar de ver a un niño ves sólo la dificultad o enfermedad que tiene. Tiene capacidades, fortalezas, características que le hacen único. Aprende a mirar más allá.
- No le obligues a responder. Ni a acercarse, ni a darte un beso. Su espacio personal, al igual que el del resto de personas, es muy importante para ellos, así que respétalo. Pregúntales, pero no fuerces a que respondan.
Otros consejos importantes
- Sé paciente. A menudo, estos niños tienen características que para la visión de un adulto pueden resultar algo agitadoras. Sé paciente. Sólo necesitas algo de tiempo para entenderle.
- Observa. Para tratar con niños peculiares has de aprender a observar por encima de todo. Los niños te irán dejando pistas de cómo se sienten y qué necesitan. Esa información te resultará útil a la hora de tratar con ellos.
- Cambia la forma de pensar. No hay normas a seguir en las interacciones más allá de sentirnos todos cómodos. A veces creemos que es incómodo algo que no lo es. Somos nosotros los que lo hacemos incómodo.
- Dar por hecho queda descartado. Si no conoces algo de la peculiaridad del niño, pregúntale a sus padres o a él mismo. No des por hecho que puede o no puede hacer. Preguntar con respeto, prudencia y humildad no genera rechazo.
¿Cómo te van a tratar los niños peculiares a ti?
Los niños con características especiales pueden ser más reservados o más extrovertidos; más cariñosos o menos sociables. Pueden ser de muchas formas, pero siempre agradecen a aquellos que se toman la molestia de tratarles con cariño y respeto.