Cómo educar a los hijos sin perder los nervios

Para no perder los nervios cuando estamos educando a nuestros hijos, es importante establecer, desde que son pequeños, unos límites y reglas que rijan su comportamiento.
Cómo educar a los hijos sin perder los nervios
Mara Amor López

Escrito y verificado por la psicóloga Mara Amor López.

Última actualización: 31 enero, 2021

Los padres, a veces, tenemos la costumbre de gritar a nuestros hijos cuando hacen algo inapropiado. Algunos, incluso, recurren a las descalificaciones. Estas, si se usan de forma aislada, no tienen por qué dañar su equilibrio emocional, pero no hay que hacer sufrir a los pequeños de manera innecesaria. Podemos educar a los niños sin perder los nervios.

Utilizar los gritos y regaños de forma continuada no resulta nada efectivo, al contrario, puede ser muy contraproducente. Por eso, es importante que intentemos no perder los nervios ante las malas conductas de los niños.

¿Por qué perder los nervios lleva a los padres a gritar a los hijos?

Los padres, a veces, imitamos los modelos de nuestros progenitores a la hora de educar a nuestros hijos y otras veces pensamos que dando caña a los niños estos se convertirán en personas más exitosas. Muy frecuentemente, estas conductas tan exigentes hacia nuestros hijos son debidas a nuestras tensiones personales, que acaban haciéndonos perder los nervios y lo pagan ellos.

Padres regañando a su hijo sin perder los nervios.

Todos, en alguna ocasión, sintiéndonos desbordados por las distintas situaciones a las que nos enfrentamos diariamente, hemos perdido los nervios y lo hemos pagado con nuestros hijos.

Corregir un mal comportamiento de nuestros pequeños a través de un tono elevado o humillaciones no va a tener el efecto que queremos. Es importante que, a la hora de educar a los niños, tengamos autoridad y fijemos unos límites y normas claras, sin llegar al autoritarismo ni a perder los nervios.

Consecuencias de gritar a los niños

Cuando los padres perdemos los nervios y lo pagamos con nuestros hijos, regañándoles por cualquier cosa, estamos perjudicando su autoestima, ya que los niños no se sienten valorados ni queridos por sus padres.

Al final, esto acaba por ser un obstáculo para establecer una relación sana, afectiva y amorosa con los padres. Esto también puede provocar rebeldía en los niños y que desafíen continuamente nuestra autoridad, cosa que debemos evitar por todos los medios.

Si los padres llegamos a perder los nervios y nos mostramos agresivos con nuestros hijos, además de que los dañemos emocionalmente, también estamos siendo un modelo inadecuado de conducta. En un futuro, el niño puede aplicar esa agresividad con hermanos, amigos, compañeros y, más adelante, incluso con su pareja.

Corregir las conductas de los niños sin perder los nervios

Para conseguir que los niños tengan comportamientos adecuados, es crucial que, desde que son pequeños, establezcamos unos límites y normas. Tan malo es ser autoritario como permisivo. Lo que mejor resultado da es reforzar las conductas que sean adecuadas y buscar siempre opciones alternativas a los malos comportamientos.

Es importante que le expliquemos al pequeño, de forma clara, qué es lo que esperamos de él y cómo debe hacer las cosas, dándole tiempo para ponerlo en práctica. Valorar sus esfuerzos para conseguir tener buenos comportamientos, elogiar siempre sus logros con afecto, amor, atención y nuestra compañía. Solo de esta manera conseguiremos que sean responsables y alcancen la madurez.

¿Qué debemos evitar a la hora de educar a un niño?

A la hora de educar a un niño sin perder los nervios debemos evitar hacer ciertas cosas:

  • No cumplir con lo que le hemos prometido o con los castigos que hemos puesto.
  • No ceder si hemos dicho que no a algo.
  • Evitar que haya contradicciones a la hora de educar entre el padre y la madre.
  • No escuchar cuando nos hablan.
  • No utilizar etiquetas descalificativas para referirnos a nuestros hijos.
  • Nunca amenazar y chantajear.
  • No exigirles que sean perfectos y que siempre tengan éxitos, sin dejarles un tiempo para el aprendizaje.
  • No generalizar utilizando las palabras “siempre” y “nunca”.
  • Sacar cosas pasadas y no centrarse en el hecho o comportamiento actual.

Consejos útiles para educar sin perder los nervios

Así pues, vamos a ver algunos consejos que pueden ser útiles para educar a nuestros hijos sin perder los nervios:

  • Establecer unas rutinas en el día a día para fomentar buenos hábitos: respeto, aseo, responsabilidad, etc.
  • Dejar claras las reglas importantes que se deben respetar en casa para no terminar enfrascados en discusiones que no van a llevar a ningún sitio.
  • Centrarnos más en lo que los niños pueden hacer a la hora de establecer límites en lugar de tanta prohibición.
  • Si queremos que los niños nos muestren respeto, nosotros tenemos que hacer lo mismo, es decir, tratarlos siempre con respeto.
  • Ayudarles a la hora de tomar decisiones cuando nos necesiten.
  • Mostrar coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos; no debemos olvidar que somos su ejemplo.
    Madre regañando a su hija sin perder los nervios.
  • No hacer comparaciones con otros niños, hermanos, primos, etc.
  • No debemos criticar delante de ellos a personas que consideren como autoridad: maestros, pareja, abuelos, etc.
  • Confiar siempre en ellos.
  • Dejar que hagan lo que puedan hacer de acuerdo a su edad.
  • Centrarnos en los aciertos y logros, nunca en sus fallos o debilidades. Valorar siempre su esfuerzo.
  • Si cometemos algún error, debemos reconocerlo y admitir puntos de vista diferentes al nuestro.

Es muy importante que eduquemos a los hijos sin perder los nervios. Es cierto que hay situaciones que pueden desbordarnos o pueden ponernos nerviosos pero, ante todo, tenemos que mantener la calma. Si ponemos en práctica estos consejos que hemos visto, será más sencillo no encontrarnos ante situaciones complicadas que nos llevan a perder los nervios.

En definitiva, desde que los niños son pequeños debemos corregir de forma adecuada, sin perder la calma, los malos comportamientos de nuestros hijos.


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  • Ballenato, G. (2007). Educar sin gritar: padres e hijos:¿ Convivencia o supervivencia?. La esfera de los libros.
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