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¿Cómo controlar la rivalidad entre hermanos?

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En algunas familias y en algunas ocasiones o circunstancias existen tensiones entre los hermanos. En este artículo compartiremos algunas estrategias para poder controlar la rivalidad entre hermanos.
¿Cómo controlar la rivalidad entre hermanos?
Escrito por María Matilde
Última actualización: 03 febrero, 2022

Los padres y madres, en alguna etapa del crecimiento de sus hijos, deben mediar entre los conflictos que existen entre ellos, y muchas veces se preguntan sobre cómo controlar la rivalidad entre hermanos, y que esta no llegue a convertirse en algún tipo de violencia, tanto física como verbal.

Si bien no siempre sucede así, pero en la mayoría de las veces, y por regla general, los hermanos pelean y discuten entre sí.  Esto ocurre en determinados periodos de sus edades, cuando son más pequeños o adolescentes, pero incluso cuando ya son más adultos.

¿Por qué los hermanos se pelean?

Los hermanos se pelean y tienen conflictos desde el nacimiento del segundo hijo o hija, ya que siempre el que ha nacido primero puede sentir un sentimiento de rechazo hacia su hermano o hermana, y una sensación de abandono por parte  de sus padres.

A medida que crezcan, los conflictos estarán relacionados con una multiplicidad de motivos que dependerán tanto de las personalidades de cada uno y de sus intereses.

Pero dependerán también de las características de la crianza y la educación que reciban respecto del tipo de relación entre hermanos que deben desarrollar y cultivar.

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Por lo tanto, las peleas, las discusiones, las rabietas, los celos y las envidias pueden tener múltiples causas, que pueden ir desde la necesidad de protagonismo y querer ser el centro de atención,  por objetos materiales, o por querer tener la razón siempre en cualquier circunstancia,

Sea por el motivo que sea, los hermanos, si bien pasan tiempo juntos, juegan, comparten y se defienden frente a los demás, a la par, compiten y marcan territorio.

Y para los padres, no solo es complicado, sino desgastante, mediar entre sus guerras y enemistades, sin dejar de plantearse cómo controlar la rivalidad entre los hermanos.

¿Cómo controlar la rivalidad entre los hermanos?

No existen recetas mágicas, pero sí algunos consejos que pueden orientar a los padres en esta ardua búsqueda de paz y tranquilidad en la relación entre los hermanos.

  • Hacerlos sentir siempre especiales por igual. Por más absurdo que parezca, existen muchas situaciones cotidianas en las que ellos sienten diferencias de trato.
  • Enseñarles desde muy pequeños a compartir absolutamente todo. Pero a la par también enseñarles a pedir prestado todo aquello que no es de uno.
  • Enseñarles a negociar y a llegar a acuerdos. Deben aprender a tomar decisiones de, si uno lo hace primero el otro puede esperar y, si espera, la próxima vez será él el primero. Ellos aprenderán los términos de los tratos a los que lleguen; lo importante es que dialoguen.
  • Que interioricen de pequeños que a un hermano, al igual que a cualquier otra persona, no se le grita, ni pega, ni empuja. Sino todo lo contrario: se le pide permiso, se le da las gracias, y se le pide perdón.
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  • Destacar las conductas y motivarlos por las que sean adecuadas con sus hermanos. Y remarcarles la importancia que tiene en la vida una buena relación entre ellos en cuanto al apoyo emocional, la confianza, lealtad y seguridad que significa una fuerte y unida relación entre hermanos.
  • Procurar que sus entretenimientos y actividades lúdicas no tengan ninguna carga de violencia, ni física ni verbal. Sea lo que sea que vean y consuman, deberá pasar por nuestro filtro y evaluar su adecuación, tanto por la edad como por los contenidos.
  • Debemos evitar las comparaciones entre ellos. Al contrario, ellos deben sentir que con sus errores y equivocaciones, son personas únicas, irrepetibles, y especiales.
  • Escucharlos siempre, aunque sepamos lo que nos van a decir o conozcamos sus justificaciones frente a una pelea. Pero debemos atender a sus razones y conseguir, mediante el diálogo, que entiendan otras, en caso de que estén equivocados.

En definitiva…

Debemos educar con el ejemplo. Los hermanos no sucumbirán fácilmente a un enfrentamiento si crecen en un clima de convivencia pacífica y de diálogo constante. Y, por supuesto, si no encuentran contradicciones entre los discursos y las acciones de su entorno.


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